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CARACAS.— La solemnidad, que casi siempre distancia o al menos pone rostros demasiado serios, se rompió con un abrazo de hermanos, y la sencilla ceremonia de homenaje vistió el ropaje de lo natural. Los queridos «profes» de la Misión Educativa celebraron su día con el regocijo del deber cumplido y el compromiso a lo interno de cuanto tienen aún por hacer.
Así fue en cada colectivo que en los 24 estados venezolanos reúne a cientos de maestros misioneros llegados desde la Isla, para dar con generosidad y ternura todo cuanto saben, compartirlo con los profesores venezolanos y sus alumnos.
Los colaboradores que encabeza Gladis Vázquez Figueroa, la coordinadora nacional de las Misiones Educativas cubanas en la República Bolivariana, tienen mucho de lo cual sentirse orgullosos. Por estos días, cuando las inclemencias climáticas provocaron un estado de emergencia en buena parte del país y escuelas, ambientes y aldeas universitarias tuvieron que abrir puertas a no pocos de los miles de refugiados, motivando la paralización del curso escolar en todos los niveles, la respuesta no se hizo esperar para garantizar repasos o captación de nuevos alumnos entre los damnificados.
Por ahí andan haciendo censos de escolaridad y abriendo ambientes las profesoras del Distrito Capital y los de Miranda. O como vimos hace pocos días atrás a la bayamesa Silvia Catasús, asesora de la Misión Educativa en el Municipio Brión, codo a codo con los colaboradores de la salud evacuando el CDI de Higuerote, en un pueblo bajo el agua.
Y en esta siembra de conocimiento, de instrucción del pensamiento, de ayudar a forjar un pueblo virtuoso, donde quiera que estén, toman su pequeño espacio en la memoria las profesoras que apenas hace una semana partieron para la Patria chica luego de dos años de acción misionera, o las que fuimos conociendo en los diferentes puntos de esta diversa geografía continental a lo largo de los meses: Mercedes, la pequeña-gigante; las tuneras Tania, Emelina y Raquelita, Isabel la de Guárico, Amarilis en Aragua, Miladys en Yaracuy… Imposible mencionar a todos.
Los que continúan acá, lo hacen por igual conscientes de la lección martiana y la importancia de su aplicación, por eso la citaron en el acto de los abrazos, porque es senda y rumbo: «…la primera libertad, base de todas, es la de la mente: el profesor no ha de ser un molde donde los alumnos echan la inteligencia y el carácter, para salir con sus lobanillos y jorobas, sino un guía honrado, que enseña de buena fe lo que hay que ver, y explica su pro lo mismo que el de sus enemigos, para que se le fortalezca el carácter de hombre al alumno, que es la flor que no se ha de secar en el armario de las universidades.»
Para ustedes, profesores, cariño y respeto.
