La lucha por un orden económico mundial justo y equitativo, el establecimiento de una arquitectura financiera internacional en función de erradicar la pobreza en el mundo y el respeto a la libre determinación de los pueblos, son algunos de los temas que ocupan la agenda de la Reunión Ministerial del Buró de Coordinación de Países No Alineados, que tiene lugar en esta capital hasta el próximo jueves 30 de abril.
Como es tradicional en los reclamos del Movimiento desde su creación en 1961, la necesidad de reformar y democratizar la Organización de Naciones Unidas (ONU), en particular el Consejo de Seguridad, vuelve a ocupar el interés de los representantes de las 118 naciones miembros, más los observadores y demás organizaciones invitadas aquí.
Los países en desarrollo, que han tenido un importante desempeño en los cambios estructurales de la ONU en los últimos años, abogan por una mayor autoridad y capacidad de ese organismo internacional para adoptar decisiones en temas económicos, incluidos el comercio y las finanzas, en un contexto marcado por una crisis económica, energética, alimentaria y ambiental sin precedentes en la historia.
Cómo enfrentar el terrorismo en todas sus manifestaciones así como impedir el doble rasero y la manipulación política en su tratamiento a escala internacional, resulta otro de los temas a debatir ampliamente en el encuentro que considera el papel que debe tener la ONU en la concertación y coordinación de las acciones para combatir ese flagelo.
Asimismo, se debatirá acerca de la necesidad de negociar las controversias internacionales por medios pacíficos y de prestar cada vez más atención a los conflictos regionales, en especial los casos de Palestina y otros pueblos árabes ocupados.
El desarme y la eliminación de las armas nucleares continúa siendo una prioridad para el Movimiento, que iniciará pasos para crear un instrumento multilateral que establezca las obligaciones con el objetivo de evitar que el propio hombre pueda autodestruirse.
Inspirados en los principios de la Conferencia de Bandung, celebrada en abril de 1955 en Indonesia, las naciones reunidas aquí en La Habana buscan también fortalecer su unidad en aras de tener mayor protagonismo en los cambios que necesita el mundo y que inevitablemente deben conducir al establecimiento de un nuevo orden económico internacional como única solución posible a los crecientes y agobiantes problemas globales.