Para saber de las complejidades de la contención de un virus tan mortal, su historia, los pronósticos de expansión, y la estrategia nacional de enfrentamiento, este diario conversó con el Doctor Jorge Pérez, director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, la prestigiosa institución científica que lidera la batalla cubana contra la enfermedad
Creo que la certeza absoluta de cómo surgió el ébola no la tiene nadie. Quien lo afirma es el Doctor Jorge Pérez, director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, un prestigioso centro que se ha dedicado a la investigación y tratamiento de enfermedades infecto-contagiosas, en lo que es líder en la región, y donde se ha preparado a los médicos y el resto de los especialistas cubanos que se enfrentan al virus en África Occidental.
El destacado científico no ignora que han sido muchas las versiones manejadas por los grandes medios de comunicación internacionales sobre los orígenes del reciente brote de la enfermedad, y que no pocos han buscado a toda costa una arista sensacionalista.
Con el propósito de esclarecer interrogantes sobre la que está considerada como la peor amenaza a la salud del planeta por la Organización Mundial de la Salud, este diario dialogó con el destacado científico.
«Sí puedo decir que la aparición del virus se remonta al año 1976, cuando se registró el primer caso en el Congo», refiere.
«Este es un virus, como tantos otros, que tienen un reservorio animal. En este caso es un murciélago comedor de frutas, más grande que los que conocemos en Cuba. Estos murciélagos entran en contacto a su vez con otros animales, como los monos, perros y puercos que cazan a esos murciélagos.
«Ahora bien, el virus no provoca la muerte a los murciélagos, pero al mono, al perro y al puerco sí, y estos animales son los que están más cerca del hombre. Sucede que hay una primera propagación del virus de este reservorio animal a otro.
«Cuando el hombre entra en contacto con ese virus, ya sea por contacto, por las secreciones o fluidos biológicos, inmediatamente el ser humano hace una amplificación o multiplicación del mismo. Y de ahí en lo adelante comienza la transmisión de humano a humano».
—¿Qué distingue al virus del Ébola comparado con otros de su tipo?
—Este es un virus que por sus características es del grupo IV, o sea, de los que clasifican como muy peligrosos y contagiosos, susceptibles radiológicamente; por tanto, se pueden trabajar solo en laboratorios de alta contención biológica, denominados BCL4 O BCL3 plus, con condiciones de extrema seguridad para que pueda ser manipulado por los humanos.
—¿Estamos frente al mayor brote de la historia?
—Todo indica que sí. Los brotes anteriores estaban localizados en lugares lejanos, sin acceso. Cuando los humanos iban allí se encontraban que todos estaban muertos.
«Sin embargo, eso no sucedió con este brote. Este inició precisamente en Guinea Conakry, desde un lugar selvático, y se trasladó luego a la ciudad.
«Entonces se mueve a la ciudad debido al débil sistema de salud de estos países, que son subdesarrollados. Desde que se reportó el primer caso, el contagio ha seguido avanzando».
—¿Cuál es el período de incubación?
—Este es un virus que tiene un tiempo de incubación de dos a 21 días, una etapa durante la cual el enfermo puede no presentar síntomas, por lo que no reconoce que está infestado.
«Muchas veces el pesquisaje médico no contempla estos elementos en otros países, y obvia a muchos posibles pacientes. Esto propicia que la magnitud de la enfermedad vaya en ascenso».
—¿Cómo se transmite?
—La infección se produce por contacto directo, a través de las membranas mucosas o de soluciones de continuidad de la piel, con la sangre u otros líquidos o secreciones corporales (heces, orina, saliva, semen) de personas infestadas. También puede producirse cuando las soluciones de continuidad de la piel o las membranas mucosas de una persona sana entran en contacto con entornos contaminados por los líquidos infecciosos de un paciente con el virus del ébola, como prendas de vestir o ropa de cama sucias o agujas usadas.
—¿Cuándo la persona es más propensa a transmitir la enfermedad?
—Existe posibilidad de contagio mientras el virus esté presente en la sangre y las secreciones. Por ello, los profesionales médicos efectúan un estrecho seguimiento de los pacientes infestados y los someten a pruebas de laboratorio para verificar que el virus ya no circula por su organismo, antes de regresar a su hogar.
