No estaba muy seguro si escribir sobre las elecciones en el condado de Miami-Dade, ya que acerca de estas he escrito en varias ocasiones y cae uno en la posibilidad de volverse repetitivo. El problema es que siempre hay algo nuevo que decir sobre los procesos electorales que se llevan a cabo cada cierto tiempo en Gran Miami, que es como popularmente se conoce a este Condado.
Miami Dade tiene una extensión de aproximadamente 1 900 millas cuadradas (4 920,9 kilómetros cuadrados); y el estado de la Florida, una extensión total de 53 624 millas cuadradas (poco más de 138 885 kilómetros cuadrados). La población, según el último censo, es de 2 500 766 en el condado y 19 000 000 en total en el estado. Este condado es el más poblado de la Florida y el octavo más grande en población de Estados Unidos. Del total de personas que residen en el condado, 1 243 000 están registradas como votantes; es decir, un poco menos del 50 por ciento de la población.
De estos que tienen derecho al voto, solamente 248 605 hicieron uso del mismo en las elecciones que se llevaron a cabo recientemente. Es decir, votó aproximadamente el 20 por ciento de los que podían hacerlo. Como se dice irónicamente en la calle, no es un récord, pero sí un buen average. Vaya, es un average como para echarse a reír, pero ahí no está lo importante. Lo importante está en el hecho de que las elecciones, entre otras cosas, fueron para elegir al alcalde del condado, es decir, la máxima autoridad civil de este territorio. El cargo de alcalde del condado es algo así como el de un superalcalde, ya que Miami Dade tiene 35 ciudades incorporadas al mismo y cada una de estas posee un alcalde.
Por ejemplo, Miami Beach, Hialeah, Miami, etc., son ciudades que pertenecen al condado, pero que se gobiernan con autonomía limitada. El alcalde del condado, un cubanoamericano que antes fue bombero en la ciudad, llamado Carlos Giménez, ganó las elecciones sacando 126 525 votos, o sea, el 54,23 por ciento de los que votaron en esa elección y alrededor del diez por ciento de todos los que tenían derecho al voto. Sus votos representan, más o menos, el cinco por ciento de la población del condado.
¿Qué les parece? La máxima autoridad del condado de Miami Dade representa al cinco por ciento de la población del mismo. ¿No decía aquella simple definición de la democracia que este es el gobierno de la mayoría que respeta el derecho de las minorías? Bueno, pues parece que en el Condado de Miami Dade la definición es otra. Bien pudiera decirse que aquí la democracia es el gobierno de la minoría que es despreciado por la inmensa mayoría.
Hay que decir, además, que en las elecciones que se llevaron a cabo el 14 de agosto, de los 248 605 votos emitidos, 92 000 fueron votos ausentes, es decir, que el 37 por ciento de los electores no asistieron a ningún recinto electoral a votar. Esta forma de emitir el voto ha generado un tremendo escándalo político, el cual ha ocasionado detenciones de personas que han utilizado este método de votar para manipularlo a su antojo y conveniencia.
Las boleteras, como les llaman a estas personas, manejan centenares de estos votos a su antojo y a favor de los políticos que les pagan. Como casi todas las restricciones que existían para emitir ese voto han sido eliminadas, a cualquiera de estas personas le es sumamente fácil solicitar una boleta a nombre de cualquier votante registrado, no importa si esa persona está incapacitada mental o físicamente de poder escoger entre los candidatos. Las boleteras simplemente les llenan las boletas y las mandan por correo al Centro de Elecciones donde son contadas como votos.
Los políticos, por supuesto, niegan cualquier relación con estas personas y afirman no haberlas visto nunca, aun cuando en algunos casos se han visto fotografías en las que aquellas aparecen en el mismo lugar que los candidatos.
El caso de Giménez es increíble. Del total de las boletas ausentes que se recibieron para las elecciones por la alcaldía, él recibió el 62 por ciento de las mismas, a pesar de haber ganado con el 54 por ciento de los votos. El 43 por ciento de los votos que recibió Carlos Giménez fueron votos ausentes. ¿Qué les parece? Así es que el hombre que nos gobierna actualmente en este condado, no solamente sacó el 10 por ciento de los que tenían derecho al voto, sino que casi la mitad de esos votos fueron emitidos por una forma de votar que ha generado corrupción, deshonestidad, manipulación y trampa. ¿Y a esto le llaman democracia? Si es así, es casi mejor que a los alcaldes los nombren los gobernadores y que estos, a su vez, sean nombrados de dedo por el Presidente, quien también a su vez habría de ser escogido por un grupo de ancianos sabios. Total, para el caso es lo mismo. Como dicen los guajiros cubanos, para la leche que da la vaca, que se la tome el ternero.
*Periodista cubano radicado en Miami