Que Eliud Kipchoge haya batido el récord del mundo durante la maratón BMW de Berlín 2022 ya no es noticia. Sucedió el domingo. Alemania entera quedó absorta y luego el mundo vio la gesta repetida en televisoras, diarios, redes sociales y cuanta plataforma pudo amplificar el hecho.
El fondista kenyano no es nuevo en este tipo de cosas. Ni siquiera es su primer récord, qué va. En la extensa carrera contra sí mismo ya importa más el reloj que los rivales que suelen secundarle. Y en Berlín casi cumple uno de sus mayores anhelos: que un humano corra los 42 kilómetros y 195 metros de asfalto en menos de dos horas.
No obstante, su recorrido de 2:01.09 horas mantiene el calificativo de extraordinario y se suma a la estela de plusmarcas batidas precisamente en suelo alemán, sede de los últimos siete récords universales.
Pudiera decirse ya que Berlín es la tierra prometida de los maratonistas y el zócalo de los éxitos de un mito como Kipchoge. No en vano el circuito es considerado como el más rápido del mundo.
Hace cuatro años, el africano había detenido los cronómetros en 2:01.39 y ya muchos daban por definitivo este tiempo, habida cuenta del cuatrienio que ha transcurrido desde entonces y que Kipchoge va camino a cumplir 38 años.
Su secuencia fue igualmente magnífica: 14:14 minutos durante los primeros cinco kilómetros, un arranque fuerte, impulso seguro hacia la plusmarca, y unos 59:51 en la media maratón que ya presagiaban la monstruosidad del trayecto completo.
Al cruzar la línea de meta, para tener en cuenta la dimensión del resultado, el doble campeón olímpico sacó casi ¡cinco minutos! de ventaja al segundo, su compatriota Mark Korir (2h05:58), y al tercero, el etíope Tadu Abate (2h06:28). Las liebres explotaron al pasar los 25 kilómetros, incapaces de mantener el ritmo de las zancadas.
«Estoy encantado de haber batido el récord mundial en Berlín. Después del kilómetro 38 sabía que era capaz de batirlo. Las circunstancias fueron excelentes, al igual que la organización del evento. Estoy muy contento con lo de hoy e impresionado por los fanáticos y su apoyo», confesó la leyenda kenyana una vez concluida la maratón berlinesa.