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Historia, futuro y hazañas

París, por tercera vez, se convierte en el ombligo del mundo deportivo. Luz de una ciudad mítica y mística iluminará los Juegos Olímpicos

 

Autor:

Norland Rosendo

París, por tercera vez, se convierte en el ombligo del mundo deportivo. Luz de una ciudad mítica y mística iluminará los Juegos Olímpicos. Original y adelantada, como siempre ha sido, hace guiños a su historia y al futuro.

En 1900 organizó la olimpiada en una competencia con la Exposición Universal que le robó la arrancada en espectáculo y ganó con cómoda ventaja. No fueron unos Juegos muy felices ni bien organizados, pero significaron el ingreso de las mujeres en las pruebas deportivas.

Fueron apenas 22 entre casi mil participantes. Veintidós que ahora, 124 años después, se multiplicaron hasta llegar a un impensado entonces: 50-50. Primer récord de París 2024: igualdad de género, mitad hombres y mitad mujeres en la suma total de atletas. Habrá, igualmente, marca de pruebas mixtas, 20, dos más que en Tokio 2020.

Como la capital francesa no se parece a nadie, sacará la ceremonia inaugural de los clásicos estadios para el río Sena. Cada delegación con sus banderas, portadas por un hombre y una mujer, desfilarán sobre barcazas rasgando las aguas que poco después servirán de escenario a varias pruebas.

Aunque el COI no las reconoció oficialmente, en 1900 hubo competencias de globos aerostáticos, pesca con caña y hasta tiro con cañón. Un adelanto de que en el deporte a veces vale todo.

Ahora sí está en el programa el break dance, expresión cultural urbana que parece más arte que deporte. De hecho, así es, pero el espectáculo, en su sentido abarcador, suma, integra, desdibuja etiquetas. Todo por el público, por ir a donde está; y si son los jóvenes vale doble la osadía.

Serán también estos unos Juegos neutros de carbón, pensando más en el futuro (y presente) medioambiental. Se previó una villa sin equipos de aire acondicionado, aunque no se prohibió su uso. Las tecnologías constructivas garantizan temperaturas agradables, siempre por debajo de la ambiental.

Un aporte a la ecología, cien años después de que en esta urbe se instalara, por primera vez una villa olímpica para concentrar los deportistas.

Si entonces tenían forma de barraca, la actual «ciudad» de las delegaciones tiene aire futurista, sustentable: cero residuos, cero plásticos. Vida sana.

El atletismo promete marcas suntuosas en una inusual pista de color morado, fabricada con 50 por ciento de productos reciclados, que dicen, acelera los ritmos, y tiene ¡9! carrileras.

Varias instalaciones tendrán por sede sitios históricos, referentes de la cultura francesa y universal, acondicionados temporalmente para la cita multideportiva. Será un lujo jugar voleibol de playa al lado de la torre Eiffel.

Cuba, que en París 1900 consiguió sus primeros podios, oro y plata, ganados por el espadachín Ramón Fonst, se fue en blanco en la cita de 1924, y ahora va por dos hazañas: mantenerse entre los 20 mejores países en el ranking por medallas y el quinto título seguido de Mijaín López, nadie en una misma prueba ha logrado semejante seguidilla.

París, ciudad iluminada y atlética, ya vive sus Juegos, y Cuba, pequeña y grande como es, hará, una vez más, su aporte a la historia olímpica.  

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