Leuris Pupo consiguió el primer oro de la delegación cubana en Londres. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 21/09/2017 | 05:23 pm
LONDRES.— Dentro de cinco meses el holguinero Leuris Pupo será el hombre más feliz del universo. Al menos es, generalmente, la primera frase que nos surge en el justo momento de cruzar el umbral de la paternidad.
Pero antes de que eso suceda, el tirador holguinero tiene motivos suficientes para tales sentimientos. Su título olímpico en la modalidad de pistola de tiro rápido a 25 metros, el primero de nuestra delegación y ganado este viernes de forma tan sorprendente como extraordinaria, convirtió por unos instantes a Cuba en el país más feliz del planeta.
«Todavía no me lo creo», fue lo primero que atinó a decir cuando tuvo todas las grabadoras frente a su rostro. Le costaba creer que en su pecho estuviera colgada la medalla por la que lucharon 18 tiradores de 13 naciones, muchos de ellos apuntalados por títulos previos al máximo nivel.
Todos esperaban que fuera el ruso Alexei Klimov el protagonista de la tarde, pues en la fase de clasificación había establecido con 592 puntos el nuevo récord mundial y olímpico para ese tramo.
Pero Pupo estaba en su día, a pesar de abrir con solo tres puntos la ronda final, a la que solo accedieron los seis con mejor balance durante las dos etapas previas. Las tres máximas puntuaciones que siguieron dejaron claro al público reunido en la centenaria Royal Artillery Barracas que con el cubano había que contar.
De a poco, sus rivales fueron quedando fuera de competencia, algo novedoso para una final de esta prueba. Primero el alemán Reitz, después de los primeros 20 disparos. Luego se despidieron por orden el chino Zhang, el mismo Klimov y el también chino Ding.
Al final le sobró habilidad para dejar estéril la última tirada del indio Vijay Kumar, a quien no le alcanzó ni su mejor puntería para igualar la faena del cubano. Como guinda del pastel quedaron sus 34 puntos, válidos para igualar el récord mundial de una final y establecer una nueva plusmarca olímpica para esa fase.
Pudo haber estallado de alegría, pero no sería Pupo. Prefirió reservar para los suyos sus primeros pensamientos. Para su esposa Yimnay Cruz, embarazada de su hija, fue el primero.
«Luego pensé en toda la familia, mis entrenadores, mis compañeros del tiro deportivo cubano, que deben estar disfrutando muchísimo», comentó a su paso por la zona mixta en referencia a este inédito resultado que mejora los metales bronceados conseguidos por Roberto Castrillo y Juan Miguel Rodríguez en las pruebas de skeet de Moscú 1980 y Atenas 2004, respectivamente, y de Eglys Cruz en fusil 3x20 hace cuatro años en Beijing.
Sobre la difícil competencia, Pupo explicó que no sintió tanta presión porque logró centrarse en los aspectos técnicos que debía cumplir para conseguir un buen resultado, y olvidarse de sus rivales. «En la clasificatoria utilizamos una sala diferente, por lo que tuve que ir adaptándome poco a poco al cambio de intensidad en la iluminación y otros aspectos», añadió.
Ese nivel de concentración fue la clave para esta hazaña, según el criterio de su entrenador Meinardo Torres, otro de los hombres más alegres sobre la Tierra. «Sabíamos que el nivel estaría muy alto, porque en la clasificación se hicieron mejores puntuaciones que en Beijing. Pero él se había preparado muy bien, y si hacía todo lo que había logrado en los entrenamientos, tenía posibilidades de luchar», consideró el preparador.
De momento, y en medio del estupor, el tirador cubano disfruta de su merecido éxito. Prefiere mirar el futuro con optimismo, consciente de que dentro de cinco meses volverá a ser el hombre más feliz del universo.