Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Insomnio

Autor:

Graziella Pogolotti

El insomnio apareció en una etapa tardía de mi existencia. Desde entonces, logro superarlo tan solo con apoyo de medicamentos. Muy precozmente descubrí que la máquina pensante no dejaba de funcionar a ninguna hora. Utilicé el hallazgo empírico con fines utilitarios. En vísperas de exámenes me recogía temprano, después de un último repaso a puntos esenciales de la materia pendiente de comprobación. Al despertar, los datos se desplegaban con nitidez como proyectados en una pantalla.

Con la expansión de la pandemia y la cuarentena consiguiente, la máquina pensante mantiene su laboreo a toda marcha. Durante el desvelo, proceso información. No cesan las interrogantes acerca del futuro de la Humanidad a corto y mediano plazos, algo que nos concierne porque formamos parte de ella en un mundo cada vez más interconectado. La diseminación de la enfermedad ocupa gran parte del espectro noticioso, pero tras el bombardeo de sucesos y estadísticas subsiste un debate implícito. Abocados todos a una crisis económica de dimensiones imprevisibles, el poder hegemónico actúa como si nada hubiera ocurrido. En nuestra América algunos se apresuran en solicitar recursos al Fondo Monetario Internacional, sin parar mientes en el recrudecimiento de las políticas de ajuste exigido por la institución financiera. El costo habrá de recaer sobre la enseñanza pública y los sistemas de salud. El neoliberalismo intenta sobrevivir a pesar de las amargas lecciones derivadas de la pandemia.

Sabemos ahora que el nuevo coronavirus —invisible, esquivo, resistente— llegó para quedarse. Aunque se descubra la vacuna que tantos buscan afiebradamente, cuando la Tierra agredida tiembla, nos amenaza el surgimiento de otras epidemias. He vivido lo suficiente para recordar la sucesión de oleadas perversas. En los días de mi infancia regresaban de manera cíclica el sarampión, la varicela, las paperas, además de la fiebre tifoidea y la temible poliomielitis. Luego, tuvimos que incorporar nombres desconocidos. El dengue hemorrágico se ensañó con los niños. Respecto al sida, solo hay medidas preventivas y formas de prolongar la vida. Por otra parte, nadie está exento de contagiarse con el coronavirus, pero el análisis estadístico a escala mundial muestra que las mayorías desamparadas constituyen el mayor número de víctimas, a lo que cabe añadir que, de caer en manos de las transnacionales de la industria farmacéutica, la mencionada vacuna resultará en extremo costosa. En tan complejo panorama se precisa ofrecer respaldo a la OMS.

Para el capitalismo en su fase neoliberal, la vuelta a la normalidad equivale a mantener un estatus sostenible tan solo con el sacrificio de millones de vidas y con el acrecentamiento de los niveles de pobreza. A contracorriente, despuntan voces en favor de un cambio necesario. Sus plataformas ideológicas son variadas. Algunas resultan de procedencia ecologista, otras tienen una trayectoria de izquierda más radical. Hay intelectuales prestigiosos y artistas de connotada presencia mediática. Expresan una inconformidad  que debe ser tenida en cuenta. Hace algunos años los movimientos sociales prorrumpieron con la consigna de «un mundo mejor es posible». Habría que plantear ahora que «un mundo mejor es necesario». Esa aspiración tiene que nutrirse de un cuerpo de ideas y acciones. Hay que reclamar el cese de las represalias económicas impuestas como vías de intervención en los asuntos internos de los países, como las que sufren en la actualidad Cuba y Venezuela. Se impone también rescatar algunas demandas formuladas en el pasado.

Evoqué recientemente la batalla, animada por Fidel, contra la impagable deuda externa. Vale la pena recordar también que cuando el denominado tercer mundo hizo sentir su presencia en la Unesco demandó el establecimiento de un nuevo orden internacional de la información. La influencia de los colonizados ayer en el organismo internacional decreció como consecuencia del retiro de la contribución financiera de Estados Unidos a los defensores de la educación, la ciencia y la cultura. Sin embargo, la revolución de las telecomunicaciones coloca ese reclamo en un primer plano.

Mediante  sofisticadas técnicas de marketing se modela la opinión pública. Se demoniza a los países que escogen un camino independiente. Con el empleo consciente de la mentira se justificó la invasión a Irak. Las armas y el robo barrieron parte del patrimonio cultural de la Humanidad en la antigua Mesopotamia, donde el Código de  Hammurabi estableció principios de derecho, donde se desarrolló la escritura cuneiforme, donde existieron los míticos jardines colgantes de Babilonia. A partir de entonces, el incendio en el Oriente Medio no ha cedido. Con su incesante presencia en los medios, sus declaraciones contradictorias y su estímulo a la cultura del odio, el actual Presidente de Estados Unidos tiende una cortina de humo destinada a ocultar los problemas reales. A través de redes sociales, nuestra vida privada se convierte en mercancía. Con la difusión de detalles en apariencia insignificantes se reconstruyen rasgos de nuestra personalidad, reveladores de aspiraciones y valores, información útil para despertar apetencias de consumo y dirigir mensajes adecuados para ejercer influencia. Por procesar esos datos, Cambridge Analytica fue condenada, pero la fórmula mantiene su vigencia.

Fidel tuvo la clarividencia de rastrear las señales del futuro en el presente. Durante la conferencia de Río de Janeiro, en la década de los 90, definió con síntesis notable el peligro latente en el cambio climático. 

He vivido lo suficiente para percibir la aceleración de ese proceso. En los días de mi infancia los frentes fríos se anunciaban con ligera llovizna. En las tardes veraniegas caía un fuerte aguacero. Luego, el cielo se despejaba y podía jugar en el parque. Nunca penetró el agua del mar con tanta violencia como en la llamada Tormenta del siglo. Fidel dedicó a la amenaza de la extinción de la especie el batallar de sus últimos años. Es uno de los asuntos que puede formar parte de una plataforma unitaria en el combate de esta hora. 

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