Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una diadema en transición

A partir del sábado venidero comenzará la porfía que definirá el nuevo monarca del básquet cubano

Autores:

Benigno Daquinta
Javier Rodríguez Perera

Ciego de Ávila desde hace rato se adaptó a la realidad: disfrutar lo poco que le queda el trofeo de campeones de la Liga Superior de baloncesto en el sexo masculino. A partir del sábado venidero comenzará la porfía que definirá el nuevo monarca del básquet cubano, cuando el elenco pinareño reciba en sus predios de la sala polivalente 19 de Noviembre al conjunto de Matanzas, en una final programada para que el rey sea aquel equipo que llegue primero a cuatro triunfos.

La reputación del profeta Nostradamus bien pudiese haber quedado en la zona de dudas si se le hubiese inquirido por una segura presencia en la fase decisiva de la escuadra yumurina. Me atrevo y digo que su voto de confianza hubiese recaído en el elenco de Villa Clara, cómodo líder en la fase clasificatoria, favorito para llevarse el duelo semifinal e incluso, ya muchos apostaban por un título con argumentos fundados. Pero la historia fue otra: los vaticinios y el supuesto augurio del adivinador francés quedaron en el vacío.

La tropa yumurina, bajo el mando del otrora miembro de la selección nacional Allen Jemmot, se armó de valor, sin importar que fueran cuartos en la ronda clasificatoria y derribaron a los naranjas en cuatro encuentros en su pulso por pasar a discutir el oro. Les recuerdo que en la fase inicial el balance favoreció a los centrales, dos victorias y una derrota, que significó la ruptura de su invicto en el cierre de la segunda fase celebrada en La Habana.

Para lograr obtener uno de los pasaportes a la final, los matanceros, entre otros parámetros, apelaron al team work, reflejado en una distribuida ofensiva que encabezó Yuniskey Molina con 60 puntos, secundado por Dany Torriente (59), Yoan Rodríguez (56) y Yosmel Morales (38).

Si la artillería yumurina encontró varios protagonistas, todo lo contrario sucedió con lo planteado sobre la duela por el otro finalista, Pinar del Río. Después de imponerse a Capitalinos, en semejante fórmula de cuatro desafíos, el indiscutible referente ofensivo de los vueltabajeros resultó el productivo refuerzo artemiseño Osmel Oliva, defensa organizador que tributó 86 cartones, 50 más que Yosiel Monterrey, segundo máximo anotador del conjunto.

Los muchachos de Andrés González, director que ha recibido numerosos elogios por su buen tino y por llevar a su plantel a un resultado histórico, se han auxiliado, fundamentalmente, en los sistemas defensivos propuestos, los contraataques y la labor de sus hombres perimetrales, en mayor medida Oliva.

En la etapa clasificatoria los pinareños se apuntaron dos triunfos en tres juegos frente a los matanceros y en las últimas 11 LSB, el balance también favorece a los más occidentales, con cinco éxitos y tres tropiezos, según nuestros archivos.

Aunque los vueltabajeros pierdan en la disputa del título, estarían consiguiendo su mejor rendimiento en la historia de este evento, pues sus desempeños más laudables han sido par de quintos lugares. En tanto, los matanceros sí han escalado en tres ocasiones el podio de premiación, con una plata en 2006 y dos bronces. Si me preguntan por mi favorito, prefiero hacer oídos sordos.

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