Pese a su intento desmedido de criminalizar a Hamás, Netanyahu fue el responsable directo de la muerte de los cuatro difuntos israelíes. Autor: AFP Publicado: 20/02/2025 | 08:46 pm
El que no la debe no la teme, pero el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu presintió el repudio que lo aguardaba y a última hora incumplió su compromiso de asistir a la ceremonia de entrega de los féretros.
En una céntrica plaza de Jerusalén, miles de manifestantes enarbolaban una enorme pancarta que culpaba al Jefe de Gobierno de las continuas dilaciones de un cese del fuego y exigían un acuerdo para asegurar el regreso de todos los rehenes en manos de Hamás y otras organizaciones desde hace 503 días.
El ejército israelí confirmó haber recibido los ataúdes de los cuatro prisioneros de manos de la Cruz Roja.
La inmensa mayoría de los residentes en el Estado sionista culpa a Netanyahu de la extensión de la guerra, en su afán de limpiarse de la derrota política que significó el sorpresivo asalto del 7 de octubre de 2023, que lo sorprendió durmiendo.
La Resistencia cumplió este jueves su compromiso de entregar los cuerpos sin vida de cuatro prisioneros, entre ellos una mujer y dos menores
—hijos suyos— y un hombre, capturados en una colonia militarizada.
La Cruz Roja había recibido los cuerpos con anterioridad en el cementerio de los mártires de Bani Suheila, Khan Younis, según puntualizó Palestine Chronicle.
Hemos preservado las vidas de los cautivos y los hemos tratado con humanidad, afirmó en una declaración pública el movimiento de Resistencia Islámica Hamás.
Añadió que su ala militar, las Brigadas Al-Qassam, y la Resistencia garantizaron la dignidad de los fallecidos durante el proceso de entrega, contrastando esto con el desprecio de la ocupación israelí por sus vidas mientras estaban vivos.
Hamás destacó que preservó las vidas de los cautivos y los trató humanamente, pero el ejército israelí los mató junto con sus combatientes que los cuidaban.
Hamás también criticó al primer ministro Netanyahu por utilizar las muertes de los cautivos para evadir la rendición de cuentas.
Según informes de la radio del ejército israelí, los cuatro cautivos fallecidos estaban retenidos al este de Khan Younis, una zona donde el ejército israelí operó durante aproximadamente cuatro meses.
La emisora dijo que los restos son los de Shiri Bibas y sus dos hijos, Ariel y Kfir, así como los de Oded Lifshitz, que tenía 83 años cuando fue secuestrado.
«Nuestros corazones, los corazones de una nación entera, están hechos pedazos», dijo el presidente israelí Isaac Herzog en un comunicado. «En nombre del Estado de Israel, inclino mi cabeza y pido perdón. Perdón por no protegerlos en ese día terrible. Perdón por no traerlos a casa sanos y salvos».
Los militantes entregaron cuatro ataúdes negros, identificados con la foto correspondiente a cada uno, su nombre y una imagen de Netanyahu y la palabra «Asesino».
Miles de personas, incluidos numerosos militantes enmascarados y armados, observaron cómo los ataúdes eran cargados en vehículos de la Cruz Roja antes de ser conducidos a las fuerzas israelíes.
Una vez en su poder, los militares israelíes celebraron una pequeña ceremonia fúnebre, a petición de las familias, antes de trasladar los cuerpos a un laboratorio en Israel para su identificación formal mediante ADN.
Las críticas a Netanyahu tuvieron un resonante episodio en la Asamblea Legislativa (Knesset), donde el diputado Merav Cohen preguntó: «¿Cuántos prisioneros israelíes morirán debido a las consideraciones políticas de Netanyahu?».
Los canales israelíes no transmitieron la entrega. En la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, donde los israelíes se han reunido para ver la liberación de los rehenes vivos, una gran pantalla mostró una recopilación de fotos y videos de Lifshitz y la familia Bibas.
Los israelíes han celebrado el regreso de 24 rehenes vivos en las últimas semanas, en el marco de un tenue alto el fuego que detuvo más de 15 meses de guerra.
La entrega de este jueves fue un recordatorio de las consecuencias de la dilación de las conversaciones que condujeron a la tregua, que se prolongaron durante más de un año.
El sábado ocurrirá el intercambio de los últimos seis prisioneros vivos israelíes de esta primera etapa del acuerdo, que está previsto termine en marzo.
Las negociaciones sobre la segunda fase del alto el fuego, apenas han comenzado. Hamás tiene previsto liberar a seis rehenes vivos el sábado a cambio de cientos de prisioneros palestinos, y dice que liberará cuatro cadáveres más la semana próxima, completando así la primera fase del alto el fuego.
Eso dejará a los militantes con unos 60 rehenes, todos hombres, de los cuales se cree que aproximadamente la mitad están muertos.
Hamás ha dicho que no liberará a los rehenes restantes sin un alto el fuego duradero y una retirada israelí total. Netanyahu, con el pleno respaldo de la administración Trump, dice que está comprometido a destruir las capacidades militares y de Gobierno de Hamás y a devolver a todos los rehenes, objetivos que en general se consideran mutuamente excluyentes.
La propuesta de Trump de expulsar a unos 2 000 000 de palestinos de Gaza para que Estados Unidos pueda poseerla y reconstruirla, que ha sido universalmente rechazada, en particular por los palestinos y los países árabes, ha puesto aún más en duda el alto el fuego.
Hamás podría mostrarse reacio a liberar más rehenes si cree que la guerra se reanudará con el objetivo de aniquilar al grupo o trasladar por la fuerza a la población de Gaza.
La guerra genocida israelí mató a más de 48 000 palestinos, entre ellos el 70 por ciento o más mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Más de 18 000 niños, según Hamás, incluso de horas de nacidos, fueron pulverizados junto a sus madres o en los hogares, sin derecho ni siquiera a sepultura. Cientos de familias enteras fallecieron en los bombardeos masivos indiscriminados.