Las autoridades del béisbol cubano, contrario a lo que habían dicho antes, ratificaron el mes pasado que para la próxima Serie Nacional se aplicará la misma estructura y en el mismo tiempo.
Dicho en otras palabras: se seguirá privilegiando el calendario internacional antes que nuestro principal espectáculo deportivo, y vuelvo al asunto ahora que las lluvias empapan la postemporada, y después que Irma «se cuadró» también y no dejó que se jugara durante varios días de la ronda preliminar.
Coincido con los que sustentan que nuestro campeonato no debe estar al remolque de las competencias en el extranjero. De hecho, afuera nadie «se pliega» de esa manera. Ahora mismo se implora un pacto con la naturaleza para que cesen las precipitaciones hasta que emerja un campeón, y que sea lo antes posible, pues el viaje a Guadalajara, sede de la Serie del Caribe, no es asunto de preparar la maleta y «arrancar» para el aeropuerto.
¿Qué pasará si el temporal sigue? Probablemente ajusten el calendario de los play off, y los mentores tendrán también que aplicar «terapias de choque» a la rotación de su pitcheo. ¿Y el espectáculo?, ¿y la afición?, ¿y la calidad del juego en sí?, porque no es lo mismo competir sobre una grama en condiciones óptimas, que encima de una capa de tierra que disimula el fango.
Ni en la temporada 56 ni en la 57, ha sido muy afortunado jugar entre agosto y enero el campeonato de lujo de la pelota cubana. En la primera, el inicio coincidió con los Juegos Olímpicos y la gente «se enteró» que aquí se estaba jugando cuando la cita estival terminó.
En la actual, Irma y este exceso de «llanto» de las nubes en la región oriental han obligado a apretar el calendario. Recordemos que el último boleto de la serie de comodines de la primera fase del torneo fue definido simultáneamente con el partido de los veteranos de la Serie de Estrellas, y Dany Valdespino tuvo que salir corriendo de Artemisa para Pinar del Río, donde se iba a efectuar esa misma noche la selección de los refuerzos.
Ahora, el programa de la postemporada ya ha sido modificado más de una vez. Hasta juegos simultáneos se han fijado para cumplir la «apretada agenda», pese a que la afición quisiera disfrutar de ambos (por televisión, radio, o uno en vivo y otro por esos medios). A estas alturas, hay que mirar primero para el cielo, después para el terreno y luego el reloj.
Y todavía sigo anhelando que en algún momento se disponga de la hora de inicio de cada partido de la ronda clasificatoria con unas semanitas de antelación (una exigencia insignificante si nos comparamos con las Grandes Ligas, que ya publicaron el horario de todos sus juegos de la próxima temporada).
Mientras, me conformo con responder decenas de mensajes de lectores con la misma pregunta: ¿A qué hora se juega hoy? (N.R.)