La delegación de las FARC-EP al diálogo de paz presentó este miércoles al Gobierno ocho propuestas que denomina «mínimas» relacionadas con la distribución y tenencia de la tierra, y que persiguen un reordenamiento y uso territorial de la misma «fundamentado en la más amplia democracia y participación social», la búsqueda de la soberanía alimentaria, el abastecimiento nutricional a la población y la sostenibilidad socioambiental, entre otros principios.
Las sugerencias se suman a otras diez formuladas por la insurgencia en el mismo punto de Política Agraria, el número uno de la agenda de las conversaciones y que sigue ocupando la atención de las partes.
En la habitual comparecencia matutina de los delegados de la guerrilla ante la prensa, a la entrada al Palacio de Convenciones —sede del diálogo— Iván Márquez dio a conocer los nuevos puntos, que incluyen el reconocimiento del acceso al agua como un derecho humano; el establecimiento de medidas de protección especial o restauración de ecosistemas frágiles y estratégicos, y la suspensión definitiva de proyectos encaminados a la exportación de energía, como el que se desarrolla en El Quimbo (al sur del departamento de El Huila).
Además, las FARC-EP proponen la definición de los territorios de producción agrícola y de alimentos y el aumento, al menos a 20 millones de hectáreas, de las áreas efectivamente cultivadas; así como la creación de nuevos asentamientos rurales con ese fin.
La minería también es objeto de atención de la guerrilla al plantear que se frene —y para ello ponga límites y regule—, «la expansión desordenada y anárquica de las economías minero-energéticas y extractivistas», al tiempo que pide acompañamiento y protección para la denominada minería artesanal, una actividad ancestral que permite el bienestar de comunidades rurales.
La propuesta se completa con el pedido de que cese la política de criminalización y persecución de los denominados cultivos ilícitos, lo que debe ir acompañado de una reorientación del uso de la tierra hacia producciones agrícolas sostenibles. Al mismo tiempo, se pide considerar la posibilidad de legalización de algunos cultivos de marihuana, amapola y hoja de coca con fines terapéuticos y medicinales, para uso industrial o atendiendo a razones culturales.
Antes, Márquez había reiterado la necesidad de la presencia en el diálogo del líder guerrillero Simón Trinidad —extraditado a EE.UU., donde cumple condena— la que consideró fundamental para la solución del conflicto social y armado.