Japón, Australia, las Filipinas y Hawai mantenían este sábado alertas de tsunami tras el sismo de magnitud 8,8 que sacudió Chile dejando más de 120 muertos, mientras algunos de los países más próximos al epicentro, como Ecuador y Perú, las levantaron al pasar el peligro.
«Un tsunami podría causar daños a lo largo de la línea costera de todas las islas del estado de Hawai», en Estados Unidos, señaló el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico en un comunicado, el último alertando de esa posibilidad.
«Deberían adoptarse acciones urgentes para proteger vidas y propiedades», precisó el organismo de vigilancia, cuya base está precisamente en Hawai.
El Centro advirtió que las primeras olas podrían golpear Hawai a las 11:19 de la mañana, hora local, y explicó que un tsunami consiste en una larga serie de olas oceánicas, que se producen con intervalos de entre cinco a 15 minutos entre cada una de ellas.
El organismo de prevención subrayó que el tamaño de las olas no puede ser pronosticado y que la primera ola en golpear la costa no es necesariamente la más poderosa. Cada oleada puede provocar extensas inundaciones en las zonas bajas.
Antes de la alerta concreta para Hawai, este organismo había emitido una para el conjunto de los países con costas en el Pacífico.
«Las lecturas del nivel del mar indican que se generó un tsunami», advirtió el Centro de Advertencias de Tsunami del Pacífico.
«Podría ser destructivo a lo largo de las costas cerca del epicentro del sismo y podría también ser una amenaza para costas más distantes», añadió.
En Ecuador y Perú, sin embargo, las autoridades locales dijeron que el peligro había pasado.
Hernán Tavera, director de Sismología del Instituto Geofísico del Perú, informó a la prensa que «varias horas después de producido el terremoto de Chile, ya pasó el tiempo en que podría haber ocurrido el tsunami».
«Ya se cumplió la hora en la que hubiera tenido que llegar un tsunami, evidentemente debemos estar tranquilos», precisó. Explicó que debido a la intensidad del movimiento telúrico «sí aumentará el tamaño de las olas, pero que no representará un riesgo mayor».
En el mismo sentido, la secretaria de Gestión de Riesgos (Defensa Civil) de Ecuador, María del Pilar Cornejo, explicó que «fue levantada la alerta de tsunami para las islas Galápagos y la costa de Ecuador porque ya pasó la ola».
«La amplificación de la ola no fue tan grande como se esperaba, sino de un metro de altura, pero por precaución había que evacuar a la población», agregó Cornejo luego de que las autoridades dispusieran el desalojo preventivo en zonas pobladas de Galápagos, 1.000 km frente a la costa ecuatoriana.
Los países asiáticos, muy sensibles a estos fenómenos después del maremoto que el 26 de diciembre de 2004 causó más de 220.000 muertos en el océano Indico, estaban preparados para activar los planes de urgencia implantados tras esa catástrofe.
En Japón, la isla japonesa de Okinawa sufrió uno de los temblores más fuertes de los últimos 50 años.
En Tokio, un responsable de los servicios meteorológicos, Yasuo Sekita, pidió a la población «que se mantenga alerta». De producirse el tsunami, el fenómeno podría alcanzar las costas japonesas el domingo a media jornada.
En Filipinas, las autoridades pidieron a la población del este que se preparen para una posible evacuación, mientras Australia avisaba de la posibilidad de que lleguen a sus costas «olas peligrosas, fuertes corrientes oceánicas e inundaciones».
Nueva Zelanda avisó también de la posibilidad de olas de tres metros. Las primeras podrían alcanzar las islas Chatham el domingo por la mañana. La alerta precisó que las olas más altas se esperan entre seis y doce horas después de las primeras.
La Polinesia francesa, las islas Tuamotu, las Marquesas, Tonga o Samoa, también se mantienen alerta.