CARACAS.— Los hijos de las nubes, llamados así porque persiguen el agua en el «desierto del desierto», los jóvenes saharauíes que estudian en Venezuela y en Cuba, abrieron la jornada final de la Agenda de Jóvenes y Estudiantes en el III Festival Cultural con los Pueblos de África, emocionando a la concurrencia que les ofreció en todo momento solidaridad y apoyo a su lucha, tras conocer más de ese heroico y sufrido pueblo a través del documental La última colonia del África, obra del cineasta venezolano Carlos Azpurúa.
Fue un buen comienzo para un día intenso, donde desfilaron por el podio de la Sala Plenaria de la Plaza de los Museos una treintena de oradores, representantes de diversas naciones africanas, además de las delegaciones de Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela, con un llamado casi común a la unidad y la integración, a que el fructífero intercambio de una semana de encuentros se transforme en acción cuando regresen a sus patrias.
«Tenemos un destino común y a ese viaje tenemos que ir juntos. Nos hemos estrechado las manos a través del océano y este III Festival marca un nuevo comienzo», puntualizó un nigeriano, y sus palabras fueron acogidas con una ovación.
De igual forma se recibió la carta al presidente estadounidense Barack Obama, leída por el ya doctor residente caboverdiano Ivan Leaug Martinf Silva Miranda, donde el punto focal fue el cese el bloqueo contra Cuba y la libertad para los Cinco antiterroristas presos en las cárceles del Imperio.
Luego se aprobaría y firmaría por los cientos de participantes el documento final del evento, leído por la joven estudiante angoleña Carmen Temo —alumna de 5to. año de Medicina en la ELAM cubana—, y que será presentada este sábado a los mandatarios reunidos en Isla Margarita en la II Cumbre África-Sudamérica bajo el título Declaración de hermandad entre las y los jóvenes de América del Sur y África.
El extenso y enjundioso documento tiene 53 puntos en los que se establecen las «bases de la hermandad perpetua de nuestras luchas por este otro mundo posible, necesario y urgente que estamos construyendo desde nuestras experiencias históricas y diversidad cultural».
Conciencia, organización y movilización son puntales en la lucha.
La solidaridad también se hizo sentir con la lucha de los hondureños, la resistencia frente al bloqueo de los cubanos, en el reclamo enérgico de libertad para los saharauíes, en la condena a la instalación de las siete bases militares yanquis en Colombia y en el compromiso firme de erradicar todas las formas de discriminación, exclusión y dominación.
Educación y paz fue el reclamo absoluto y la confirmación de la certeza del Comandante Hugo Chávez cuando afirmó que «no habrá revolución sin juventud revolucionaria».
Los vítores al Presidente bolivariano, a Fidel y a Raúl, a Mandela, Touré, Lumumba y toda una pléyade de forjadores de la gran patria africana y de la gran latinoamericana, como Bolívar y Martí, dieron también vida a este encuentro que no olvidó ninguno de los problemas del mundo globalizado y amenazado por las avaricias imperiales.
No hay dudas, en Caracas habló el presente y el futuro de los pueblos del Sur.