Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Equipo de Estrellas de Cuba discutirá el título del certamen

Sería recomendable también organizar más actividades fuera del estadio e incluso que favorezcan mayores intercambios y convivencia de los participantes

Autor:

Norland Rosendo

MATANZAS.— En su nacimiento, si en definitiva queda como cierre de la temporada cubana de béisbol, la Serie de Estrellas es un proyecto que renueva esperanzas para seguir en el camino hacia un espectáculo que articule deporte, cultura, enseñanza, historia y premio a los mejores jugadores de la Isla.

El juego semifinal ganado sensacionalmente ayer por el equipo de Estrellas ante México con jonrón de Dennis Peña que dejó en el campo a la visita (8-7) confirmó que existe rivalidad dentro del campo y deseos de alzar la copa.

Las premuras organizativas de esta primera edición enfocaron las prioridades en lo competitivo, en un loable esfuerzo por traer selecciones foráneas que dotaron de carácter internacional a la cita.

Que México y Venezuela se sumaran significó un respaldo al evento, y ambos elencos se han entregado como si estuvieran en una competencia oficial.

Cuando resta solo la jornada final, prevista para hoy con los partidos por las medallas, quedan, igual que en los torneos nacionales, las deudas con los «juegos» fuera de las dos rayas de cal.

La Serie tuvo un arranque de lujo con el desafío de las Pequeñas Ligas entre los niños de Artemisa y Matanzas que, seamos justos, atrajo más público que los duelos del programa competitivo de mayores.

Igual de espectacular fue el derby de jonrones, cuyo éxito podría servir de inspiración para incluir otras pruebas de este tipo en futuras ediciones.

La semana de Estrellas es una oportunidad ideal para impartir clínicas con las glorias que andan iluminando con su historia estos días; ¿por qué no aprovechar el currículo de Enrique Reyes, el mentor de México, con amplia experiencia en circuitos profesionales y selecciones nacionales para un intercambio con entrenadores cubanos?

Sería recomendable también organizar más actividades fuera del estadio e incluso que favorezcan mayores intercambios y convivencia de los participantes.

En el caso de esta sede, Matanzas, por ejemplo, resultó plausible la visita a su Salón de la Fama del béisbol, instalado en el icónico Palmar de Junco, aunque podría haber sido subsede de  un programa más abarcador, que pusiera en diálogo equipos, prensa, historiadores y aficionados.

En el año 160 del arribo del béisbol a Cuba toda actividad referida a este deporte debería llevar esa marca histórica. Más que mencionar la efeméride en los actos protocolares, generar espacios para seguir reforzando los pilares identitarios de la pelota en el imaginario popular: concursos, sorteos, presentaciones de libros, documentales y películas, exposiciones gráficas… Contar una historia que nos hace grandes en el mundo de las bolas y los strikes.

Estamos a unas horas de la premiación, que en términos beisboleros sería equivalente al último out. La clave está en no dejar morir una iniciativa que podría ser el mejor colofón para una liga invernal que clama, igualmente, por expandirse en espectáculo y calidad.

Bienvenida la Serie de Estrellas. Sigamos, entre todos, poniéndole luz.

Que equipos extranjeros se sumaran a esta Serie de Estrellas significó un respaldo al evento.FOTO: Roberto Suárez.

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