Perdonen la ligera alteración en el refrán. Lo visto la tarde de este sábado en el parque José Antonio Huelga sirve de salvoconducto. A río revuelto, ganancia de Cocodrilos.
En el Yayabo, el ímpetu de unos Gallos que este año sí son de pelea, fue insuficiente para frenar a Matanzas, que irá a su pantano del Victoria de Girón con la comodidad de un 2-0 encima en el marcador.
El motivo de su segunda sonrisa sobre Sancti Spíritus en la primera de las semifinales de la Serie Nacional está sujeto, básicamente, al descontrol del bullpen de los locales tras varios innings de abrazo. Los managers debían escoger sus mejores cartas.
Matanzas tenía dos opciones: ir con todo a por el éxito con lo más sobresaliente de su cuerpo de lanzadores o mantener una postura conservadora merced de haber cumplido su propósito el primer día de ganar un encuentro en suelo espirituano. Ferrer no lo dudó y envió a la lomita a Renner Rivero, presunto abridor del tercer choque.
En la contraparte, Eriel también hizo todo lo que estaba en sus manos. Sin embargo, deberá mantener la confianza en sus discípulos.
En el otro partido, los Alazanes de Granma emularon a Matanzas y aseguraron el regreso a su feudo del Mártires de Barbados del play off semifinal que los enfrenta a Ciego de Ávila.
Los vigentes monarcas volvieron a vivir una tarde dulce a la ofensiva y además demostraron su frialdad para reponerse a momentos de dificultad en este tipo de instancias.
Cuando los Tigres le dieron un vuelco al pizarrón a la altura del séptimo, ellos supieron mantener la calma y asestar un golpe de vuelta en esa misma entrada.
Así, los discípulos de Carlos Martí lanzan un mensaje claro: aunque sin algunas de sus estrellas, los que están son suficientes para pelear otra final.