N.U.: Comencé las relaciones sexuales a los 23 años con mi esposa. Ella no sabía que yo era virgen. Debido a la presión de la sociedad siempre tuve que mentir sobre las relaciones sexuales. Solo he logrado dos o tres orgasmos en mi vida. No tengo problemas en la cama y eyaculo bien. Sin embargo, nunca tengo orgasmos cuando hago el amor o me masturbo. He probado muchas cosas, pero siempre eyaculo y no siento nada, al punto que he tenido que fingir. Mi esposa siempre me pregunta y le digo que estuvo genial, pero es mentira. Temo seguir así, vivir sin sentir nada. Me apena hablar de eso con mi esposa o amigos. No quiero que ella piense que no me gusta, porque ese no es el punto. La amo mucho. En nuestra relación todo es amor y cariño, pero no logro encontrar el placer. Tengo 25 años.
Por lo general la eyaculación y la sensación orgásmica van de la mano, no siempre ocurre así. Hay hombres para quienes el derrame seminal no trae igual flujo de placer a pesar de no presentar ninguna dificultad orgánica, ni en su funcionamiento ni en el amor en la relación de pareja.
El orgasmo como expresión de máxima satisfacción erótica requiere una subjetividad que consienta en disfrutar psicológicamente del goce experimentado en el cuerpo. Para ello el hombre debe permitirse sucumbir a la invasión del placer, la pérdida de control, el estallido y la sorpresa implicadas.
Hay múltiples razones para que esto suceda y en cada persona se manifiesta de manera muy particular. Es muy bueno que comiences a preguntarte qué te sucede con ese encuentro sexual que evitaste durante mucho tiempo, donde además haces todo bien, pero sin entregarte del todo a la experiencia. Es posible encontrar las razones para ello y luego crearte algún modo de disfrutar ese clímax erótico que ya empiezas a extrañar. Me parece excelente continuar indagando con la ayuda de un psicólogo.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica y psicoanalista
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