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El secreto de «La Dama Roja»

Los singulares restos de una mujer del grupo magdaleniense, una cultura del Paleolítico Superior tardío en Europa Occidental, podrían confirmar si estos habitantes prehistóricos repoblaron el norte del continente

Autor:

Patricia Cáceres

Por estos días ha vuelto a la palestra el descubrimiento de una mujer de entre 35 y 40 años que fue enterrada en las profundidades de una cueva en la región de Cantabria, España, hace unos 19 000 años.

Normalmente el hallazgo no acapararía tantos titulares, pero al parecer se trataba de una fémina especial. No solo los entierros en esa época eran poco comunes, sino que los restos estaban cubiertos de ocre rojo, una pintura hecha con óxido de hierro. De ahí que la misteriosa mujer haya sido bautizada como La Dama Roja.

Tras el bloque de piedra

El hallazgo se realizó en 2010 en la cueva El Mirón, situada en la zona arqueológica de Ramales, España. Pero no será hasta finales de este mes que se harán públicos los resultados de los últimos análisis de ADN, en un artículo de la revista Journal of Archaeological Science.

El líder del proyecto, Manuel González Morales, de la Universidad de Cantabria, recordó que después de explorar la cueva desde 1996, en 2010 descubrieron un gran bloque de piedra, de dos metros de largo por uno de ancho, que había caído del techo.

En él había una serie de misteriosas rayas grabadas. «Aunque es todo un poco especulativo, se veían dos líneas, que pueden ser un cuerpo esquematizado, con triángulos, asociados a vulvas que representarían a una mujer», explicó en declaraciones a la prensa.

Detrás de ese bloque se encontraban los rojizos restos humanos. Pruebas de carbono sugieren que tienen unos 18 500 años, lo cual los ubica en el grupo magdaleniense, una cultura del Paleolítico Superior tardío en Europa Occidental (entre 20 000 y 12 000 años atrás).

Un funeral diferente

El hecho mismo de toparse con un enterramiento de aquella época ya es de por sí extraordinario.

«Son muy escasos y se concentran en un período más antiguo a este, del gravetiense, hace más de 28 000 años. Después hay una etapa en la que apenas hay nada, y hace unos 19 000 años empieza a haber más, pero aún muy pocos: media docena en Francia y, hasta este, ninguno en la península Ibérica», añadió.

Al decir del experto, no se sabe a ciencia cierta qué hacían con los cadáveres, a los que en casos muy contados enterraban en las cuevas.

«Dado que existen tan pocas tumbas reconocibles de todo el Paleolítico Superior (entre 40 000 y 12 000 años atrás) podemos deducir que en todo el mundo no era en absoluto una práctica común, por lo que suponemos que aquellas personas que eran objeto de una atención ritual tan elaborada para enterrarlas, debían tener un significado muy especial para sus comunidades», ahondó.

Los científicos comentaron que se trata específicamente de un enterramiento secundario, porque los huesos están desordenados y fueron llevados allí desde otro lugar. Asimismo sugieren que el cadáver se descompuso a la intemperie, porque están cubiertos de óxido de manganeso.

Los científicos aún no saben explicar el motivo por el cual se dejó descomponer su cuerpo al aire libre y que después, antes de enterrarlo, lo cubrieran con ocre.

Otra evidencia de que se dedicó un esfuerzo especial a aquel entierro es que la pintura roja no se obtuvo con materiales autóctonos. No obstante, la esmerada atención no libró a La Dama Roja de algunos imprevistos.

Todo indica que en algún momento tras el entierro un animal salvaje profanó la tumba y royó la tibia. El hueso fue recuperado y se volvió a enterrar nuevamente con el resto del cuerpo.

Aunque el cadáver está bastante completo, faltan el cráneo y muchos huesos grandes, que probablemente fueron trasladados a otro lugar.

Tras las pistas del grupo magdaleniense

Los individuos del grupo magdaleniense, del Paleolítico Superior, eran anatómicamente como nosotros, según refiere el diario El País. Se cubrían el cuerpo con ropa y probablemente desarrollaron algún tipo de lenguaje.

«Eran cazadores-recolectores nómadas que vivían en sociedades de entre 20 y 30 personas y se refugiaban en cuevas, al menos en el norte de España», precisó a ABC Ignacio de la Torre, con experiencia en excavaciones de la misma cronología en la Península Ibérica.

El hallazgo se realizó en 2010 en la cueva El Mirón, situada en la zona arqueológica de Ramales, España. Foto: www.diariouno.com.ar

«En este período del Paleolítico Superior los grupos de cazadores-recolectores usaban pigmentos para todo tipo de actividades. Las cuevas de Altamira, en España, o Lascaux, en Francia, fueron pintadas con pigmentos como el ocre», comentó De la Torre.

«Este color tiene un sentido simbólico, estético y posiblemente funcional, ya que a veces se usa como conservante o aglutinante», dice el investigador. «En este caso seguramente tiene un sentido simbólico», especificó.

Sin embargo, la costumbre de pintar los restos con pigmentos ocres no es exclusiva de este grupo humano. Lawrence Guy Straus, profesor de la Universidad de Nuevo México, en Alburquerque, y otro de los autores del estudio, aclaró que es una tradición «que se remonta a los tiempos pre Homo Sapiens».

Asimismo, el análisis del esmalte de los dientes de la mujer, el sarro acumulado en estos y su desgaste han permitido reconstruir cómo era su alimentación. Alrededor del 80 por ciento, de su dieta la constituían animales terrestres, como el ciervo o el íbice, y el 20 por ciento, peces marinos, probablemente salmón. Además se sabe que una parte de su alimentación era vegetal y que comían hongos.

Los investigadores revelaron que el polen agrupado en el enterramiento podría significar que entre los honores que dispensaron a la difunta también se encontraban flores.

No obstante, el líder del estudio, tratando de ser cauto en la interpretación de los vestigios, comenta que otra posibilidad es que ese polen hubiese aparecido allí porque estuviese en el estómago de la enterrada, que habría podido consumir las flores por su valor medicinal.

Para completar la información se espera un análisis del ADN extraído de los restos. El responsable será Svante Pääbo, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), quien ya dirigió la secuenciación del genoma neandertal.

Los datos servirán para conocer si, como se sospecha, estos habitantes prehistóricos del sur de Europa fueron quienes repoblaron el norte del continente cuando los hielos lo permitieron, concluyeron los expertos.

¿Otra dama?

La Dama Roja de El Mirón fue bautizada con ese nombre por la Dama Roja de Paviland, encontrada en la península de Gover, en Gales, cuyos restos óseos estaban cubiertos con la misma pintura.

Fue descubierta en 1823, y se consideró el enterramiento más antiguo hallado en Europa Occidental. No obstante, análisis más precisos en 2009 demostraron que la «dama» en cuestión resultó ser un varón, el cual vivió hace 33 000 años.

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