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Bolt y el legado deportivo de 2017

En el londinense Estadio Olímpico, el hombre más veloz de todas las generaciones Usain Bolt, fue el actor principal de, la escena más dramática de los certámenes universales del 2017

Autores:

Javier Rodríguez Perera
Eduardo Grenier Rodríguez

Toca, como es casi un ritual cada año en su ocaso, pasar revista a lo que nos legaron en materia deportiva los 365 días que ahora dejamos atrás. Entre tantas noticias provenientes cada mes de los más diversos sitios, consideramos que no es necesario someter a votación el momento que más paralizó al planeta en el año que concluye. La mayoría de los amantes de este estupendo vicio que es el deporte enfocan su sentido común en indicar que la huella más profunda la plantó un jamaicano de 31 años en Londres, a mediados de agosto.

Usain Bolt, quizá el atleta más grande de una historia en la que no han faltado auténticos «fuera de serie» le puso punto final a su excelso recorrido por las pistas durante el Campeonato Mundial de Atletismo. En el londinense Estadio Olímpico, el hombre más veloz de todas las generaciones, fue el actor principal de, probablemente, la escena más dramática de los certámenes universales.

Bolt vivió su última carrera de la peor manera que se puede despedir un ídolo de masas: sin medallas, lesionado y sin terminar lo que empezó como parte de la posta del 4 x 100 metros. Antes de eso, obtuvo un bronce en el hectómetro, que podría significar bien poco, tratándose de un ser humano que se convirtió y lo convertimos en invencible.

Pero Bolt, el rayo con corazón que iluminó ocho títulos olímpicos, 11 cetros universales y par de récords mundiales, no mostró ni una pizca de arrepentimiento por haberse despedido sin atravesar una vez más la gloria que muchos le pedimos. Después del trago amargo, sentenció una frase con tremenda pegada: «Un mundial no cambia lo que hice. Alguien vino y me dijo que Muhammad Ali también perdió su última pelea».

En el país cuya cultura tiene el té como referente fue noticia también que Estados Unidos retomó el liderazgo del medallero y una de sus integrantes, Allyson Felix, mereció una página de los más prestigiosos medios deportivos del mundo, pues con sus dos coronas como integrante de los relevos y el bronce en 400 metros, se convirtió en la atleta, sin distinción de sexo, con más condecoraciones en lides del orbe, al totalizar 16 medallas, de ellas 11 doradas, igual que Bolt.

La esférica jamás para de rodar

El año 2017 ha dejado un rosario de sucesos relevantes para el más universal de los deportes, que mantuvieron en vilo a la fanaticada. Esta vez, el Real Madrid volvió a ser el equipo protagonista, tras llevarse en junio, por segunda temporada consecutiva, el trofeo de la Liga de Campeones de Europa.

Apenas unos días después de que la «orejona» desembarcara en la Plaza de Cibeles, Rusia acogió el simulacro del Mundial de fútbol de 2018. De esta forma, ocho elencos de todos los continentes se presentaron en el gigante euro- asiático para comprobar que, como dijo en su día el inglés Gary Lineker, «el fútbol es un juego de 11 contra 11 donde siempre gana Alemania».

Los teutones siguen siendo los «mandamases», tras su victoria en la gran final de la Copa Confederaciones ante Chile, elenco que, por cierto, no estará el próximo verano en Rusia, tras quedar eliminado de la cita universal, junto a grandes escuadras como Italia, Holanda y Estados Unidos.

Otros astros que alumbraron

Si el equipo más ganador de la temporada fue el Real Madrid, en gran medida se lo debe a su mejor jugador, el portugués Cristiano Ronaldo, ganador del Balón de Oro por quinta ocasión en su carrera, al igual que el argentino Leonel Messi.

Otro que agrandó su leyenda fue el «monstruo» del judo francés Teddy Rinner, quien se colgó en el cuello la medalla de oro mundial por ¡décima vez consecutiva! El gigante de 2,03 metros, que no pierde desde Beijing 2008, se impuso en la cita universal de Budapest, en la división de más de 100 kg, y en noviembre levantó su décima corona, esta vez en el Mundial Open de Marruecos.

Entretanto, la nadadora estadounidense Katie Ledecky, de 20 años, arrasó en la cita del orbe celebrada en julio, en Hungría, con cinco pergaminos dorados y una plata, para seguir engordando su vitrina, que cuenta ya con 14 preseas áureas a nivel mundial.

