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GAZA.— La cifra de muertos causados por unos 30 ataques aéreos israelíes el sábado contra la Franja de Gaza, aumentó a 225, y a 750 los heridos, en un momento en que el temor a una ola de violencia se ha instalado en Oriente Medio, reportó la agencia alemana DPA.
Se trata de la cifra de heridos más elevada registrada en una única jornada desde la Guerra de los Seis Días, en 1967. Entre las víctimas mortales se encuentran el jefe policial del Movimiento de Resistencia Islámica (HAMAS), Taufik Yaber; el responsable de los servicios de seguridad de ese grupo, Ismael al Yabari, y el gobernador de la Franja de Gaza Central, Abu Ahmad Ashur.
Israel justificó la operación militar alegando que se hacía en represalia por los ataques de militantes islámicos con cohetes de fabricación casera contra territorio israelí. «Era el momento de actuar», dijo el ministro de Defensa, Ehud Barak.
Según una declaración de la oficina del primer ministro israelí, Ehud Olmert, el 24 de diciembre se aprobó una operación militar de largo plazo (podría durar meses, según una fuente militar de Tel Aviv), con la meta de acabar con los ataques con cohetes caseros. Tanto Olmert como Barak, y la ministra de Exterior, Tzipi Livni, candidata a sustituir al primero al frente del gobierno, autorizaron los bombardeos.
En las calles de Gaza yacían cadáveres, varios de hombres uniformados; algunos de los cuerpos estaban decapitados, o con otras partes amputadas. En los hospitales ya no había lugar para trasladar a los heridos.
El ataque israelí se produjo sorpresivamente en la mañana del sábado. En una declaración del ejército se indicó que fueron atacados «objetivos de HAMAS», como estaciones policiales, edificios de seguridad y depósitos de armas.
A través de un portavoz, el presidente palestino, Mahmud Abbas, del movimiento Al Fatah, condenó los ataques e instó «al gobierno israelí a detener de forma inmediata e incondicional estas agresiones».
«Pedimos a la comunidad internacional que intervenga de inmediato», añadió. El gobierno palestino se reunió en una sesión de emergencia y decidió declarar tres días de duelo.
En diversas áreas de Cisjordania estallaron violentas manifestaciones contra los bombardeos. Las protestas, que tuvieron lugar en áreas en las que los palestinos entran en contacto con israelíes, desembocaron en lluvia de piedras y choques contra el ejército israelí, que lanzó balas de goma y gases lacrimógenos.
También en otros países árabes hubo manifestaciones de apoyo a la población de Gaza. En Jordania miles de personas salieron a las calles de distintas ciudades, y en Beirut, Líbano, el líder del movimiento chiita Hizbollah, Hashem Safieddine, aseguró: «La gente de Gaza no está sola (...) En los próximos días demostraremos eso».
Según PL, el portavoz de la Cancillería de la República Islámica de Irán, Hassan Qashqavi, deploró la agresión: «Aunque este salvajismo consiguió sus objetivos propagandísticos para las venideras elecciones en Israel (en febrero), prueba la actitud agresiva del régimen sionista».
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, hizo un llamado a detener la escalada. Ban «está profundamente alarmado por la violencia y el derramamiento de sangre causado por los ataques perpetrados en el día de hoy en Gaza», dijo el sábado la portavoz del secretario general de la ONU, Marie Okabe, citada por Notimex.
Según EFE, también el gobierno de Brasil deploró la «reacción desproporcionada» de Israel mediante el bombardeo de Gaza, e instó a las partes a cesar las hostilidades y a iniciar un diálogo.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Andrei Nesterenko, expresó que «Moscú considera necesario frenar inmediatamente las operaciones a gran escala contra Gaza, que causaron numerosos víctimas y sufrimiento entre la población civil palestina».
