Una Revolución que hunde sus raíces en el corazón de un pueblo. Autor: AVN Publicado: 10/12/2017 | 02:26 am
CARACAS.— Otra vez muchos ojos en el mundo, con los consiguientes análisis predictivos, han puesto atención en las elecciones municipales que este domingo dejarán definido quiénes serán los 335 alcaldes que en todo el territorio nacional, desde las estructuras más apegadas a la vida popular, tendrán la responsabilidad de hacer gobierno en pos del beneficio de las gentes.
Esta cronista, pulsando la vida cotidiana del país, escuchando múltiples voces en las esquinas o detrás de los mostradores, viendo múltiples escenas lo mismo a la espera del metro que en grandes avenidas, se atreve a decir que la jornada de comicios tendrá un tono coherente con la naturaleza de momentos como el 16 de julio pasado —cuando el pueblo ofreció un conmovedor adelanto de lo que serían las elecciones del 30 del mismo mes, esas que hicieron posible el nacimiento de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC)—; lo de hoy, también, estará en consonancia con las elecciones de gobernadores del pasado 15 de octubre.
Hay muchas razones para esperar que la elección de los alcaldes y del nuevo gobernador de Zulia sea otra consulta popular desde la cual se fortalezca la Revolución Bolivariana. Entre esas razones está, aunque muchos quieran negarlo, la huella de conciencia política que en este pueblo han dejado casi 20 años de contiendas y decisiones sociales inspiradas en los humildes.
El otro factor es la memoria: nadie piense que aquí las multitudes no aprendieron la lección de lo que las oligarquías son capaces de hacer contra los pueblos. Nadie piense que aquí ya no recuerdan a los seres humanos quemados vivos por ser sospechosos de tener un punto rojo (de chavismo) en el pecho, o por tener la piel oscura.
Dicho de otro modo, las mayorías no están dispuestas a perder la paz alcanzada, aun cuando actualmente la receta predilecta de la Guerra No Convencional (GNC) orquestada desde las oficinas del imperio consista en desesperar a través de la carestía de la vida que nace de la inflación inducida, de la especulación que es acto-reflejo de una página web nacida en potentes servidores del Norte, desde la cual se devalúa el bolívar frente al dólar.
La gente sabe bien que un país sin equilibrio en su institucionalidad puede desembocar en el caos social y en la violencia. Por eso la pieza cardinal entre el Poder Popular y las estructuras del Estado —que son las alcaldías municipales al frente de las cuales estarán los elegidos por un período de cuatro años— será defendida por millones de electores en las urnas (en total deben votar más de 19 millones). La jornada será asumida como otra batalla en la cual sería muy peligroso dejar espacio a las fuerzas de derecha, las mismas que casi sumergen al país en un baño de sangre.
A los mandamases del mundo les molesta que Venezuela viva reiteradamente procesos electorales que van sobre rieles de tecnología de primera y que por tanto solo demuestran la solidez de un ejercicio verdaderamente democrático porque es transparente.
Lo otro que es una realidad del tamaño del Sol, aunque los grandes medios de (in)comunicación lo ignoren, es el ambiente de tranquilidad en que han transcurrido los preparativos de estos comicios. Es bueno que así sea, aunque en honor a la verdad al venezolano no le atemoriza ir de vorágine en vorágine, solventar cada tempestad: ya se sabe que el 2018 no viene lacio, pues las elecciones presidenciales del próximo año desatarán nuevas, inevitables y grandes luchas del torrente popular de cara a su propio destino.
Este domingo los hijos de Bolívar enfrentarán «una nueva batalla democrática» con la cual demostrar al mundo que la nación «quiere que se le respete en su derecho a la autodeterminación», dijo este viernes y así lo publicó la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), el vicepresidente para el Área Social, Elías Jaua Milano.
«Los pueblos tienen derecho —expresó— a exigir bajo cuál modo de gobierno quieren regirse, bajo cuál modelo económico, político, económico, social quieren regirse. Y el pueblo venezolano tiene 19 años decidiendo que quiere el camino de la independencia, del socialismo, del poder popular, de la democracia revolucionaria, de los derechos para todos, y es lo único que pide este pueblo a los poderes del mundo».
Como es costumbre, los comicios serán vividos por invitados internacionales que han llegado desde Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, España, Estados Unidos, Suriname, Uruguay, Perú, República Dominicana, Francia, Paraguay, Reino Unido, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Chile, Colombia y Bélgica; todos, para dar fe al mundo de lo que sucederá este domingo.
A estos acompañantes el canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Arreaza, comentó este viernes, según reportó la AVN, que el sistema electoral de su país es paradigmático, entre otras razones, por su capacidad para ser auditado, lo cual, afirmó, es un triunfo del modelo de democracia participativa.
Los testigos, que suman unos 50, podrán visitar centros de votación, conversar con los técnicos del Consejo Nacional Electoral (CNE), así como con miembros de las mesas y con candidatos.
Durante el encuentro con Arreaza, el presidente del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela), Nicanor Moscoso, recordó que la entidad por él representada ha tenido presencia en diversos procesos electorales realizados en el país sudamericano desde 2005. Además de dar las gracias al Gobierno bolivariano por la acogida, Nicanor recordó que el Ceela ha sido testigo de numerosos procesos electorales en el hemisferio y que «cuando han sido bien ganadas las elecciones, así lo decimos».
Pues habrá que decir, al final de la gesta de este día, cómo la voluntad de millones fue consultada cristalinamente. Se habrá sumado otro capítulo a la saga de multitudes que resisten heroicamente, que dan su voto de confianza al trabajo de un Gobierno que no cesa de parir programas para humanizar la vida.
Habrá que contar sobre cómo el tema de articular políticas locales —allí donde la gente sufre y es feliz, donde se distribuyen los alimentos, donde se hacen colas como en nuestra Isla, donde se asfaltan o no las calles, o se ofrecen servicios médicos u otros tantos— engrosa la agenda de una Revolución que contra viento y marea se fortalece mientras hunde sus raíces en el corazón de un pueblo inmenso y sufrido, que en su bregar aparta del camino todo lo que intente negarle su derecho a una existencia mejor.