Después de tantos años negando la culpabilidad del terrorista Luis Posada Carriles en el atentado que derribó en octubre de 1976 el avión civil de Cubana de Aviación en Barbados con 73 personas a bordo, los documentos recientemente desclasificados por Estados Unidos indican que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Gobierno norteamericano conocían la implicación del terrorista en esa deleznable voladura.
El equipo completo cubano de esgrima (femenino y masculino) que había obtenido todas las medallas en un campeonato en Venezuela, así como la tripulación de la nave y varias decenas de pasajeros, entre ellos guyaneses y coreanos, fueron asesinados en pleno vuelo por los terroristas Posada Carriles, Orlando Bosch, autores intelectuales del hecho, y los venezolanos Hernán Ricardo Lozano y Freddy Lugo, quienes colocaron las dos bombas dentro de la nave antes de abandonarla en el aeropuerto de Barbados.
Los documentos desclasificados relacionados con el asesinato en 1963 del presidente John F. Kennedy explican que al conocer que Posada y Bosch habían sido arrestados en Venezuela, mientras que Hernán Ricardo Lozano y Freddy Lugo eran detenidos en Trinidad y Tobago como los principales sospechosos del caso, la CIA investigó a los posibles autores y el nombre de Posada rápidamente encendió las alarmas.
Un memorando secreto de octubre de 1976 expone: «Compartimos la preocupación de la oficina central [por el] arresto de WSCARLET-3 (código secreto que la CIA le había puesto a su agente Posada) y la posibilidad de sospecha/cargos adicionales (de) conexión (de) BKHERALD (la división de la CIA encargada de la ex Unión Soviética) con el bombardeo. ... De los tres, W-3 [Posada] parece haber sido el más implicado por su posible asistencia a Hernán Ricardo Lozano y/o Freddy Lugo quien trabajaba para Posada».
Uno de los documentos afirma que la CIA estaba al tanto de pruebas que incriminaban a Posada, aunque consideró que eran «circunstanciales». Según otro cable secreto de octubre de 1976, un agente de la CIA en la Disip (Departamento de Inteligencia de Venezuela), donde Posada fungía como uno de los jefes, supo que las autoridades de ese país tenían «evidencia que implica al sujeto 201-300985 [número de identificación de la CIA de Posada] en la voladura del avión de Cubana» y que esta incluía la factura de los boletos aéreos usados por Hernán Ricardo Lozano «durante la operación de bombardeo».
La dirección de pago en los recibos correspondía a la de las oficinas de ICICA, la compañía de investigaciones privadas de Posada en Caracas. Dichos recibos fueron incautados en esa oficina durante un registro.
Unos días después del atentado, la CIA también obtuvo información sobre comentarios que habría hecho Posada en una cena: «vamos a atacar a un avión cubano», «Orlando tiene los detalles». A partir de la información que le proveyó la CIA, el Departamento de Estado norteamericano concluyó que Posada parecía ser «la persona que planeó el sabotaje del avión».
Posada fue absuelto junto a Bosch, Ricardo y Lugo en un primer juicio completamente amañado en una corte militar en Venezuela. Pero el fallo fue anulado y Posada escapó de la cárcel, con ayuda de la Disip y de la CIA, antes de que concluyera el segundo juicio en un tribunal civil que absolvió a Bosch. Solo Ricardo y Lugo fueron encontrados culpables. El architerrorista Orlando Bosch falleció en Miami en el 2011.
La lista del apoyo de las administraciones estadounidenses y de la CIA al terrorista es sumamente larga. Posada nunca fue acusado en Estados Unidos por el derribo del avión en 1976. También salió libre de acusaciones por violar la ley de inmigración de Estados Unidos en conexión con su directo papel en los atentados contra hoteles y sitios turísticos en Cuba en 1997. En 2005 encaró un proceso de deportación en El Paso, Texas, y el Departamento de Seguridad Interna lo declaró un «riesgo a la seguridad nacional de Estados Unidos», pero vive tranquilamente en ese mismo país.
El director del proyecto de documentación de Cuba del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, Peter Kornbluh, aseguró que estos archivos de la CIA ofrecen una relación detallada de los prolongados y complicados lazos de Posada con la CIA, en los tiempos en los que sirvió como soldado en las guerras encubiertas contra Cuba y agente de penetración en la Disip contra las fuerzas progresistas de Venezuela y de otros países de la región.
Cuba, desde 1959, ha sido blanco de numerosos ataques terroristas, atentados y hasta invasiones alentados desde el territorio de Estados Unidos. Al fin comienzan a salir las verdades que el Gobierno cubano ha denunciado en innumerables ocasiones.