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Cuba y Mali mantendrán siempre la solidaridad. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:01 pm
Conversar con el embajador de la República de Mali en Cuba, Modibo Diarra, es hacerlo con un gran conocedor del continente africano que explica como un erudito profesor las diferentes aristas pasadas, presentes y futuras de ese inmenso territorio, muchas veces vilipendiado por algunos gobiernos y medios de comunicación occidentales.
Al arribar Mali este 22 de septiembre al 50 aniversario de su independencia, Diarra ofreció una entrevista a JR donde define ideas y conceptos sobre su país, el continente y alas relaciones con Cuba.
Con una extensa actividad diplomática tras haber prestado servicio en varios países, Diarra acaba de presentar sus cartas credenciales como embajador de Mali en Cuba.
— Al arribar al aniversario 50 de la independencia, ¿cuáles son los logros y retos de la República de Mali?
— Mali ofrece la imagen de un país estable con la presencia de instituciones que garantizan elecciones libres y transparentes y una verdadera alternancia democrática.
Desde el 26 de marzo de 1991, etapa crucial en la instauración de un Estado de derecho y de democracia pluralista en Mali, el pueblo está decidido a garantizar la libre elección de sus dirigentes y el total esplendor de sus derechos individuales y colectivos.
«La voluntad de vivir en armonía, de preservar la unidad y la cohesión social, la solidaridad y la justicia para todos, constituyen hoy virtudes cardinales del pueblo. El desarrollo de la mujer, del niño y de la familia centra la problemática en Mali.
«En el plano económico está claro que Mali es un país en construcción en el marco de la ejecución del programa de desarrollo económico y social (PDES 2007-2012), del presidente Amadou Toumani Touré. Esto se manifiesta en la construcción de carreteras que unen a Bamako con varias capitales de la subregión (Dakar, Nouakchott, Conakry, y seguirá después Abidjan), y puentes de enlaces internos y externos del país más grande de África Occidental después de Níger. Mali, con una superficie de 1 240 000 Kilómetros cuadrados, es un país en pleno crecimiento.
«En la esfera agrícola, el campo se está convirtiendo en el motor de desarrollo gracias al proceso de modernización. Con más de un millar de tractores, el país ocupa en la actualidad el cuarto lugar en África Occidental después de Nigeria, Costa de Marfil y Ghana en cuanto a la modernización de la agricultura.
«La preparación de terrenos cultivables, la explotación racional del ganado —(bovino, ovino y caprino) el más importante en la subregión— y la reorganización del sector de la pesca, constituyen actualmente los mayores logros para Mali.
«Tercer productor de oro después de Sudáfrica y Ghana, Mali cuenta con un subsuelo que guarda importantes recursos mineros (hierro, fosfato, uranio, caliza, etc.) por solo citar algunos, y a los que hay que añadir el descubrimiento de pozos de petróleo.
«El acondicionamiento de zonas industriales en auténticos centros tecnológicos y la construcción de viviendas sociales a bajo costo para la población en todo el país, son acciones emprendidas desde hace más de cinco años y certifican la validez del sector del BTP(siglas en francés) (alojamiento y trabajos públicos). La autosuficiencia alimentaria, el acceso público al agua potable y a la salud, la escolarización de todos los niños y la alfabetización de los adultos siguen siendo los lineamientos prioritarios del PDES (Programa de Desarrollo Económico y Social).
«De manera general, Mali presenta en este año del cincuentenario, el mayor crecimiento de la UEMOA (Unión Monetaria de África Occidental), que agrupa ocho países (Burkina faso, Costa de Marfil, Guinea Bissau, Benin, Mali, Níger, Senegal y Togo) con un índice de 4,5.
«Con esta estabilidad macro-económica, sus inmensos recursos naturales y las reformas políticas e institucionales en marcha, Mali continúa el impulso de país emergente.
«En cuanto a los desafíos, éstos se resumen en la lucha contra la pobreza, la consolidación de la paz y la estabilidad, y desempeñar, como hizo desde los primeros años de la independencia, su papel de liderazgo en la integración africana.
—En período de crisis mundial, ¿cuáles son los desafíos que tienen por delante los países africanos?
—El primero y más importante es la instauración y el mantenimiento de la paz y la estabilidad. El segundo es alcanzar la autosuficiencia alimentaria, el acceso de todos al agua potable, a la salud y a la educación, la construcción de infraestructuras básicas —vial, portuaria, aeroportuaria o deportiva, centros de salud y escuelas. El tercero debe ser la integración subregional y regional para encaminarnos hacia la creación de los Estados Unidos Africanos, que debe federar todas las sinergias de integración del continente.
«Al pasar de la colonización a la independencia y de la independencia a una forma de dependencia económica y a veces política, África ha conocido períodos de turbulencia marcados por numerosos golpes de Estado y por la recaída de los programas de ajuste estructural bajo la presión de las instituciones de Bretton-Woods, con sus corolarios de privatizaciones y de conflictos sociales.
«Continente inmensamente rico con la paradoja de ser siempre considerado como el continente pobre, África ha sabido romper progresivamente en estas últimas dos décadas con el círculo vicioso en el que los analistas occidentales lo habían situado: “El continente es pobre porque es subdesarrollado y subdesarrollado porque es pobre”.
«Un continente que cuenta con más de un tercio de los recursos naturales del planeta y que puede alimentar toda su población con, por ejemplo, la preparación solo de dos zonas agrícolas (Okawando en Botswana y la Administración del Níger en Mali), debe aceptar todos los retos y constituir un polo de atracción para el resto del mundo.
Pienso que ha terminado el tiempo de un cierto afro pesimismo hacia el continente: el feudo de los “condenados de la Tierra”, para parafrasear a Franz Fanon. África desde hace casi dos décadas es un continente en pie que hace escuchar su voz entre todas las Naciones.
«A pesar de las enormes dificultades y de las imágenes transmitidas por algunos medios de comunicación mostrando un continente donde reina el hambre, la enfermedad y las guerras, la “Cuna de la Humanidad” está hoy en pleno auge».
—¿Cómo evalúa las relaciones entre Cuba y Malí?
—Cuba y Mali mantienen excelentes relaciones de cooperación y amistad que se remontan a los primeros años de nuestra independencia. Las visitas oficiales y de Estado a Cuba del presidente de la República de Mali, Amadou Toumani Touré el pasado año, del titular de la Asamblea Nacional y de varias delegaciones ministeriales, son testimonios de la ejemplaridad de estas relaciones y confirman la regularidad de los contactos al más alto nivel.
«La cooperación bilateral se ha fortalecido en esferas prioritarias como la salud, la educación, la agricultura, la energía y el agua. Se espera ampliarlas a la energía solar y la ganadería.
«El lanzamiento en febrero de 2007 de la Operación Milagro en Malí situó a nuestro país en el centro de un nuevo tipo de cooperación. Desde hace diez años, está presente en Mali una Brigada médica cubana que asiste a la población en los lugares más remotos. Algo más de 150 estudiantes malienses están formándose en Medicina y otras disciplinas en los distintos centros universitarios cubanos.
«Las autoridades y el pueblo malienses aprecian altamente el carácter ejemplar de esa cooperación con Cuba y, en consonancia, siempre mantendrán el compromiso y la solidaridad en todos los foros internacionales al lado de esta hermosa y heroica Isla».
