Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Coletazos del tejemaneje

Autor:

Nelson García Santos

Del análisis sobre las causas y consecuencias de la galopante inflación se han escabullido ¿detalles? que pueden amortiguar su impacto devastador en el bolsillo y, paradójicamente, existen desde hace un burujón de años.

Tampoco están relacionados con el tope de precios y la subida de los salarios, y mucho menos con el aumento de la oferta de productos que pasa por el incremento sostenido de la producción, esa cima cuya escalada sigue retando.

¿Qué cuáles son? Bueno, en medio de este revolico puede sonar una ficción desempolvar el tema sobre la venta de las mercancías de acuerdo con sus calidades, pues como piensan muchos comercializadores lo importante es que la gente tenga qué comprar y no buscar perfecciones.

Bajo ese no buscar perfecciones se ha perjudicado al consumidor por el irrespeto de transgredir la regulación de precios de acuerdo con la calidad de primera, segunda y tercera, una medida sistemáticamente quebrantada y que ha tenido y tiene repercusiones negativas para los mismos productores.

Por lo menos para afuera de los mostradores ha sido papel de adorno la venta por las cualidades debido a que las realizan mezcladas; y para dentro, es decir, lo que va al cuadre en los papeles no sé, aunque se presiente que ahí sí funciona.

Todo este trajín, al que debemos sumar que en el colmo de los colmos llegan a deteriorarse productos a la vista pública sin que le reduzcan el costo al cliente, y luego se contabilizan como pérdidas. ¿Existirá un control adecuado para evitar que en realidad sea otro salidero por la izquierda? ¡Uf!

De hecho, comercializar de acuerdo con los parámetros de las mercancías resulta tan viejo como el mismísimo mercado, una regla que en primer lugar beneficia directamente a las personas de más bajos ingresos y, de paso, permite vender una parte de la producción agrícola que debe pagarse a los productores a un menor precio. ¿Se hará de esa manera? Lo dudo por los tejemanejes.

La aplicación a rajatabla de esa norma hubiese influido de manera directa para lograr un bregar más eficiente de los agricultores y consecuentemente una explotación de los recursos empleados más acorde con lo invertido.

Que nadie lo dude. Si se hubiese respetado y arraigado esa medida para hacerla costumbre con el mazo dando, más que con el bla, bla, fuera más llevadera, si cabe, la inflación, porque habría precios más arriba y más abajo.

Esos detalles, ¡estamos a tiempo de desem-
polvarlos! devendrían contén para los oportodorados, artífices de cazar las grietas organizativas y de control para meter la mano. Y esos personajes están que saltan hasta de abajo de las piedras.

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