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ROMA.- Manifestantes amenazaron el lunes con bloquear los trabajos de construcción para agrandar la base militar estadounidense en la ciudad de Vicenza, al norte de Italia, que han dividido al gobierno de centroizquierda, publica Reuters
Animados por una concurrencia estimada en más de 70.000 personas a una manifestación del sábado contra la expansión de la base, algunos organizadores dijeron que también considerarán ocupar las instalaciones.
"Si nadie nos va a escuchar y llegan las máquinas excavadoras, nos pondremos delante de ellas para bloquearles el paso", detalló Cinzia Bottene, líder de un grupo que se opone a la expansión.
Otro activista de izquierda, Luca Casarini, dijo que su grupo se unirá y apoyará cualquier decisión de los residentes locales para realizar una sentada en la base.
"No queremos esta base, haremos todo lo posible para detenerla de manera pacífica", dijo Olol Jackson, un miembro local del partido Verde.
"Poner nuestros cuerpos frente a las máquinas excavadoras no es violento. Los violentos no son los residentes de Vicenza, sino quienes quieren imponernos su elección", agregó.
El debate sobre la base es la última tormenta que golpea al gobierno de centroizquierda del primer ministro, Romano Prodi, que ha aprobado la expansión a pesar de que algunos de sus miembros rechazaron la medida.
Uno de los propios ministros de Prodi, Paolo Ferrero, que ocupa la cartera de Asuntos Sociales, convocó el lunes a un referendo sobre la cuestión, diciendo que la protesta del fin de semana muestra el fuerte y variado apoyo para abandonar los planes de expansión.
El ex primer ministro Silvio Berlusconi, que lidera la oposición de centroderecha, también apareció en el debate, diciendo que la demostración era una expresión del sentimiento anti-estadounidense.
"Los sentimientos anti-estadounidenses dictan ahora las políticas del gobierno", dijo Berlusconi, un acérrimo aliado de Estados Unidos, al periódico Il Mattino.
El Pentágono quiere duplicar el tamaño de la base de Vicenza, que alberga a su Brigada Airborne 173, para trasladar allí unidades que actualmente están en Alemania, y mantener a hasta 4.500 efectivos militares.
Residentes de la rica ciudad de 115.000 habitantes temen que las nuevas barracas fuercen los servicios públicos, reduzcan los espacios verdes y requieran nuevas carreteras para manejar el tráfico militar. Sus oponentes también argumentan que puede convertir a la ciudad en un blanco de ataques contra Estados Unidos.
