Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Miénteme, que me gusta?

Las mentiras nos invalidan para detectar, cultivar y disfrutar del verdadero amor. Las personas fingidoras son las más perjudicadas, porque no se esfuerzan en mejorar y cargan su conciencia con una mentira que las hace más vulnerables psicológicamente

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila
Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo. Facundo Cabral

«Tranquila, que yo controlo» es la frase que precede a muchos embarazos no deseados y una de las mayores excusas empleadas por los hombres para eludir todas las variantes de preservativos inventados desde la antigüedad.

Pero es mentira. En primer lugar porque no todos y no siempre pueden prever su punto de no retorno y extraer el pene antes de eyacular —especialmente si son inexpertos—, y en segundo, porque en el fluido preseminal expulsado para facilitar la penetración hay espermatozoides que incluso si se depositan a la entrada de la vagina pueden fecundar, porque son células con una gran capacidad automotora.

Por tanto la frase «Sin orgasmo no hay embarazo» es otra falacia muy perjudicial, especialmente para algunas mujeres abusadas sexualmente y para quienes se involucran en una relación por interés y no ven sus riesgos a largo plazo.

La reproducción de la especie no está asociada al placer o a la voluntariedad del acto sexual. Sus mecanismos operan en la zona genital e involucran por igual al cerebro, pero tienen funciones fisiológicas independientes. Por eso hombres con disfunción eréctil pueden embarazar a su pareja, y hay fecundación cuando hay intercambio de fluidos incluso bajo el efecto del alcohol o el sueño.

El espejo engañoso

Sobre el orgasmo hay otro engaño muy común: fingirlos para que la pareja se sienta bien o para que el coito no se prolongue demasiado. Esa no es una costumbre moderna, como algunos suponen; fue inculcada desde la antigüedad a prostitutas y damas de compañía en casi todas las culturas, del mismo modo que las esposas debían fingir no tener orgasmos para que no se les condenara por vulgares pecadoras… y claro que con esa presión muchas no los vivían en verdad.

Pero no solo las mujeres fingen. Los hombres también lo hacen si se sienten mal física o anímicamente; si creen que la otra persona espera mucho de ellos; si la eyaculación es muy retardada y no quieren reconocer su disfunción o si pretenden impresionar con orgasmos múltiples sin dominar realmente las técnicas que los propician.

Cuando se abusa de ese tipo de astucia esta crea hábitos, y por lo general las personas fingidoras son las más perjudicadas, porque no se esfuerzan en mejorar y además cargan su conciencia con una mentira que las hace más vulnerables psicológicamente.

Sigfrido frente a Odile

Según varios sondeos, la frase mentirosa más hiriente en la actualidad es ese «Te quiero» usado para persuadir a alguien de tener relaciones sexuales o de establecer un matrimonio por conveniencia, hasta que la falta de compromiso afectivo y moral sale a la luz, a veces con el desamor cotidiano y otras con un irrespeto espectacular y doloroso.

Eso tampoco es nuevo, pero no pocos hombres se quejan en los foros virtuales de que las mujeres recurran a esa «mecánica» con mayor frecuencia, ahora que ellos «han decidido mostrarse más emocionales y dispuestos a compartir ilusiones». ¿Cuánto de cierto puede haber en eso?

Lo curioso es que las personas inescrupulosas no están libres de caer en esas trampas sentimentales, pues nadie renuncia a  sentirse bendecido alguna vez con la admiración y el cariño de una pareja adecuada. Lamentablemente no comprenden que al abusar de esas artimañas se invalidan para detectar, cultivar y disfrutar del verdadero amor.

El zapato de Pinocho

Cuando el pie, el brazo o la nariz son prominentes también lo será el pene, dicen por ahí… Pero eso no está científicamente demostrado. El desarrollo corporal sigue patrones genéticos no necesariamente proporcionales (se pueden heredar la nariz de la línea materna y los genitales de la línea paterna), y además en la formación de los caracteres masculinos primarios y secundarios influye la acción de la testosterona en las primeras semanas del embarazo y durante la pubertad.

Tales medidas no dependen de los hábitos masturbatorios individuales: todos alguna vez «descubrimos» nuestros genitales durante la infancia y los exploramos con mayor o menor intención durante la pubertad, pero no es cierto que el 90 por ciento de los hombres reconozca que se masturba y el otro diez por ciento mienta al negarlo, como tampoco es serio afirmar que todas las mujeres encubren sus caricias en solitario para no ser enjuiciadas.

Realmente hay gente que no recurre al autoerotismo jamás por razones morales, por desconocimiento de sus beneficios y modos de hacerlo o porque entienden que su vida de pareja resulta satisfactoria sin esa práctica. Esa es una decisión personal muy respetable en cualquier caso.

Para nuestra fortuna, las mentiras empleadas para disuadir a los jóvenes de esas actividades quedaron definitivamente atrás: ¿Pueden creer que hace un par de décadas las abuelas decían que si te masturbabas te salían granos, las manos te crecían disparejas, te volvías epiléptico, demente o ciego, e incluso que perdías la memoria y hasta podías morir?

Ante ese discurso los abuelos asentían callados muchas veces, pero abrían los ojos significativamente, escondían sus manos en los bolsillos y una sonrisa de malicia se dibujaba en sus rostros mientras recordaban, recordaban…

Encuentros

Esta semana visitamos cuatro centros en la Isla de la Juventud: la Universidad Jesús Montané, el IPU Celia Sánchez, y los centros mixtos Martha Machado y América Labadí. Dialogamos con muchachas y varones que planean su futuro como profesionales del magisterio, la informática, la enseñanza del arte, y de Contabilidad, Estudios Socioculturales y Derecho. Todos aprendimos un poco; intercambiamos nuestra forma de ver la sexualidad y compartimos preocupaciones: el embarazo en la adolescencia, las relaciones de pareja, la discriminación sexual, el VIH y su impacto en la familia, el riesgo de tomarse videos que luego toman otros rumbos…

Un saludo especial para Jorge, Vadia, Ismaris y Tamara. Es admirable su interés por fomentar el conocimiento de estos temas en el alumnado y en las comunidades cercanas. Ya saben que en Sexo Sentido tienen un aliado.

Seguimos rescatando amigos: Lucía, mamita86@correodecuba.cu; alexis@enc.cdr.cu; Beatrice, beatyakuol@att.net; Osmel, oosorio@ecg.moa.minbas.cu; Yanet, ycaser@isch.edu.cu; José Enrique, jcaram@infomed.sld.cu; isabel@info.cug.co.cu; Osbel, polo@agromail.upr.edu.cu; Mario, gloriag@infomed.sld.cu; osmany@fca26.co.cu; Carlos, garcia@iscmc.cmw.sld.cu; Alianne, ahernandez@cav.ecc.cu Walter, alexniayis.perez@csh.uo.edu.cu; y Yakelin, yarencibia@infomail.upr.edu.cu.

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