Jústiz dejó a todos con deseos de más, pero su salud le cortó su carrera. Autor: El Heraldo Publicado: 23/08/2022 | 08:09 pm
Uno a uno han comenzado sus sesiones de pretemporada los clubes de la Liga Endesa española de baloncesto. El Casademont Zaragoza inició sus entrenamientos el pasado 15 de agosto, guiado por el austríaco Martin Schiller, el técnico debutante en el circuito ibérico que carga con experiencias en ese rol en países con notable tradición basquetbolística como Alemania, Estados Unidos y Lituania. Schiller ha llegado repleto de buenas intenciones, pero le ha tocado empezar la preparación con una plantilla incompleta por algunos motivos.
Varios jugadores cumplen compromisos con sus respectivas selecciones nacionales, mientras se espera el fichaje de los dos restantes efectivos: un exterior y un pívot. En esta última posición, precisamente, el conjunto aragonés lidia con el vacío dejado por el cubano Javier Jústiz, un interior muy querido por la entidad durante toda su estancia allí.
En el Pabellón Príncipe Felipe no se observan ni se observarán más las jugadas del santiaguero. Para ser justos, ni en esa ni en ninguna otra instalación. Si el plantel está profundamente renovado se debe a que, de una temporada a otra, perdieron alrededor de ocho figuras, incluyendo a Jústiz. Pero su caso es completamente diferente al resto.
El baloncesto profesional murió para él, al menos como jugador. Fue una muerte para la que tuvo suficiente tiempo de preparación, si se es coherente con todo lo sucedido luego de aquella operación. Un día de junio de 2022 el pívot y su equipo médico determinaron, luego de seguir minuciosamente una recuperación sin final feliz, que había llegado la hora del adiós definitivo.
Aunque el antillano se resistió a darse por vencido y estiró lo que para más de uno era cuestión de tiempo, en todo este difícil proceso él reconoció, alguna que otra vez, que el peor desenlace también estaba entre las opciones a contar. Y así terminó todo: por un lado, la tristeza de la fanaticada zaragozana; por el otro, el desconsuelo de los seguidores del equipo nacional de Cuba, renuentes a la pérdida de su cinco natural.
Claramente, no faltara más, el afectado principal es Javier. Con 29 años esa decisión fue una retirada prematura del deporte que lo encumbró entre los mejores de la Isla en los últimos diez años. Y no solo eso, renunciar para siempre a desplegar sus prestaciones por los tabloncillos de la segunda liga más fuerte del mundo es, cuanto menos, doloroso.
Nadie mejor que él para entender los sacrificios que se requieren para llegar y, aunque sea por breve tiempo, destacar en un campeonato de esta envergadura, por el que apenas han pasado en su historia tres cubanos. Jasiel Rivero, Andrés Guibert y él.
Valga recordar el punto de partida de la mayor derrota deportiva sufrida por el santiaguero de 2.10 metros. El 30 de enero de 2020 se sometió en Barcelona a una artroscopia para solucionar la rotura de menisco en su rodilla izquierda. De antemano se supo que se perdería el resto de esa temporada con su club y con la selección nacional.
No fue hasta el 16 de diciembre de ese año que Jústiz reapareció en un choque oficial como jugador de cambio. Los días pasaron y si algo quedó claro es que el indómito no estaba recuperado del todo. Entre una oportunidad y otra llegó agosto de 2021 y la entidad aragonesa sorprendió extendiéndole el contrato por un año más. Mientras siguió el proceso de recuperación en la dinámica de su conjunto, no jugó ni siquiera un minuto en el curso 2021-2022.
Fue así que, agotadas todas las variables y con su rodilla que no daba para lo que él quería, dos meses atrás decidió anunciar de manera oficial el fin de su trayectoria como atleta.
«Para mi carrera profesional es un punto y final. No para el baloncesto, pero sí como jugador. Ha sido una decisión no tan difícil porque los médicos ya me han dicho que la rodilla no iba a avanzar. Fue una decisión más de la rodilla que mía. Se invirtieron muchas horas y al final la rodilla no avanzó.
«Hace tres años que no veo a mi familia —dijo en aquel entonces. Cambié dos veranos de no ir a mi casa por tratar de alargar mi carrera, echo mucho de menos a mi madre y mi madre a mí. Tuve la pérdida de mi padre, no pude ir a despedirlo a cambio de dar un plus en el deporte y no me arrepiento, pero siento a veces que cambié algo y al final… Lo entenderá donde esté», expresó Javier en su despedida mediante un video.