Participaron en el acto representantes de movimientos de solidaridad y de la misión diplomática de Puerto Rico en Cuba. Autor: Ricardo Tamayo Publicado: 24/09/2018 | 08:32 pm
Para los más de 400 alumnos que cursan estudios en la escuela primaria Pedro Albizu Campos, este lunes fue una jornada diferente. Los niños y sus profesores fueron testigos de la develación de la primera tarja en Cuba dedicada al mártir puertorriqueño. Y no fue una placa cualquiera… sino una obra de arte.
«Estoy muy feliz de estar aquí con ustedes, muy emocionada porque esta escuela lleva el nombre de mi abuelo. Un hombre que luchó toda su vida por la independencia de su patria, que fue muy amigo de Cuba», dijo a los estudiantes Rosa Meneses Albizu Campos, nieta del boricua y delegada del Partido Nacionalista de Puerto Rico en la Mayor de las Antillas.
«Amó a Cuba, amó a sus niños, amó a su juventud, reconoció el valor de esta nación, de la lucha de la patria cubana por su independencia, patria que él consideró suya porque era su patria hermana, él creía en la unidad antillana, en la unidad de todos los pueblos del mundo y muy en especial del Caribe y América Latina», prosiguió al hablar, emocionada, de su abuelo materno.
En declaraciones a JR, Rosa, otra vez con lágrimas en los ojos, conversó sobre la «responsabilidad de llevar su apellido» y la satisfacción de «seguir el camino de sus enseñanzas».
«Para mí es muy emotivo esto. Mi abuelo significaba mucho para nosotros, aunque no lo conocimos hasta que ya éramos adolescentes, porque el imperio (estadounidense) lo tenía en la cárcel donde lo torturaron y a causa de esa tortura fue que murió», agregó.
La histórica solidaridad cubana y Fidel también formaron parte del diálogo. «Cuba siempre ha estado presente, exponiendo la verdad y apoyando la causa de la independencia de Puerto Rico, esto se hace más patente al triunfo de la Revolución, porque ya a partir de entonces se convierte en una política de Estado, y Fidel desde que era estudiante de la Universidad tuvo ese compromiso», explicó.
Del Comandante en Jefe aseguró: «fue muy amigo de mi familia, al igual que Raúl y el Che. Intercambió mucho con mi abuela, la viuda de Pedro Albizu Campos, en México, durante los preparativos del Granma, y mi abuela fue luego secretaria general de la misión de Cuba ante la ONU, le concedieron la ciudadanía cubana y murió en Cuba y está enterrada aquí, en el Cementerio de Colón».
Para homenajear a su abuelo en un entorno escolar, Rosa prefirió la cerámica. Un mosaico sustituyó al habitual bronce de las tarjas. «Mi eterno agradecimiento a los artistas, dijo, es una generosidad tremenda, porque es una obra que no tiene precio y ellos han donado su arte».
Rael Rodríguez Capote y Handy Hernández Leal, los artífices de la placa, explicaron que trabajaron dos técnicas conjuntas —Opus vermiculatum y trencadis— para lograr los efectos de claroscuro en la obra, que, por demás, al ser de cerámica resulta más duradera.
«Si puedo ayudar un poquito a que los estudiantes que se están formando aquí puedan acercarse más a la figura de Pedro Albizu Campos, es una satisfacción inmensa», comentó Rodríguez Capote, mientras Hernández Leal añadió que de esta forma los niños «tienen una referencia visual del mártir de su escuela».
Ellos han logrado captar la mirada dulce de sus ojos —agrega Rosa sobre el mosaico y sus creadores—, era un hombre muy alegre, muy bromista, muy amante de los niños y tenía esa mirada dulce, que claro, a la hora de denunciar al imperio, sus abusos, la colonia, se convertía en fiera.