Sebastián Piñera y Alejandro Guillier. Autor: EFE Publicado: 17/12/2017 | 12:07 am
LA extensión del voto contra Sebastián Piñera es lo que podría darle el triunfo a Alejandro Guillier en la segunda y definitiva ronda de las presidenciales chilenas este domingo.
Aunque esté lejos de la izquierda, Guillier, heredero de Michelle Bachelet y candidato de la Concertación para la Democracia que ahora se llama Fuerza Mayoría, es hoy el único que puede impedir la vuelta a una derecha neoliberal de la que los chilenos conocen por el mandato del sátrapa Augusto Pinochet: él impuso el modelo luego de ahogar en sangre al país y Piñera, representante de una clase social que sostuvo a la dictadura, blandió los mismos intereses económicos durante su mandato entre 2010 y 2014.
Nadie se atreve a hacer pronósticos para esta jornada, de modo que el triunfo de uno u otro no tomará desprevenido a ninguno. Las encuestas dijeron que la diferencia en las intenciones de voto es estrecha; de manera que ningún observador arriesga. Sobre todo, quienes creyeron que Piñera obtendría mayoría absoluta en noviembre, algo que no suscribimos todos y no ocurrió.
La verdadera sorpresa de este proceso electoral fue recibida ya en esa primera ronda. Contra todos los pronósticos, el joven Frente Amplio (FA), la verdadera carta izquierdista de la boleta, se alzó con un tercer puesto que ubicó a su candidata, Beatriz Sánchez, a apenas dos puntos porcentuales del segundo puesto de Guillier.
Esa votación del FA expresó ya al mundo que el camino no está expedito para la derecha en todas partes de Latinoamérica, una lectura de peso en estos tiempos. Y aunque no llegan al Palacio de la Moneda, puede decirse que los frenteamplistas chilenos ya derrotaron de algún modo lo que sus líderes llaman «el duopolio».
La liebre le saltó a la oligarquía continental donde menos se le esperaba. Y si los votantes chilenos le cierran el paso a su representante hoy habrá que entenderlo como un triunfo también de esa izquierda, a pesar de que Alejando Guillier no se ubique en tal tendencia y los del FA no ocupen puestos en un eventual gobierno suyo.
Sus líderes —pues el Frente lo integran seis partidos y siete movimientos políticos de conocida trayectoria en la protesta social— no han hecho alianzas con el aspirante de Fuerza Mayoría, de manera de no desmarcarse de sus postulados y no perder su voto cautivo.
Pero, de cara a la trascendental jornada de este domingo, pusieron en claro que su voto será contra Piñera.
Avanzada la campaña para el balotaje, Beatriz Sánchez fue la primera en dar señas ante los medios: «He decidido (…) decir claramente por quién voy a votar, mi voto es contra Sebastián Piñera y voy a votar por Alejandro Guillier».
Mensajes recientes en Twitter daban cuenta de que esa postura se extendía entre una parte del electorado. Bajo la etiqueta #JuntosGanamos o #TuitazoNacionalxGuillier podían leerse el viernes exhortaciones tales como «Somos más, la izquierda en Chile es más, solo unidos venceremos al Fascismo».
La postura de los seguidores del FA se ubica en el fiel de la balanza para inclinarlo hacia un lado u otro.
Pero será determinante también la decisión que adopten quienes antes se deslindaron por la abstención. Esa fue la «opción» que más puntos ganó en la primera ronda con un grueso 53 por ciento, pero ¿qué tal si la polarización de hoy y todo lo que se define, les convence de ir a las urnas?
Por eso, poner de su lado a los abstencionistas ha sido preocupación de los dos contendientes. Los que no votaron en noviembre también podrían marcar la diferencia, y constituyen un amplio espectro donde Piñera encontraría terreno fértil para volver al Palacio de la Moneda.