El cienfueguero Olfides Sáez fue uno de los titulares cubanos en el recién finalizado evento. Autor: Facebook Publicado: 21/03/2020 | 07:47 pm
Aunque en este instante nadie sabe con seguridad qué será de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, al ver cómo está el planeta en la lucha contra el coronavirus, existen suficientes esperanzas para pensar que durante el verano tendremos un gran espectáculo en el país del sol naciente.
Esa misma idea tienen los pesistas cubanos, quienes gastan sus energías cada jornada, con la mira puesta en la posibilidad de lograr su boleto a la esperada cita estival.
Según explicó a JR Yoani Giniebra, jefe de entrenadores de la selección nacional femenina, hasta el día de hoy la preparación se centra en dos eventos: uno de categoría Plata que será en República Dominicana y otro en Colombia —tipo Oro— adonde nuestros atletas asistirán con la intención de sumar unidades que les permitan quedarse con la única plaza panamericana disponible por división.
Ahora bien, para empezar a entender lo de antes, hay que explicar el sistema clasificatorio olímpico del levantamiento de pesas. Lo primero a tener en cuenta es que la Federación Internacional de Halterofilia (IWF, por sus siglas en inglés) establece un mínimo de seis participaciones en justas de alto nivel para ser tenido en cuenta dentro del ranking.
A su vez, el camino a los cinco aros se divide en tres segmentos, en cada uno de los cuales se selecciona el mejor resultado del atleta. Luego, a la suma de esa tríada se agrega la mejor en general, y ese total sube al ranking definitivo.
La distribución de las seis asistencias requeridas puede hacerse en diferentes combinaciones a lo largo de las tres fases. El punto es «marcar tarjeta» en todas, da igual si se reparte 1-1-4, 1-2-3 o 3-2-1.
De vuelta al escalafón mundial, debemos explicar que los ocho primeros en cada división obtienen un boleto directo a la cita estival. Como es lógico, cada uno de esos punteros es eliminado de su respectivo escalafón continental, dejando a los restantes atletas no clasificados en la disputa de esa singular plaza. Ahí precisamente es donde entran los cubanos, quienes están demasiado alejados de la cima general, pero sí pueden aspirar al pasaje de América.
De momento, durante el 39no. Torneo Internacional Manuel Suárez In Memoriam, las tres principales figuras entre las damas cumplieron los pronósticos y lograron mejorar sus números personales.
Una de ellas fue Ludia Montero (49 kg), la más destacada en tiempos recientes, quien a pesar de tener dificultades técnicas en el arranque, sí pudo aumentar en cinco kilogramos su marca en el envión, y logró superar el total que tenía.
Algo similar sucedió con Marina Rodríguez (64 kg), pues a pesar de completar exitosamente solo un peso en el arranque, luego, en la segundo parte de la competencia, se recuperó y logró incrementar en un kilo su cifra personal en el biatlón.
«Todas vamos dando lo mejor que tenemos para lograr el sueño olímpico, en mi caso por segunda vez. Aquella vez fui sin tanta presión, pero ha pasado el tiempo y ya tengo más responsabilidad para con el equipo. Por eso mi meta nueva es igualar la final a la que llegué en Río de Janeiro, y quizá superar ese resultado. Por eso es que no dejamos de pulir cada detalle aquí en el gimnasio», opinó Marina.
En el caso de Melisa Aguilera (76 kg), que no estuvo bien el año pasado en el Grand Prix de Lima, ahora sí completó sus seis pruebas y estuvo cerca de llegar a su máxima capacidad.
«Hay que decir que en este momento todas ellas tienen muy difícil su clasificación. Las tres irán a las dos lides que quedan, con la intención de mejorar sus totales y así obtener las unidades necesarias para ascender hasta la punta de la lista panamericana. No obstante, debemos tener en cuenta que también dependen de sus rivales, pues ellas compiten en igualdad de condiciones y también tienen posibilidades de irse por encima de las nuestras», opinó Giniebra.
