Intranquilos a ambos lados del Pacífico

Arrancó el Clásico en este lado del mundo, donde más de una sorpresa se puede dar, de hecho ya empezó muy calientico, y al otro, Cuba sacaba en la madrugada su pasaje en medio de dos posibles destinos: cuartos de final o de regreso.

Como dijimos siempre, su grupo era muy parejo y hasta el último día hubo suspenso, con posibles variantes jamás vistas. Pero como eso es especulación a la hora de redactar estas líneas, vayamos a lo que sí son hechos consumados.

En la llave B, Japón ha sido implacable. Sin embargo, Corea tiene pie y medio fuera por tercera vez seguida. Pareciera una maldición en un país que tiene la segunda mejor liga asiática. Australia les ganó el dual meet y ese era el único «detallito» sin cuadrar antes del inicio del torneo. Para menos emoción se decidió tan temprano como el primer día. Que los samuráis no dominen invictos está fuera de los cálculos.

Pero en América no sucede lo mismo. Acá lo normal es que se incumplan los vaticinios. Ya Colombia complicó el apartado B quitándole el sombrero a México por 5-4 en un juego decidido, como suele suceder con marcadores cerrados: por un jonrón o un error. Fue lo segundo, y la manita del ampaya de home que terminó el choque con un strike que si canta bola nadie se hubiera puesto bravo. Pero el hombre parece que estaba apurado, sus razones tendría…

Los cafeteros habían dejado una buena imagen en la edición de 2017 y con este triunfo lanzan seriamente su candidatura para ubicarse entre los ocho primeros ahora. Les quedan juegos duros por delante ante Canadá y Estados Unidos, pero no hay dudas de que este éxito augura tensiones desde temprano. ¿Y Gran Bretaña?... No le bajen la guardia.

En Miami, sede del grupo de la muerte, Puerto Rico, plata en 2013 y 2017, tuvo un sábado tranquilo ante Nicaragua (9-1). Hizo sus deberes en el que probablemente sea el juego más cómodo que va a sostener en esa llave.

Y por la noche, en duelo de leones, Venezuela doblegó al favorito conjunto de República Dominicana con marcador de 5-1. Ese resultado atiza el fuego en un agrupamiento donde se va a jugar al límite todo el tiempo por los cupos a los cuartos de final.

Sobre el Cuba, sea cual sea su próximo destino, las imágenes de estos días hablan de un grupo de muchachos que jugaron como si lo hubieran hecho toda la vida juntos. Han confirmado que el béisbol es puente y no muro.