El sueño de Carlos Hernández es participar en unos juegos olímpicos. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 07:01 pm
Tenía Carlos Hernández Roque siete años cuando le declaró su amor al tenis de mesa. Desde aquel día en que asistió al entrenamiento de su hermana mayor, el constante repiqueteo de la pelota con la raqueta constituye el eje alrededor del cual gira su vida.
Desde el pasado martes incursiona en el Campeonato del Caribe de esta disciplina, con sede en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, y ya aseguró llevarse una medalla de oro, tras coronarse los cubanos en el evento por equipos concluido ayer. Luego de ganar su cotejo de la primera ronda en la modalidad single para menores de 21 años, Carlos aceptó conversar con JR.
Nacido en San José de las Lajas, capital mayabequense, el joven tenimesista de 17 años narra el momento en que quedó prendado de este popular deporte. «Ese día que fui a acompañar a mi hermana me gustó lo que vi, entonces decidí que yo también quería practicarlo. Luego, comencé a crear habilidades poco a poco y mi nivel fue creciendo».
Añade que «como todos, empecé desde la base, me captaron para la EIDE cuando tenía nueve años y allí estuve hasta que con 12 fui llamado para la preselección nacional».
Su incursión en las filas del elenco cubano siendo tan joven es una de las mayores satisfacciones de su aún corta carrera deportiva. «Sin dudas, fue un gran orgullo, porque era de los más pequeños en ese entonces, además de un estímulo teniendo en cuenta todo el sacrificio que tenemos que hacer los deportistas en el día a día».
«Soy de Mayabeque y para poder cumplir con los entrenamientos me quedo en la residencia del Cerro Pelado, aunque los fines de semana viajo para visitar a mi familia», aclara, antes de reconocer: «requiere muchísimo sacrificio porque soy joven y me veo imposibilitado de salir con mis amistades ya que tengo que entrenar. No me quejo, llevo desde los 12 años en el equipo nacional, con todas las responsabilidades que esto conlleva y tengo claro que voy a seguir luchando».
En juegos escolares y juveniles, Carlos ha transitado por la vereda de los triunfos, pues jamás ha quedado fuera del podio de premiaciones. Actualmente ostenta la condición de doble campeón nacional de esta última categoría, merced a sus dos metales áureos (single y por equipos) en la cita efectuada el mes pasado en Sancti Spíritus.
Sobre su incursión en el Campeonato del Caribe que por estos días ocupa el tabloncillo del coliseo capitalino, el mayabequense expresa que «integrar el equipo Cuba y ganar el oro constituye un honor, sobre todo teniendo en cuenta que mis compañeros son atletas con resultados».
«Con Andy, Moisés y Liván aprendo muchísimo. Este tipo de competencias al lado de ellos son muy provechosas, porque siempre están aconsejándome para que mejore mi técnica y señalándome qué debo hacer y qué no con la raqueta», señala el ferviente admirador del campeón olímpico chino Ma Long.
Ofensivo y habilidoso, el joven jugador posee, además de las condiciones físicas idóneas para el deporte, el apoyo incondicional de su familia. «Hemos recorrido todo el país para apoyarlo en los eventos y garantizar que él nunca sienta que está solo. Mi hijo es excepcional, como ser humano, atleta y alumno. Siempre le digo que con disciplina obtendrá buenos resultados», comenta su madre Anay Roque, mientras su padre lo define como «un muchacho serio y disciplinado, introvertido cuando está jugando. Es un especialista bloqueando la pelota y un orgullo para nosotros».
Por lo pronto, Carlos Hernández interviene en el single sub- 21, en el cual, dice, tiene la aspiración de estar entre los cuatro primeros. El venidero mes partirá rumbo a Alemania, donde será beneficiado con una beca junto a su compañero pinareño Erick William Martínez. En suelo teutón estará a prueba durante un año y, en caso de mostrar credenciales, podría ampliar su estancia.