TEHERÁN, febrero 9.— Irán comenzó este martes el proceso de enriquecimiento de uranio al 20 por ciento en su planta de Natanz, bajo supervisión de inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), confirmaron fuentes del gobierno.
El director de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), Ali Akbar Salehi, hizo el anuncio oficial dos días después de haber recibido esa instrucción del propio presidente Mahmoud Ahmadinejad y a menos de 24 horas de que Teherán notificó formalmente al OIEA.
Salehi explicó que el enriquecimiento comenzó en una nueva cascada denominada «S8», creada de forma separada a la línea de producción que enriquece uranio en Natanz, instalación situada en el centro del país, y que está más en la escala de un laboratorio.
La máxima autoridad nuclear de Irán aclaró en declaraciones citadas por la televisión estatal que el inicio del enriquecimiento no equivale al final de las negociaciones y la interacción sobre una propuesta promovida por la ONU para el canje de combustible nuclear.
Las puertas aún están abiertas para conversaciones con la República Islámica sobre el canje de combustible, señaló para remarcar que esta nación «está aún dispuesta a continuar la cooperación, si las partes en la negociación actúan sabiamente y dejan de perder el tiempo».
El país persa necesita 120 kilogramos de uranio enriquecido al 20 por ciento para el funcionamiento del reactor de Teherán especializado en producir isótopos médicos para el tratamiento de cáncer, así como para suplir sus necesidades energéticas a mediano y largo plazos.
Además de la urgencia para evitar que la planta de Teherán quede pronto sin el combustible que requiere, el vicepresidente para la Planificación y Asuntos Internacionales de la OEAI, Mohammad Saeidi, explicó a Prensa Latina otras razones para persistir en sus planes.
Saeidi precisó que la nación persa contempla producir 20 000 megavatios de energía eléctrica a partir del átomo en los próximos 20 años y así asegurar proyectos de desarrollo en varios órdenes.
El llamado Grupo 5+1 (Francia, Estados Unidos, Rusia, China y Gran Bretaña más Alemania) propusieron a Irán, por intermedio del OIEA, que exportara 1,2 toneladas de uranio de baja potencia a Moscú para mejorarlo a 20 por ciento y París lo convertiría en barras nucleares.
Ante la falta de garantías de la contraparte, los iraníes pidieron canjear ese volumen dentro de su territorio o un proveedor confiable, lo que fue rechazado por Occidente, que le exige cancelar su programa nuclear bajo el argumento de que tiene propósitos militares.