Montero es el número 16 de su lista particular, en donde deberá superar aún a tres atletas del área; Rodríguez está en el lugar 12, con dos rivales que le anteceden, y Aguilera va en el 22, y tiene a seis halteristas por delante.
Por otro lado, en el sector varonil la situación es prácticamente la misma, a diferencia de que sus miembros cuentan en general con menor palmarés y recorrido en la arena foránea.
Entre ellos destaca el triple monarca de la Copa del Mundo pasada, Olfides Sáez (96 kg), ubicado en el número 13 de su peso, en donde solo tiene delante en la ruta hacia Tokio al venezolano Keydomar Vallenilla (10).
Sáez, que es referente en la rama masculina, conoce la altura del reto que debe asumir.
«Como uno de los que más tiempo lleva aquí, tengo que dar el ejemplo a mis compañeros nuevos. Mi idea es seguir batallando aquí para lograr el objetivo. Para lograr eso hay dos motivos principales: primero está mi niña, que es la razón por la que me levanto cada mañana, y también está el enorme orgullo de defender los colores de Cuba en el escenario más grande de todos», confesó Olfides.
Mientras, la dificultad aumenta para los 61 kilogramos, en donde Asley Calderón y Otto Félix Oñate (61 kg), van ubicados en los lugares 21 y 30, por ese orden. Igualmente, su compañero Juan Columbié, marcha en el escaño 23 de los 109 kilos, deberá hacer hora extra si quiere pasar el examen con nota.
De acuerdo con los pronósticos especializados, son Rodríguez, Sáez y Montero los que más posibilidades tienen de ganar la puja americana por llegar a la capital japonesa. De cualquier manera, no deberíamos quitar ojo al resto de los forzudos, pues en esto del deporte las sorpresas no suelen escasear.
Esfuerzos más allá de la palanqueta
Aunque los mayores esfuerzos del levantamiento de pesas cubano están depositados en las próximas olimpiadas, los entrenadores miran también más allá, hacia el siguiente ciclo, seguros como están de que queda trabajo por hacer para lograr la cumbre atlética de algunos de sus discípulos.
Entre las principales dificultades que enfrenta ahora mismo el colectivo que trabaja a diario en el Cerro Pelado, se cuenta la juventud de la plantilla, algo que viene bien por una parte, pero que tiene también sus inconvenientes.
«Lo que más nos golpea son los elementos técnicos. Desde que desaparecieron las Escuelas Superiores de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) se nos rompió la cadena de toda la vida, y ahora los atletas llegan directo de la EIDE sin pasar tampoco por las academias provinciales. Eso provoca que tengamos que lidiar con demasiadas lagunas producidas por el poco tiempo de entrenamiento y la inexperiencia que traen», declaró Giniebra.
Entretanto, su colega Machín coincidió con su colega del equipo femenino, y agregó como elemento en contra la pérdida de dos figuras experimentadas como Adriel La O y Luis Manuel Lauret, quienes durante la pasada Copa Mundial de Roma abandonaron la delegación y dejaron un hueco importante en la escuadra.
Además de las variables anteriores, las pesas sufren, igual que otras tantas disciplinas, el tema de la estrechez económica, debido al cual en ocasiones no pueden permitirse asistir a todas las competencias que quisieran.
Paradójicamente, Machín expresó que gracias al esfuerzo del Inder se ha podido asistir últimamente a los torneos necesarios para ser elegibles, aunque eso ha implicado varias adaptaciones a la estrategia de preparación.
El tema es que el programa internacional tiene planificados sus eventos demasiado cercanos entre sí, en términos de temporalidad, y por esa razón hay que ajustar los ciclos de entrenamiento para poder realizarlos en períodos cortos, algo que no es tradición en nuestro país.
Otro de los puntos sensibles que señalaron ambos entrenadores fue la necesidad de apertrechar mejor a las provincias, pues de ahí es de donde salen los talentos, y hoy día ahí no están contando con los recursos suficientes para desarrollarlo.
Marina Rodríguez buscará su segunda participación en citas estivales. Foto: Roberto Morejón