Lázaro Bruzón, ajedrecista cubano. Autor: ACN Publicado: 21/09/2017 | 04:54 pm
Hasta los esquimales, sin TV ni Internet en sus iglús —aunque ahora mismo no ando muy seguro de que tengan esa falta—, vaticinaron el resultado. Una cantada victoria, un soberano empate y una esperada derrota este miércoles por parte de los cubanos en plena Copa Mundial de Ajedrez.
El triunfo tenía nombre y apellidos allá en Tromso, Noruega. Leinier Domínguez (2757 puntos Elo) marcó tarjeta como todos esperábamos. Con esa forma endemoniada que lo posee desde hace meses puede que llegue hasta el cielo y entre sin pedir permiso. Su víctima más reciente fue el estadounidense Alexander Onischuk (2667), quien manejó piezas oscuras y capituló tras 38 movimientos de una apertura española.
Ahora el güinero solo necesita igualar hoy en poder de figuras negras, para asegurar así un pizarrón que lo incluya en la fase de 32 concursantes.
En tanto, nada mal anduvo el tunero Lázaro Bruzón (2698) ante el favorito azerí Teimour Radjabov (2733), pues su armisticio con trebejos oscuros después de 29 lances lo deja con el «pico caliente». En la segunda batalla canjearán el color de sus reyes, lo que podría otorgarle cierta ventaja a nuestro muchacho, sobre todo sabiendo que su oponente de turno no anda muy acertado por estos días.
Peor suerte corrió el campeón nacional Isam Ortiz (2609), desangrado frente al joven galo Maxime Vachier-Lagrave (2719) en 48 estocadas de una Caro-Kann.
Por ello está obligado a imponerse, ya que si entabla o claudica tendrá que decir adiós.
Entre los escasos triunfadores del cuarto día competitivo descuellan el bambino Fabiano Caruana (2796), el israelí Boris Gelfand (2764), los norteamericanos Gata Kamsky (2741) y Hikaru Nakamura (2772), el ruso Alexander Morozevich (2739), y el holandés Anish Giri (2737). Las derrotas más sonadas salieron de las neuronas del ucraniano Vassily Ivanchuk (2731) y el húngaro Peter Leko (2744), en un episodio de 20 empates y solo 12 sonrisas.