«Los hombres pueden seguir transmitiendo el virus a su pareja por el semen hasta siete semanas después de la recuperación clínica. Por ello, es importante que eviten mantener relaciones sexuales durante al menos siete semanas o que utilicen preservativos».
—¿Quiénes corren mayor riesgo de infestarse?
—Primero el personal sanitario, los familiares u otros que hayan estado en contacto estrecho con personas infestadas, los integrantes del cortejo fúnebre que hayan tenido contacto directo con el cuerpo del difunto como parte de las ceremonias de inhumación.
«No obstante, es necesario seguir investigando para entender si algunos grupos, como las personas inmunodeprimidas o con enfermedades subyacentes, son más susceptibles a contraer la enfermedad», apuntó.
El Doctor señaló que las transmisiones epidémicas no avanzan cuando el reservorio humano cesa. «Es un virus que mata entre un 50 y un 90 por ciento de las personas que contraen la enfermedad».
—En el caso del personal de salud, ¿cómo se protege del riesgo que supone atender a los enfermos?
—Los profesionales que atiendan a casos confirmados o sospechosos de EVE (enfermedad por virus del Ébola) corren mayor riesgo de infestarse que otros grupos.
«Durante un brote hay varias medidas importantes que reducen o detienen la propagación del virus y protegen a los profesionales sanitarios y a otras personas en el entorno asistencial. Esas medidas, denominadas “precauciones generales y precauciones adicionales”, son recomendaciones basadas en datos probatorios que se sabe que evitan la propagación de las infecciones. En las preguntas y respuestas siguientes se describen pormenorizadamente esas precauciones.
—¿Qué tratamientos existen actualmente?
—Aún no existe una cura. Se sabía desde un comienzo que el procedimiento con los enfermos debía basarse en un proceso de hidratación, y con esos elementos es que se viene implementando una investigación para la creación de sueros para los convalecientes.
«Mediante técnicas de ingeniería genética se están usando las propiedades de una planta de tabaco especial para la creación de complementos que ayuden a un tratamiento, pero la extracción de las sustancias es escasa».
—Se han difundido varias noticias de vacunas en desarrollo…
—Hay vacunas que han estado probándose en animales de experimentación, incluso algunas que contienen elementos propios de los usados para el tratamiento del VIH, que están siendo aplicados en algunos pacientes.
«Pero el proceso de elaboración y preparación de tratamientos y estudios clínicos se encarece, debido a los entornos especiales y las condiciones del continente africano.
«Esta enfermedad tiene un alto índice de mortalidad, entre un 50 y un 60 por ciento, llegando a un 90 por ciento en las personas que se pongan en contacto directo con la enfermedad.
—¿Qué factores condicionan su rápida propagación?
—Primero, este virus reemerge en países (Sierra Leona, Liberia, Guinea Conakry), con sistemas carentes de recursos.
«Por otra parte, incide mucho la idiosincrasia y características de esa población. Por ejemplo, los rituales culturales y espirituales con los fallecidos: funerales en los cuales se baila, se come, y se entra en contacto con el muerto.
«La migración también influye en la propagación de la enfermedad. Hay países como Nigeria que el sistema de salud es más fuerte, y cuando se generó un brote fue contenido y tratado a tiempo.
«Hay países en los cuales hubo un solo caso, y se pudo controlar. En Cuba hemos tomado medidas especiales y se ha creado un polígono de entrenamiento y preparación para casos de ébola, recreando las condiciones ambientales del continente africano.
—¿Cómo prevenir esa expansión?
—Existen programas desarrollados por la OMS y la OPS que comprenden la vigilancia de la morbilidad y el intercambio de información entre las regiones para que estén alerta ante posibles brotes.
«También está la prestación de asistencia técnica en la investigación y contención de las amenazas para la salud cuando ocurran, por ejemplo, ayuda in situ para detectar a las personas enfermas y hacer un seguimiento de las características de la morbilidad».
El investigador expuso que el asesoramiento sobre prevención y opciones de tratamiento, despliegue de expertos y distribución de suministros sanitarios, las comunicaciones para dar a conocer la naturaleza de la enfermedad, y las medidas sanitarias de protección para controlar la transmisión del virus, son medidas a tener presentes por todos los países.
