Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Por qué exponer la bella vida?

Autor:

Nelson García Santos

Se sentía orgulloso de que lo apodaran «Telegrama», porque eso connotaba la rapidez con que andaba de noche o de día, mientras proclamaba que nadie podía realizar un recorrido más veloz que él.

Lo peligrosísimo era que este personaje se consideraba un superdotado para manipular a su antojo el timón del vehículo a grandes velocidades, en las carreteras urbanas y en las propias ciudades.

Como era de esperar, protagonizó varios accidentes de bajo perfil que, más allá de la sanción de multas, determinaron hasta la suspensión de la licencia de conducción durante un tiempo; pero después volvió a seguir con el mismo comportamiento en las vías.

Al fin, un día Telegrama encontró el final que anunciaba constantemente con su forma irresponsable de manejar, sin respetar las leyes del tránsito. Fue en una curva a la que le entró como un bólido donde se mató.

A muchos les agrada conducir a velocidades fuera de lo reglamentado y por eso causan accidentes graves, como confirman las estadísticas de la Dirección de Tránsito.

Lógicamente, mientras más tráfico de vehículos, mayores posibilidades de percances en carreteras y ciudades.

Ahora mismo, aunque parezca una paradoja, se aprecia una animada circulación de motos eléctricas, un medio de transporte fácil de conducir y mantener, y que ya engrosan las tristes estadísticas de los hechos fatales.

A las motorinas les agregaron el apellido de «silenciosas», y en un descuido las tienes arriba; pero, como con el resto de los vehículos, no son ellas las peligrosas, sino quienes empuñan sus timones.

Muchísimos conducen las motos eléctricas por ciudades y poblados a todo lo que dan, y eso es un verdadero riesgo. Los más jóvenes, incluidas las muchachas, son de los que más apresurados avanzan, y además suelen incurrir en
exceso de pasajeros.

Qué bueno que nuestras calles se hayan inundado de motorinas para mejorar la transportación y garantizar la añorada independencia de la movilidad, pero asumamos una conducción responsable para no exponer tontamente la bella vida.

 ¿Verdad, respetabilísimo?

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