Mientras, Estados Unidos ganó por primera vez en el Clásico Mundial de Béisbol, tras vencer en la final a Puerto Rico con marcador de 8-0. Igualmente en territorio norteño, los parciales de los Astros de Houston celebraron un triunfo inédito de su franquicia en la Serie Mundial de las Grandes Ligas. 

Las bombas siempre detonan

Quien pronosticara que la selección panameña clasificaría para el Mundial de fútbol, hubiera sido ingresado en algún hospital siquiátrico. Sin embargo, los canaleros dieron la sorpresa, aunque esta no quedó exonerada de polémica. En el partido decisivo ante Costa Rica, el colegiado decretó un gol a favor de los istmeños, pese a que la pelota jamás entró en la portería. Resultado final: algunos quisieron, incluso, repetir el partido. ¿Y el árbitro? Posiblemente haya salido del estadio directo hacia la óptica.

Otro juez que sembró la polémica fue Joseph Lapmtey, quien en las eliminatorias africanas se inventó un penal inexistente a favor de Sudáfrica, en partido ante Senegal. Sin embargo, lo del ghanés no fue solo «ceguera», pues unos días después el cotejo fue repetido, tras comprobarse que Lamptey había manipulado el resultado. Por su «deferencia» con los sudafricanos, el árbitro no pitará jamás sobre un terreno de fútbol.

Aunque el escándalo más grande de 2017 es, probablemente, el caso de Larry Nassar, el médico de la selección femenina estadounidense de gimnasia. La bomba explotó cuando el impostor fue descubierto y condenado a 60 años de cárcel por violación a más de 130 mujeres, incluyendo las medallistas olímpicas Alexandra Raisman, Gabby Douglas y McKayla Maroney. «El tribunal se refirió a Larry como Doctor Nassar. Él no lo merece. Es un monstruo, no un doctor», reflejó en su cuenta de Twitter la propia Raisman.

El juego sucio no desaparece

El ciclismo sigue manchado por la sombra de las sustancias prohibidas. Si hace unos años Lance Armstrong puso en juego la credibilidad de este deporte, ahora la granada estalló tal vez con menos fuerza, pues Chris Froome, un ídolo en el mundo de los pedales, es investigado por un presunto dopaje con salbutamol.

Otro caso que ha sonado bastante es el del delantero peruano Paolo Guerrero, impedido de participar en los cotejos de repesca en los que su país se jugó el boleto al Mundial ante Nueva Zelanda. El goleador del Flamengo dio positivo por cocaína; sin embargo podría participar en la cita del orbe.

Por último, continúa el culebrón entre el Comité Olímpico Internacional y Rusia. El máximo organismo deportivo ha vetado a los atletas del gigante euroasiático por un supuesto caso masivo de dopaje y, apoyado por la AMA (Agencia Mundial Antidopaje), imposibilitó la participación de los rusos en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018. Si algún atleta incursiona —tras pasar las pruebas del doping— y obtiene medalla, deberá recibirla bajo el amparo de la bandera olímpica y no podrá escuchar el himno de su nación.

Trompetillas para Trump

Donald Trump parece que se toma a la ligera y con muy poca seriedad su cargo. Su temperamento es propenso al excentricismo, y su boca un cráter que expulsa frases controversiales e hirientes que han llegado a dañar a actores del deporte.

Como una campana sonaron en todos los lares fragmentos de sus discursos o sus irreflexivos tuits, que enuncian un sentir xenófobo y racista.

Colin Kaepernich, quarterback de la NFL (National Football League), desde el pasado año ha hecho popular entre muchos de sus compañeros su gesto de arrodillarse durante la interpretación del himno nacional estadounidense, como mediática protesta de la discriminación racial que sufren los ciudadanos afroamericanos, lo que ha sido censurado por el mandatario, quien ha solicitado a los propietarios de la NFL despedir a los jugadores que incurran en lo que denominó una «falta de respeto total a nuestra historia nacional».

La polémica sembrada por Donald halló reacciones en estrellas de la NBA, como Stephen Curry, LeBron James y el ya retirado Kobe Bryant. El primero de ellos dudó en participar en la acostumbrada visita que el equipo ganador de la liga realiza a la Casa Blanca, a lo que Trump ripostó con la cancelación de la invitación. No obstante, Golden State Warriors, el equipo de Curry, informó que el viaje a Washington se daría con tal de promover la «igualdad, la diversidad y la inclusión».

 

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