Dijo que se han activado ya redes regionales y mundiales de expertos que proporcionen asistencia, en caso de solicitarse, y mitiguen las posibles repercusiones sanitarias internacionales y las perturbaciones en los viajes y el comercio, como acaba de hacerse en la región de Las Américas a partir de la Reunión Técnica de especialistas y directivos para la prevención y el enfrentamiento al virus del Ébola.
—¿Cómo está preparada Cuba para una situación de contagio?
—Existe un programa de acciones que involucra desde los organismos especializados hasta todos los actores del Estado y la sociedad. Este programa tiene como principios garantizar la protección de la frontera del país, con el control reforzado de las medidas de control sanitario internacional y epidemiológico, en aeropuertos, puertos y marinas —de acuerdo a las regulaciones internacionales—, para reducir el riesgo de entrada del virus, y monitorear el fenómeno de transmisión del ébola en aquellos países donde están trabajando las brigadas médicas cubanas.
Explicó que como parte del programa cubano se organiza la atención médica en los diferentes niveles, desde el estado de sospecha, hasta la confirmación en la vigilancia epidemiológica, y se prepara a las instituciones médicas para ese proceso.
Para ello —indicó— se adecuan a las condiciones de Cuba los protocolos de la Organización Mundial de la Salud para la prevención y enfrentamiento del virus.
Otra de las acciones en la estrategia cubana de prevención y control es incrementar las capacidades de diagnóstico en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, desde el procesamiento de casos sospechosos de fiebres hemorrágicas.
En este sentido —comentó— se capacitan los recursos humanos de la salud en la prevención, diagnóstico y tratamiento, junto a directivos, funcionarios y personal en otros sectores del Estado que participan en este proceso.
—¿Cómo ha funcionado el entrenamiento de los médicos que laborarán en los países afectados, o en Cuba?
—Precisamente creamos el Centro de Entrenamiento en el IPK, para la formación en el tratamiento y control de la enfermedad.
«Además, se garantiza el aseguramiento logístico multilateral para el enfrentamiento a la epidemia, para lo cual se han realizado acciones de simulación en distintos escenarios de riesgo.
«Se creó una comisión en el IPK, por orientación del Ministerio de Salud Pública, para definir las medidas, de acuerdo a lo que se debía hacer en el país, donde se puede tomar la acción oportuna y necesaria en cada caso.
«Después de eso se adiestró al personal de ambulancias, del IPK, haciéndose una capacitación general, también en los aeropuertos, ya que por ahí es por donde podrían entrar los primeros enfermos, previendo los lugares de aislamiento.
—¿Qué sucede con las personas que llegan al país de los lugares afectados o en riesgo?
—Estas personas se envían a salas especializadas y habilitadas durante un período nunca menor de 21 a 30 días.
—¿Qué pronósticos daría para Cuba?
—No puedo decir que no llegará a América, Latinoamérica o Cuba, puesto que nosotros tenemos colaboradores en esos países, por lo que debemos estar preparados para contenerlo y que ese virus no se transmita en el país.
«Creo que todas las medidas que estamos tomando deben ser suficientes para enfrentar ese tipo de propagación. Lo primero es no entrar en pánico; hay que razonar, si alguien debe viajar a esos países debería posponer su viaje, si van a recibir amistades o familiares, lo mismo. Además de tomar medidas de higiene personal adecuadas».
Tras haber analizado una serie de muestras de sangre, un estudio publicado por The New England Journal of Medicine señala que el primer infestado de ébola fue un niño de dos años que vivía en Guéckédou, una ciudad al sudeste de Guinea Conakry muy cercana a la frontera con Sierra Leona y Liberia, el que se convirtió en el paciente cero.
Esta hipótesis explicaría el rápido salto que el virus dio a otros países.
La epidemia de ébola de 2014 está considerada como el mayor brote epidémico de la enfermedad. Se originó en diciembre de 2013 en Guinea, y se ha extendido a Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Senegal, Estados Unidos, España y Mali. Hacia el 3 de noviembre de 2014, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se habían registrado más de 13 600 infecciones y las muertes superaban las 4 800.