Corazón Adentro se llama la misión de jóvenes panameños que se forman en Cuba y como muchos de sus colegas en la Escuela Latinoamericana de Medicina, se proponen emplear parte de estas vacaciones en el contacto con los suyos.
Eliecer Arturo Ortega Vega.Foto: Roberto Meriño Se trata de ir poniendo en práctica no solo lo aprendido aquí en términos de salud sino, además, los principios de solidaridad y desprendimiento que les ha impregnado Cuba y que los deben retornar, al finalizar la carrera, a las comunidades más inhóspitas y abandonadas de sus países.
Alrededor de 250 jóvenes istmeños componen la brigada, que desarrollará su labor en las comunidades de Macaracas, en la provincia panameña de Los Santos, y en Machuca de Penonomé, en Coclé, contó entusiasmado a JR el representante de los estudiantes de su país en la ELAM, Eliécer Arturo Ortega Vega. Parten este mismo jueves. Unas 5 000 personas serán beneficiadas.
«Son localidades a las cuales, debido a las condiciones agrestes y a la geografía montañosa, es difícil el acceso de los equipos de salud», cuenta. No hay servicio eléctrico y las escuelas están muy distantes de la comunidad. Existen algunos consultorios, pero no van los médicos.
«Sin embargo, sabemos que se pueden prevenir muchas enfermedades teniendo en cuenta ese principio básico de la medicina cubana que es la promoción y prevención de salud».
Por eso, y a tenor con los conocimientos que han adquirido —aún no son graduados—, los jóvenes de Corazón Adentro se proponen «hacer profilaxis». Entre los propósitos está «impartir charlas a los adolescentes en los colegios sobre temas tales como las enfermedades de transmisión sexual, planificación familiar, o la importancia del ejercicio físico.
«En las comunidades, orientaremos a los trabajadores del campo sobre los cuidados que deben tener para evitar enfermedades infectocontagiosas, transmitidas por los animales al hombre. También nos proponemos hacer pesquisajes casa por casa y detectar, en el nivel básico, enfermedades que pueden ser controladas, como la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad, y orientar a los pacientes potenciales.»
Tienen el apoyo del Ministerio de Salud de Panamá, de la Embajada de esa nación en Cuba, y el respaldo material de algunas empresas istmeñas sensibilizadas, además de las cuotas simbólicas de los jóvenes, abonadas con su propio esfuerzo.
Pero también será muy importante el sostén «de los jóvenes médicos panameños egresados del proyecto ELAM, que ya están trabajando en nuestra patria».
Claro que no falta el soporte de la escuela, cuyas cátedras los han alistado de antemano en las acciones que van a desarrollar, de modo que lleguen en mejores condiciones al área donde trabajarán en sus países, explica la doctora Yoandra Muro, vicerrectora primera de la ELAM.
La acción es resultado de una iniciativa calorizada por el centro y nacida casi junto con el mismo proyecto de la ELAM, por lo que pronto cumplirá diez años. Surgió inspirada en el concepto de las BET de Cuba, explicó Muro a JR, siempre en el derrotero de que los estudiantes pudieran dar su aporte en sus naciones, de acuerdo con su nivel de capacitación, y generalmente acompañados por las brigadas médicas cubanas que desempeñan misiones internacionalistas en esos lugares».
Después, la iniciativa ha ido creciendo y fortaleciéndose, haciéndose más profunda, y con mayor impacto en sus países, abunda la Vicerrectora.
Se trata de que el aporte social de los muchachos no tenga que esperar seis años, hasta la graduación. Y también constituye una parte importante de su formación médica e ideológica.
«Vienen casi adolescentes sin conocer a profundidad el sistema de salud de sus países, y ahora, ya pueden comparar. Es una idea muy bonita y hay proyectos muy profundos», apuntó.
Estudiantes de Guatemala, Honduras y Brasil, entre otros muchos, también pondrán en práctica esta vez, proyectos similares. Las experiencias luego serán compartidas en un gran foro científico donde cada quien volcará lo vivido, explicó. «Esperamos que este año sea muy bueno el resultado».
Por su parte, Corazón Adentro se pone en marcha durante la tercera semana del mes de agosto, puntualiza Eliécer. «Cuando seamos médicos queremos continuar con esta labor; es un compromiso no solo con nuestros pueblos sino con la Revolución Cubana, que nos ha enseñado la práctica de una medicina solidaria, donde prevalecen los valores de humanidad y colaboración con el prójimo».