CULIACÁN, México.— Ahora que estamos en tiempos de bolas y strikes, inquirir ¿cuál es el mejor juego de pelota?, provocaría tremendas carcajadas, porque todos reconocen como ideal al de cero hits cero carreras o aquellos de una sola anotación o dos.
El espectador, paradójicamente, cuando ocurren esos desenlaces tiene poco que disfrutar durante nueve entradas; por lo general, de escasísimas acciones, donde predomina el movimiento de la pelota, una y otra vez, entre el lanzador y el receptor.
Entre los componentes del juego de pelota: pitcheo, bateo y defensa, debe existir un balance. Si malo para el espectáculo es un festival de batazos por un solo equipo, también lo es un dominio extremo de los lanzadores.
De ahí que para ponderar la ofensiva se introdujo el bateador designado y pelotas más vivas que al conectar viajan más distancia. El bateo, lo más difícil, resulta primordial, porque a partir de este se desencadenan las acciones en el terreno.
Hay aficionados, quizá por una ancestral costumbre, que se alarman con los desafíos de muchas carreras, a los que califican despectivamente como juegos de manigua. Otros empiezan con la cantaleta de que «si la pelota es muy viva, que si esto, que si lo otro».
Siempre será más emocionante y espectacular un juego de cuatro por tres, seis por cinco… que uno de escasísimas anotaciones. En aquellos de carreraje, pero cerrados, se disfrutan más batazos e increíbles fildeos que mantienen al espectador en tensión y extasiado.
En definitiva, desde su origen, la esencia de la pelota está en hacer carreras, por lo que resulta incongruente apreciar la proliferación de estas como una tendencia negativa.
Si en el juego se logra mantener una diferencia estrecha entre las anotaciones de un equipo y otro, que puedan ser remontadas, poco importa que se hagan muchas anotaciones, debido a que se mantiene la expectativa.
Tampoco debe sobrevenir el susto por los juegos de cierto carreraje, siempre que sean cerrados, gracias a un mayor número de batazos, indispensables para favorecer el espectáculo y despojar al duelo de ese aburrimiento que llega a sentir, por la poca acción, hasta el más acérrimo de los fanáticos.
El profesor Carlos Martí piensa que en el juego de cero hits, cero carreras, o en aquellos de una por cero siempre hay emoción, porque la gente está esperando que ocurra algo, pero considera que los cerrados, como uno de cuatro por tres, o de seis por cinco… resultan más emotivos. Y usted, ¿qué piensa?