Wesley So es una de las jóvenes promesas del ajedrez. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 06:02 pm
El ajedrez es «cosa de niños». Punto. Que me disculpen los adultos, incluso los veteranos. Cada día que pasa, cada nuevo artilugio de las nuevas tecnologías —lógicamente mejor entendidas por los nativos digitales— que sale confirma la hipótesis de que en lo adelante casi ningún nuevo campeón del mundo tendrá más de 30 años, que las sorpresas en el reino de Caissa vendrán en pañales.
Me explico. Magnus Carlsen (2865 puntos Elo), actual monarca universal, acumula 24 abriles y ganó el título con 22 —aunque admito que ese come piedra marciana, así que no cuenta en esta historia—; en el top ten del ranking de la FIDE cinco sesudos tienen veinte y tantos inviernos; y de los 15 primeros hombres del listado global, nueve no alcanzan los tres decenios vividos. ¿Llegó la era de los genios con culeros?
De alguna forma, es cierto que los más bisoños siempre irrumpen en el mundillo de las 64 casillas con mucha fuerza. Ahí están los casos de Capablanca —aquí, cabe, sobra y se superjustifica el chovinismo—, Lasker, Kasparov, Karpov. Sin embargo, ahora, y aun cuando todavía ni siquiera han disputado la corona planetaria, hay un grupo que le mete miedo al Coco.
Hablo del —nuevamente excluyo a Carlsen, para no abusar— italiano Fabiano Caruana (2811 unidades Elo, 2809 en vivo y 22 años), del holandés Anish Giri (2797-2798-20), del filipino nacionalizado estadounidense Wesley So (2788-2788-21), y del norteamericano Hikaru Nakamura (2776-2794-27). Bebés demoniacos que irrespetan constantemente a consagrados de la talla del búlgaro Veselin Topalov (2800-2797-39), el ruso Vladimir Kramnik (2783-2783-39) y el indio Viswanathan Anand (2797-2796-45).
La batalla está planteada. Experiencia vs. juventud. ¿Usted ya escogió su bando?