Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La Letra de la responsabilidad

Autor:

Santiago Jerez Mustelier

¡Por fin! se fue 2020. Hemos sobrevivido —y lo podemos afirmar con vehemencia— uno de los años más difíciles de la finiquitada década. Atrás quedó un almanaque desolador, aciago y vertiginoso. Si en estos 12 meses no aprendimos «a madrazos» algo, entonces de nada habrá servido la experiencia.

De a poco se nos descubre el año 2021, y aunque con muchas esperanzas como telón de fondo, lo cierto es que al sucesor de marras aún le toca cargar con los desbarajustes legados por la cosecha previa. Y ordenar no será tarea fácil. Por lo que algunos expertos vaticinan, con asertividad, que será en el segundo semestre cuando el mundo respirará con ligero alivio.

Sin embargo, no abandonamos la fe en que 2021 sea mejor. A muchos cubanos nos basta con el ondear —no tan holgado— de la bandera que se iza desde la primera tribuna de la Revolución; y la profecía de la Letra del año que presagia «un bien de salud firme y seguro en la tierra», para renovar nuestras ilusiones y creer en que sanaremos a partir de ahora. Pero no todo puede quedar a disposición de la mística, pues de nosotros depende en gran medida hacer de este un período más reparador.

¿Cómo? Empecemos por cuidarnos a nosotros y a los demás. Mientras llegan las vacunas, la pandemia sigue arrebatando alientos, y el peligro no disminuye. Mantener las medidas higiénico-sanitarias y exigir por la responsabilidad mayúscula de los viajeros procedentes del exterior, son acciones que conciernen a todos.

El país vive un crecimiento en sus índices de contagio por COVID-19; los casos importados representan un elevado porciento de las infecciones que se han detectado diariamente desde diciembre hasta hoy; y los contactos de primero y segundo orden de los viajeros resultan determinantes en la escalada del repunte.

Lo anterior da cuenta de gente que viola las leyes y protocolos, que arriesga la salud del pueblo y pone en jaque un sistema sanitario que ha controlado con tino cada brote del letal virus. De manera que es preciso que no tiemble la mano al enfrentar estas indisciplinas y a los indisciplinados; y que sean óptimos, expeditos y eficaces los procedimientos asumidos por quienes les corresponde velar y garantizar el cumplimiento del encierro domiciliario de los que llegan al país y de sus familiares.

En busca del control, el Estado ha decidido reducir los vuelos al territorio nacional desde naciones emisoras de la mayor cantidad de enfermos; también exige certificación de PCR negativo y perfecciona sus mecanismos de actuación, a fin de subsanar extravíos que generen más presas al SARS-CoV-2. Ello deberá ser apuntalado con una alta dosis de prudencia y colaboración por parte de las personas.

Otro modo de alcanzar un buen año, en el orden personal, será incorporar el respeto, la consideración a los semejantes, la conducta adecuada, la observancia del ordenamiento jurídico establecido, así como la sensibilidad y comprensión hacia los problemas del país en los acostumbrados autoexámenes que nos hacemos al comenzar un nuevo ciclo.

Que se extienda el sentido de la unidad entre las familias y la sociedad, no desde una óptica acrítica o ignorando las diferencias, sino con la mira en edificar un terreno fértil, que sea abono para crecer todos en cuerpo y espíritu.

No procrastinar la humildad, la ética, la verdad y la solidaridad, despojarse de las malas intenciones y la falta de lealtad; esforzarnos para salir adelante, valorizando el trabajo como fuente de prosperidad; desterrar las improvisaciones; cultivar la bondad, la justicia, la virtud y la transparencia… son brújulas para la bitácora de 2021.

Como escribió una popular usuaria pinera en Facebook: «Aprovechemos para sanear nuestros basureros interiores… ya que hacerlo con los otros es más complicado y no depende solo de nosotros». Por ello les propongo asumir de valor regente este año la responsabilidad, primero porque nos salva y también porque nos toca labrar caminos hermosos; la unión que sea acompañante, para permitirnos atravesar los desafíos —no menos neurálgicos— por asomarse en este tiempo que comenzamos a vivir.

Al «Iré» que por fortuna nos marca lo divino en 2021 se le debe apoyar con una actitud limpia y consecuente de cada uno de nosotros. Que la bienaventuranza, la salud y la prosperidad sean nuestra premisa y propósito. Llevemos el amor al pie de la letra.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.