Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Leal, y siempre en el juego de los jóvenes

Autor:

Yuniel Labacena Romero

No tuve la dicha de entrevistarlo, pero sí pude escuchar de cerca la forma en que hablaba de Cuba y sobre lo que le tocaba hacer hoy a sus hijos más nuevos, porque un hombre sabio es siempre joven. Recuerdo el día en que como un maestro que vivió intensa y largamente los desafíos del país compartió con los miembros del IV Pleno del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Era el viernes 11 de noviembre de 2016 y faltaban pocos días para que su novia, su Habana querida, cumpliera 497 años, y Eusebio Leal Spengler —aún ocupado por la celebración— se fue a ese encuentro. Disfrutamos, con su verbo apasionado, las ternuras, laceraciones y honduras de la historia. Fue una lección de sentimiento y sabiduría para quienes asumen la continuidad de la Revolución.

Después de recorrer, a través de sus símbolos, la hermosísima historia de nuestro pueblo, su austeridad y capacidad de sacrificio, llegaron los consejos del revolucionario y patriota iluminado. «Luchar siempre es mi palabra para ustedes. En un país ávido de hacer cosas que necesita de su juventud, no hay nada imposible. Siempre hay la oportunidad de redimirse, de salir hacia adelante».

Fue de las ideas que compartió el restaurador físico y espiritual de La Habana y de toda Cuba, porque sabía que luchar es palabra de orden y amuleto para las nuevas generaciones. Hablándonos de la juventud y del espíritu de convocatoria de la UJC para atraerla a sus filas, refirió que no se puede creer nunca que está completamente conquistada y por ello hay que salir a buscarla y enamorarla.

«Cada uno debe contar con pasión su historia: saber quiénes fueron sus padres, sus abuelos, cómo pudieron estudiar, cómo salieron adelante. Entonces apartarán las malas tentaciones de los que las tengan. Reducirán las malas inclinaciones, de los que las tienen. Perfeccionaremos la capacidad de ampliar el diapasón de nuestra llamada para atraer a todos los que podamos a nuestras filas, como decía aquella canción tan linda que cantábamos: Venid a nuestras filas, por la razón y por la vida…», afirmó.

¿Quiénes van a conducir la obra de la Revolución? Para esa pregunta, hecha mil veces dentro y fuera de Cuba, tuvo también respuestas sabias el Historiador porque, como él expresó, los que van a continuar la obra ya están dentro de ella. «No es buscarlos y prepararlos, es que hay que sembrar para recoger».

Y señaló más: «Pobres de nosotros si la República navega y se mueve en aguas muertas. El enemigo principal no es solamente la confrontación ideológica, porque hay quien tiene su plan, nosotros el nuestro. Nosotros tenemos que estar en el juego nuestro, pero tenemos que saber que hay que jugarlo bien. No se puede jugar mal».

Los consejos de Eusebio entonces nos invitan a reflexionar sobre la idea de que el socialismo tiene que ser sustentable, sostenible, creativo y nuevo, porque si eso no sucede, entonces no se cumplirían las palabras de Fidel en el concepto de Revolución, cuando llamó a cambiar todo lo que deba ser cambiado. «Hay que tener el valor de cambiar lo que tiene que ser cambiado, como ya se han cambiado cosas grandes».

De modo familiar y ameno, Leal exhortó a la juventud a estar dispuesta, siempre, a dar sus opiniones con firmeza, en tiempo, forma y lugar. «No la den en un pasillo, cuartico, denla en la reunión del comité de base, con valentía. Si alguien tiene algo que explicar o aclarar que lo haga… Ustedes no son una multitud, son una vanguardia, y ese concepto de vanguardia organizativa se tiene que ganar en la calle.

«Los mejores hombres, que no esperan una planilla escrita, creen que no hay cosa más importante en una mujer u hombre que su palabra. Los que creen que cuando hay algo duro que hacer son los primeros que se ponen delante. Hay una solución: no militar. Es más honorable no militar a no estar dispuesto al sacrificio. Eso es lo más importante si es que creemos de verdad en el mandato que tenemos».

Sus palabras fueron una suerte de tierra común, una evidencia de que en tiempos de Revolución siempre serán salvadores el análisis, la sinceridad, la legitimidad que hay que buscar en el desarrollo y el apoyo emocional de todos los que aman y sienten por Cuba.

El cuerpo de Eusebio se va definitivamente, pero la tristeza y el dolor de los jóvenes en estos días de su partida reafirman que sus desvelos y certezas se quedan con nosotros, como eternos compañeros de filas.

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