Hace varias semanas fueron puestos a disposición de la Corte Suprema de EE.UU. 12 documentos (Amicus Curiae Brief) que apoyan, desde diferentes puntos de vista y más de un argumento, la solicitud de los abogados de la defensa de los cinco antiterroristas cubanos encarcelados en ese país para que sea revisado el caso.
Aunque esta es una figura legal que se usa con frecuencia en el sistema de justicia norteamericano, lo que sí constituye un hecho sin precedentes es la cantidad de materiales presentados para llamar la atención en torno al mismo tema, la variedad de interesados en él desde los más disímiles puntos del planeta y el prestigio de quienes que se dirigen a la máxima autoridad legal en EE.UU.
Una decena de premios Nobel, un grupo de instituciones norteamericanas, colegios de abogados, historiadores, pedagogos e intelectuales, además de parlamentarios de todo el mundo, explican las arbitrariedades y violaciones desde el proceso inicial hasta las sucesivas apelaciones. Llaman la atención sobre los peligros a que queda expuesto el sistema legal estadounidense, si no se aplica finalmente la justicia tras más de una década de sinrazón. Ellos no abogan por excepciones para Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino, sino que se cumpla con lo establecido por la Constitución norteamericana.
Amicus Curiae
La definición Amicus Curiae indica —según Roberto G. Eustaquio, abogado y profesor universitario de California— «una persona o entidad que no es parte en un litigio, pero que estima que la decisión judicial de la controversia puede afectar sus intereses, por lo cual presenta un brief (escrito resumido) a la Corte en defensa de uno de los litigantes. También puede ser alguien ajeno a intereses, pero poseedor de reconocida información sobre el objeto de la acción legal».
En cada documento los firmantes explican por qué se convierten en Amigos de la Corte, así como los tópicos que les preocupan del amañado proceso, y las razones por las que afirman que han sido violados los derechos de estos cinco seres humanos.
Tras una década de lucha por lograr que se haga justicia, no es raro que, en vez de 12 Amicus, hubiesen podido ser centenares y que muchas personas de buena voluntad en todo el planeta habrían estado dispuestas a firmar. Pero, más por cuestiones formales que por posibilidades reales, el resultado final fue la docena de Amicus. En verdad son muchos más, porque se juntaron en un único documento todos los Premios Nobel; en otro, los parlamentarios; en otro, historiadores y pedagogos, y así cada una de las instituciones interesadas.
Una decena de premiadosTodos los Amicus explican en su resumen quiénes son y por qué en este caso apoyan la petición de la defensa de los Cinco; luego presentan los argumentos o razones y, por último, exponen sus conclusiones o consideraciones finales. En algunos se incluyen anexos para apoyar lo expuesto.
Estas reconocidas personalidades —cuatro de ellas fueron galardonadas con el Nobel de la Paz, otros cinco con el de Literatura y uno con el de Física— han dedicado sus vidas a defender los derechos humanos y las causas justas desde distintas ramas. Según plantean en su brief, una de sus mayores preocupaciones es «el mal ejemplo que se estaría dando a los países donde el imperio del derecho no está consolidado y la afectación que puede causar al sistema legal estadounidense».
«Como miembros de la comunidad internacional, los Amigos de la Corte desean subrayar las violaciones a los principios legales internacionales que dictan el derecho a un juicio justo e imparcial, principios modelados a partir de las normas estadounidenses. Los tratados internacionales ratificados por los Estados Unidos y el derecho internacional tradicional reflejan el requisito constitucional estadounidense de un juicio justo», agregan.
«Los Amigos de la Corte expresan su preocupación sobre la intimidación de que fueron objeto los miembros del jurado, la aplicación selectiva de la ley y la atmósfera prejuiciada de la comunidad donde se celebró el juicio. Son asimismo conscientes de los actos de violencia y hostilidad contra el gobierno cubano y de los esfuerzos para silenciar a individuos, en especial aquellos que residen en Miami, calificados como "partidarios" de Cuba o interesados en un diálogo con dicha nación», agregan en otro momento.
RazonesPara los diez premios Nobel, son cuatro las razones fundamentales para que su petición sea tenida en cuenta por la máxima autoridad legal en EE.UU.: 1) Los Demandantes no recibieron un juicio justo e imparcial porque los miembros del jurado no pudieron fallar en el juicio sin temor a represalias de la comunidad opuesta a Castro; 2) los Demandantes no recibieron un juicio justo e imparcial porque los miembros del jurado no pudieron abstraerse de los prejuicios contra cualquier individuo asociado con el gobierno cubano, predominantes en la comunidad a la hora de emitir su fallo; 3) la sentencia de conspiración para cometer asesinato impuesta a Gerardo Hernández demuestra que la selección de un jurado libre de prejuicios contrarios a Castro y sin temor a futuras represalias era necesaria para garantizar un juicio justo e imparcial, y 4) el hecho de que los tribunales estadounidenses no hayan rechazado el fallo de un jurado contaminado por la intimidación y el temor a la violencia, estimula el que no se tenga en cuenta el derecho a un juicio justo.
Cada uno de los argumentos es ampliamente justificado, después de lo cual los diez firmantes llegan a la conclusión de que su petición debe ser revisada. En uno de los párrafos finales apuntan: «Los Amigos de la Corte son reconocidos a escala internacional por sus esfuerzos en la promoción de los derechos humanos en muchas partes del mundo. Consideran que el juicio en este caso viola los principios legales básicos. Es bien sabido que las fuerzas opuestas a Castro en Miami imponen sus opiniones con impunidad sembrando el miedo con violencia e intimidación. Si se permite que el miedo a represalias contamine las deliberaciones de un jurado en un tribunal estadounidense, el mundo se ha convertido en un lugar inseguro para la protección de los derechos individuales».
Los criterios de los Nobel solo apuntan a la necesidad de hacer justicia, a la urgencia de restaurar la fe en el sistema legal estadounidense y a que se ponga fin a la injusta prisión a que son sometidos Gerardo, Antonio, René, Fernando y Ramón, quienes solo protegieron a su pueblo de actos terroristas.
Dentro de unas semanas la Corte Suprema de EE.UU. deberá decidir si acepta o no la petición de la defensa de los cinco antiterroristas cubanos. Mientras, desde todos los continentes, en los más diversos idiomas, se continuará escuchando el clamor a favor de la verdad. Los 12 documentos de los Amigos de la Corte solo confirman certezas.