Este 2015, el intelectual cubano cumpliría 95 años de edad
Nacido en La Habana en 1920 y fallecido en Ciudad de México en 1994, Eliseo Diego cumpliría este año 95 de edad. Gabriel García Márquez dijo de él que era uno de los más grandes poetas que hay en la lengua castellana. Fue fundador de la revista Orígenes junto a José Lezama Lima y Cintio Vitier. En 1986 obtuvo el Premio Nacional de Literatura y en 1993 el de Literatura Latinoamericana y Caribeña Juan Rulfo. Fue fundamentalmente poeta, pero también cultivó la narrativa, el ensayo y las traducciones. Publicó varios libros de estos géneros, entre los que se destaca especialmente En la calzada de Jesús del Monte, que lo dio a conocer a los lectores cubanos. Su poesía aborda temas como la trascendencia y lo efímero de la vida. Hoy ofrecemos a los lectores de El Tintero una pequeña muestra de su obra magistral.
El General a veces nos decía
El General a veces nos decía
extendiendo sus manos transparentes
«así fue que lo vimos aquel día
en la tranquila lluvia indiferente
sobre el negro caballo memorable».
Suavizaba la sombra del alero
su camisa de nieve irreprochable
y el arco duro del perfil severo.
Y mientras en el patio de azul frío
cercana renacía la tristeza
del platanal con sus nocturnos roces
más allá de las palmas y el camino,
limpiamente ceñida su pobreza,
pasaban en silencio nuestros dioses.
No es más
por selva oscura...
Un poema no es más
que una conversación en la penumbra
del horno viejo, cuando ya
todos se han ido, y cruje
afuera el hondo bosque; un poema
no es más que unas palabras
que uno ha querido, y cambian
de sitio con el tiempo, y ya
no son más que una mancha, una
esperanza indecible,
un poema no es más
que la felicidad, que una conversación
en la penumbra, que todo
cuanto se ha ido,y ya
es silencio.
Testamento
Habiendo llegado el tiempo
en que la penumbra ya no me consuela más y me apocan los presagios pequeños,
habiendo llegado a este tiempo,
y como las heces del café
abren de pronto ahora para mí
sus redondas bocas amargas;
habiendo llegado a este tiempo;
y perdida ya toda esperanza de
algún merecido ascenso, de ver
el manar sereno de la sombra;
y no poseyendo más que este tiempo;
no poseyendo más, en fin,
que mi memoria de las noches, y
su vibrante delicadeza enorme;
no poseyendo más entre
cielo y tierra que
mi memoria, que este tiempo,
decido hacer mi testamento.
Es este: les dejo
el tiempo, todo el tiempo.
No es más
por selva oscura...
Un poema no es más
que una conversación en la
penumbra
del horno viejo, cuando ya
todos se han ido, y cruje
afuera el hondo bosque; un
poema
no es más que unas palabras
que uno ha querido, y cambian
de sitio con el tiempo, y ya
no son más que una mancha,
una
esperanza indecible,
un poema no es más
que la felicidad, que una
conversación
en la penumbra, que todo
cuanto se ha ido,y ya
es silencio.