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¿Cómo funciona un estadio cubano en tiempos de pandemia?

Vuelve la esférica al guante y ese abrazo despide un golpe seco que marca el primer lanzamiento del juego. En el 5 de Septiembre, hasta el graderío de 17 000 espectadores ausentes llegan los que en otros tiempos son susurros del terreno

Autor:

Laura Brunet Portela

CIENFUEGOS.— Se escucha play ball y todos se entregan a la pasión del diamante en la 60ma. Serie Nacional de Béisbol (SNB). Pasa la bola silbando junto al bateador y, más claro que nunca, resuena el gruñido del strike.

 Vuelve la esférica al guante y ese abrazo despide un golpe seco que marca el primer lanzamiento del juego. En el 5 de Septiembre, hasta el graderío de 17 000 espectadores ausentes llegan los que en otros tiempos son susurros del terreno.

 Choca la pelota contra el madero, se eleva, pica, se enreda el inning y le estampan el uno a la pizarra. Al corredor se le hincha el pecho cuando conquista el home. Transita todo el banco distante como nunca antes, guiña el ojo y señala con simpatía al equipo mientras se acostumbra a la más extraña de las celebraciones para un pelotero.

¿A estadio vacío corazón contento?

El SARS-CoV-2 los ha puesto a jugar en silencio, rebotando en el entorno de una estructura que los protege con celo. «Uno se siente raro», considera César Prieto, segunda base del equipo de los Elefantes, acostumbrado a un juego dinámico y alegre en el que el público es parte importante.

Abdel Civil, jardinero de los Tigres avileños, reconoce lo complejo de limitar el contacto físico en el terreno, porque «el béisbol es eso, alegría. Inconscientemente todavía vamos a saludar al compañero».

 Ya algunos han ingeniado nuevas muestras de su euforia a la distancia prudente que establecen los protocolos, pero les ha costado motivarse, dijo el joven infielder cienfueguero.

 «Siempre he entrado al terreno a grada llena, siento que la gente me incita a dar lo máximo. Para un pelotero el público es el medidor para saber si estás haciendo las cosas bien», refirió.

 No obstante, el muchacho reconoce que para ese mismo público ausente hay que jugar mejor y con salud, porque hoy el pitcheo más duro lo tiene la COVID-19.

 Ciego de Ávila tuvo que mudar de patio las primeras cuatro subseries, y debe seguir en carretera hasta que la situación epidemiológica de la provincia se estabilice. «Tendremos que seguir en casa ajena, pero estamos bien preparados para dar un buen juego en cualquier lugar», dijo a nombre del equipo avileño el manager Yorelvis Charles.

Prevención de alto rendimiento

La SNB 60 avanza cautelosa, estrictamente apegada a protocolos de higiene y salud que marcan el minuto a minuto del clásico cubano.

 Los peloteros son conscientes de lo que implica realizar el torneo en las circunstancias actuales, «por eso hemos aceptado con mucha seriedad las medidas. Todos tenemos familia y entendemos que lo más importante es cuidarse», declaró Abdel Civil.

Estadio, hotel, habitación, restaurante y poca estancia en el lobby es el circuito en el que los equipos home club y visitadores se mantienen durante cada subserie.

 En Cienfuegos funcionan tres grupos de trabajo del Centro Provincial de Medicina del Deporte (Cepromede) para controlar el estado de salud de metodólogos y árbitros en el salón de protocolo, y chequear la entrada de los peloteros, según explicó el doctor Alexis Jiménez Martínez, director de la institución.

 El galeno destacó el apoyo de las tríadas médicas que acompañan a los equipos durante toda su rutina en el evento.

 La higienización de los implementos deportivos es responsabilidad de los atletas y el cargabates. Además, se estableció la limpieza diaria de los gimnasios después de la práctica deportiva.

 Agregó Rafael Surí Cabeza, director de la Academia Provincial de Béisbol en Cienfuegos, que dentro del terreno las pelotas se higienizan después de cada jugada y solo un empleado del estadio, designado para tal tarea, las puede entregar al árbitro principal. 

 Club house, dogouts, jaulas de bateo, cabina de transmisión, y otros espacios del estadio no están exentos de la limpieza constante con soluciones cloradas y los puntos de desinfección con alcohol y otras sustancias.

 De vuelta al banco, cada atleta debe mantener el distanciamiento físico y colocarse el nasobuco, ahora tan atractivo como los trajes. 

 «Podemos tener una SNB con buena calidad —consideró Jiménez Martínez—. Se ha hecho un esfuerzo tremendo, le falta solamente el público, porque ahora los uniformes son más vistosos y los atletas tienen tremendos deseos de jugar. Creo que entre todos podemos lograr un buen desarrollo de la serie».

 A ese esfuerzo han sido convocados todos los amantes del béisbol, a cuidarnos para vivir esa pasión sin sustos, hasta el último out.

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