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Un evento sobre los 50 años de la Revolución, en el que participará una mayoría de investigadores de EE.UU., deberá efectuarse en esa urbe canadiense, porque las restricciones al intercambio académico con la Isla persisten tras el cambio en la Casa Blanca
Una conferencia sobre Cuba atrae a 200 participantes. La mitad de ellos son académicos estadounidenses. Sin embargo, paradoja de la sinrazón, ¡no puede sesionar en territorio norteamericano! porque no podrían asistir sus pares cubanos. Si se organizara en la Isla, serían los estadounidenses quienes no podrían venir. Cosas del bloqueo, que algunos pretenden suavizar con sinónimos descafeinados...
No obstante, el evento va. Se titula El significado de la Revolución Cubana: entendiendo el pasado y valorando el futuro, y tendrá lugar entre el 7 y el 9 de mayo, en Kingston, Canadá, gracias al auspicio de la local Universidad de Queens y de la norteamericana Chapel Hill, de Carolina del Norte. En diálogo con JR, la Doctora Cristina Isabel Díaz López, vicerrectora de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Habana, explica que el objetivo de la conferencia es, esencialmente, «contribuir a divulgar los logros y las experiencias de la Revolución en estos 50 años, desde el punto de vista de las investigaciones que sobre Cuba se efectúan aquí y en otros países. Accedimos y propiciamos la realización de este evento para aprovechar un espacio internacional donde poder debatir las principales conquistas y retos de la Revolución».
—¿Quiénes participarán?
—Unos 200 académicos de 14 países. La delegación de Cuba la integran 39 personas, gracias a la generosidad de la Universidad de Queens, que buscó el financiamiento para nuestra asistencia. Sucede que no se puede realizar un evento sobre Cuba, como a veces se acostumbra a hacer, sin que la Cuba real esté presente con sus criterios. Así, 39 cubanos del mundo de la cultura, de la ciencia, de la educación, estarán allí.
«El evento se inserta además en una semana de solidaridad con Cuba organizada por la ciudad de Kingston, hermanada con Cienfuegos. Allí tendrá lugar un festival, Cubafest, que contará con exposiciones de pintura, fotografía, la presencia de grupos musicales y presentaciones de libros.
«Ahora bien, por países, la mayoría de los participantes en la conferencia son norteamericanos. Y es de notar que un evento donde ellos son mayoría, no se pueda realizar en EE.UU., porque la política del gobierno de Obama aún no ha cambiado lo establecido por la administración Bush en 2004: las regulaciones más estrictas para poder realizar intercambios académicos.
«Es así que la Universidad de Queens acoge esta cita. Se establecieron con nosotros las líneas temáticas que consideramos que se debían tocar, y se lanzó la convocatoria abierta a toda la comunidad académica...».
—¿Cuáles serán esas líneas temáticas?
—La economía cubana, la política y el gobierno, las relaciones internacionales, la comunidad cubana en el exterior, la cultura cubana, las relaciones raciales, el género, la sexualidad, la educación, la salud y la medicina en Cuba, la religión y el medio ambiente.
«Son grandes líneas en las que se insertan trabajos que ya se han enviado, y contamos con el programa, bastante apretado, que contiene las presentaciones organizadas.
—Retomemos lo de las restricciones al intercambio académico. ¿Sabe si, como ha sucedido con otras, también se está presionando para levantarlas?
—Estoy segura de que se está impulsando algún esfuerzo en tal sentido, porque ha sido una de las batallas de la academia norteamericana que se ha dado con mucha fuerza. La presión ha logrado algunas cosas en el pasado, como por ejemplo, mover la sede de los tradicionales congresos de estudios latinoamericanos, desde Boston, EE.UU., a la canadiense Montreal, para que los cubanos pudieran asistir.
«Lo otro también llegará y tendrá que tomar su lugar en el momento que corresponda, porque es uno de los reclamos más fuertes de los intelectuales y de la academia estadounidense. Pienso que si la actual administración norteamericana es consecuente con lo que ha planteado y con lo que requiere el mundo de hoy, tiene que disminuir el nivel de tensión entre EE.UU. y el resto del mundo, y también con Cuba.
«Es imprescindible seguir trabajando en aras de una relación fluida y normal como la que mantenemos con otros países. La Universidad de La Habana tiene 409 convenios de colaboración firmados con instituciones extranjeras de altos estudios. No son países socialistas ni mucho menos, sin embargo, coexistimos con esas diferencias ideológicas, con respeto y aprovechamiento de las capacidades mutuas en el conocimiento.
«Los académicos cubanos son muy bien valorados en el exterior, por su vocación, por su trabajo, por su dedicación. La academia norteamericana está al tanto de eso, y sabe que está prescindiendo de la colaboración de personas con una formación que no puede encontrar tan abundante en otros países de América Latina. Por nuestra parte, ¿por qué no vamos a poder tener acceso al desarrollo científico y tecnológico del país más desarrollado del mundo, que es a la vez el más cercano geográficamente? Con el respeto que impone la coexistencia pacífica entre países, lo pudiéramos hacer».
—¿Algo que añadir?
—Que nuestra delegación hará oír la voz de Cuba y llevará información sobre nuestro país, que le hace muchísima falta a la comunidad internacional y a los académicos norteamericanos, ante la distorsión enorme que existe acerca de nuestra realidad. Siempre dando la visión de lo que se ha alcanzado a pesar del bloqueo.
«Y no faltará el compromiso fuerte de la academia cubana con dos objetivos: la eliminación del bloqueo y la liberación de nuestro Cinco Héroes antiterroristas, presos aún en cárceles norteamericanas, que es el primer acto de justicia que el gobierno de Obama debería hacer».
