Los leñadores de Las Tunas finalizaron en el cuarto puesto de la 1ra. Serie de las Américas. Autor: Tomada del sitio oficial del torneo Publicado: 03/02/2025 | 08:46 pm
El béisbol cubano vive de retrocesos. Aunque duela escribirlo una vez más, la realidad de nuestro pasatiempo nacional es cruda, firme y tajante. Nos guste o no escucharlo, cada descalabro internacional pone al béisbol antillano un escalón por debajo, lo sacude y le abre nuevas grietas cual sismo en plena réplica.
Pareciera que la pelota cubana rueda en medio de una película de ciencia ficción desde hace casi tres lustros. Nadie podía imaginar tan solo dos décadas atrás, ni siquiera los aficionados más pesimistas, que Cuba, una potencia mundial temida de este deporte, exhibiera hoy un 10mo. lugar en el ranking del orbe.
Lo más preocupante es que el hueco donde se encuentra el béisbol de la mayor isla del Caribe se prolonga entre un limbo de derrotas frente a los más variopintos rivales.
El más reciente de esos descalabros internacionales lo vivieron los Leñadores de Las Tunas durante la 1ra. Serie de las Américas celebrada en tierras nicaragüenses, al anclar en el cuarto escaño del torneo.
Si un acto de justicia hay que hacerles a los dirigidos por Abeysi Pantoja, es que llegaron a Managua prácticamente en cero, sin partidos previos y solo con unas semanas de entrenamiento. Mientras que los demás conjuntos representantes de Panamá (campeón), Nicaragua, Curazao, Colombia y Argentina venían de concluir sus ligas.
Sin embargo, más allá de eso, el rendimiento mostrado en todos los aspectos del juego por los Leñadores fue muy bajo durante el torneo. Y si miramos detenidamente a fondo las características de la competición, este no era el nivel, por ejemplo, de una Serie del Caribe.
Lo menos saludable para la pelota y el deporte cubano es minimizar otro resultado negativo en suelo pinolero. Los números y, sobre todo, los dos nocauts consecutivos de la etapa clasificatoria a manos de Curazao y Colombia hablan de una debacle.
Los Leñadores de Las Tunas resultaron, en realidad, una muestra más del paso en reversa que sigue experimentando el deporte de las bolas y los strikes dentro de un país eminentemente beisbolero.
Ahora fueron los representantes del balcón del oriente quienes cargaron con el peso de la mala actuación, pero hace solo tres meses fue el equipo Cuba al Premier 12 el que dejó una estela de amargura en los aficionados, o con anterioridad el conjunto que participó en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023. La lista es extensa, difícil de enumerar a estas alturas.
El bajo nivel mostrado por nuestros jugadores, las carencias sobre el terreno y estos pálidos resultados no son más que el reflejo de una Serie Nacional deprimida, donde la calidad queda muy dispersa
entre 16 equipos. A ello se une la pérdida creciente de talentos en las categorías inferiores, donde ya nos cuesta trabajo hasta clasificar para un torneo mundial.
Sabemos que la ausencia de un acuerdo entre MLB y la Federación Cubana de Béisbol, además de las limitaciones económicas impuestas por el Gobierno estadounidense, dañan fuerte el desarrollo en esas categorías e incentivan a la migración de los jóvenes peloteros, algunos de los cuales ni siquiera esperan a debutar en las series nacionales. Sin embargo, existe otro camino por labrar que sí depende únicamente de las fuerzas endógenas.
El momento requiere cambios metodológicos, estructurales y en la búsqueda de nuevos talentos. Pero no cambios como una palabra abstracta y sin sentido práctico. Hay opciones económicas, logísticas y de otra índole que se pueden aprovechar en nuestros estadios para mejorar el espectáculo, la atención a los atletas y los salarios de los peloteros, por ejemplo, que siguen aguardando.
No abrirnos a rutas que son hoy indispensables y que se llevan adelante en casi todos las naciones donde se practica de forma organizada este deporte, incluso, en aquellos con menos tradición que en nuestro país, solo retrasa las salidas a flote que demanda el béisbol cubano.
Tampoco es casual que en la actualidad naciones como Colombia, Nicaragua o Curazao nos derroten en eventos foráneos de cualquier nivel, algo impensable hace un tiempo atrás. Pero todo tiene un por qué: han puesto seriedad y potenciado sus ligas profesionales y sus instalaciones en la última década.
La reciente derrota en la 1ra. Serie de las Américas se le apunta, nuevamente, al béisbol cubano, no a los Leñadores. Va a la cuenta de la pelota que hoy nos duele y sentimos profundo en esta Isla cargada de glorias y trofeos. Es otro tiro de gracia al pasatiempo nacional que pide a gritos revolucionarse de una vez y por todas. Basta intentar los cambios por el bien de un deporte que es, siempre lo reitero, patrimonio de la nación.