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A mitad del laberinto

De la victoria cubana frente al equipo de Japón pueden hacerse muchas lecturas, pero la más importante tiene que ver, más que todo, con un cambio de mentalidad que se ha extendido a todo el engranaje colectivo

Autor:

Raiko Martín

Tokio.— Un día después de certificar su excelente forma frente a los favoritos anfitriones, el equipo cubano se trasladó vía aérea hacia esta impresionante ciudad, donde al cierre de esta edición buscaba ante la selección holandesa su cuarto triunfo consecutivo en el torneo.

Del primer tramo, jugado en el futurista estadio Yofuoku! Dome de Fukuoka, salió la tropa de Víctor Mesa en boca de casi todos los especialistas. Muchos con notable experiencia visual ante el béisbol de máximo nivel, andan impresionados con la forma en la que se han presentado los principales bateadores del equipo, y no son pocos los que se animan a reconocer que esperaban una labor más discreta de los lanzadores.

De lo sucedido en la sureña urbe nipona se pueden hacer muchas lecturas. Pero la más importante, a mi criterio, no puede medirse cuantitativamente. Tiene que ver, más que todo, con un cambio de mentalidad que se ha extendido a todo el engranaje colectivo, y que se refleja sin disimulos en una actitud notablemente distante de la vista en los últimos compromisos internacionales.

Que los destinos del equipo en este torneo se definieran en tierras asiáticas levantó un sinnúmero de preocupaciones, en parte justificadas. De este lado del globo son los equipos que más daño nos han hecho en los últimos diez años: Japón, primero, nos arrebató casi de la boca las mieles del triunfo en la primera edición del Clásico, y tres años más tarde nos dejó en la cuneta de la segunda ronda, con dos lechadas tan pulcras como lacerantes. Y en medio de esos dos acontecimientos, Corea del Sur nos impidió atesorar el último de los títulos disputados a la sombra de los cinco aros olímpicos.

Salir de lo que un día llamé el laberinto asiático se imponía entonces como un enorme reto, y ya ven, llegamos a su mitad sin un rasguño. Claro, se trató de un primer acercamiento contra los anfitriones y en circunstancias de baja tensión, pero eso no resta validez a la declaratoria de poder hecha por la escuadra cubana.

Y digo esto, pues nunca antes en similares lides el equipo había arrancado de forma tan acelerada. En este aspecto, si me remito a los números, pues ahí está, a la vista de todos, el excelente .320 como promedio colectivo de bateo. También los cuatro vuelacercas —uno de ellos con bases llenas—, las 23 carreras anotadas en tres partidos y los 11 extrabases en total, además de la nada despreciable cifra de 33 imparables, para una media de 11 por partido.

Lo del pitcheo parece harina del mismo costal aunque, en honor a la verdad, hay algunos detalles relacionados con el control que necesitan de un urgente correctivo. De momento, el promedio de 1,08 carreras limpias por juego es envidiable para el resto de los concursantes. Incluso para los serpentineros locales, de fama bien ganada, quienes a pesar de algunos contratiempos superan en seis a nuestros 27 ponches. Y el hecho de solo haber permitido cinco carreras «enemigas» habla de nuestra efectividad desde la lomita.

En la primera edición, la más exitosa para nosotros, se fabricaron 21 carreras en el primer tramo, pero en cambio se permitieron nada menos que ¡20 anotaciones!

Ahora bien —y lo repito—, estamos solo a la mitad de camino hacia San Francisco —más que lema, meta—, y justo cuando buena parte de los aspirantes al trono comienzan a desempolvar sus maquinarias.

Afortunadamente el laberinto se hizo menos asiático con la sorpresiva despedida de los sudcoreanos, pero quedó una Holanda que nos ha demostrado, más de una vez, que crece por años. Y una escuadra de Taipéi de China con algunos experimentados bateadores de tacto y poder —llegan con ocho extrabases—, y dos o tres lanzadores capaces de hacer un daño extremo. Habrá que ver cómo se desenvuelven ahora fuera de casa.

En fin, que la ruta a California sigue siendo larga y tortuosa. Cubrirla continúa representando un enorme desafío, asumible solo si el equipo se mantiene creciendo y se cree —de una vez y por todas— que pueden ser los mejores del universo.

Resultados del jueves

ESTADIO SALT RIVER FIELDS
C H E
ITA 2 0
0
2
0
0
0
0
2
6 12
1
MEX 3 1
0
0
1
0
0
0
0
5
11
0
Ganó: N.Pugliese (1-0)
Perdió: S. Romo (0-1)
JS: J. Grilli
HR:
D. Butera. Partido por el grupo D, en Phoenix, Arizona.

 

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