Los juveniles cubanos tienen el reto de comenzar a borrar la estela de su pálida actuación en el pasado mundial de la categoría. Foto: Juan Moreno. Los dos campeonatos nacionales de cuya savia se nutre después la pelota grande cubana, los de 15-16 años y el juvenil, despegan hoy en seis terrenos del país.
Se disputarán en cada caso, como ya es costumbre, en tres zonas geográficas: occidente (agrupa a los equipos de Pinar del Río, la Isla de la Juventud, La Habana, Ciudad de La Habana y Matanzas; centro: Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey; y oriente: Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
Habrá dobles juegos cada sábado, sencillos los domingos; en el formato de todos contra todos, al cabo de tres vueltas, cada elenco habrá disputado 36 pleitos de la etapa clasificatoria, según confirmó Carlos del Pino, de la Dirección Nacional de este deporte.
A seguidas, avanzarán los dos mejores conjuntos de cada llave, más otras dos selecciones, las de mejor promedio de ganados y perdidos en todo el país, para un total de ocho aspirantes a la corona.
Se echarán entonces a andar los play off, con un máximo de tres encuentros, pues conquistará un nuevo tramo el que primero se imponga en dos partidos. El pareo se establecerá a partir del primer lugar contra el octavo; segundo vs. séptimo; tercero vs. sexto y cuarto vs. quinto.
En 2006, Ciudad de La Habana conquistó la categoría menor, Villa Clara la de los mayorcitos. Este año, los imberbes disputarán el campeonato mundial; los adolescentes, una lid panamericana.
MÁS EN EL ÉTERA partir de mañana, una nueva señal televisiva inundará el éter con imágenes beisboleras, la del Canal Habana.
Sus primeras transmisiones serán exclusivamente en los días domingo, así se instalarán en el estadio Latinoamericano para reflejar la disputa del tercer partido Holguín-Industriales, a las dos de la tarde del siete de enero. En la capital se podrá sintonizar la señal por el canal 27.
LA RESACA DEL LECTORTratando de defender al noble equipo de Granma, después de su patética actuación en la capital —menos mal que el veterano Misael López, corajudo una vez más, contuvo a los Industriales en tres carreras— fui malinterpretado por algún lector.
Conocedor del rigor a que el calendario del fin de año sometió a los granmenses —alguna vez fue precisamente el equipo azul el que tuvo que viajar, principiando enero, desde la capital hasta oriente— hablé de resaca interpretándola como el «efecto o serie de consecuencias que produce algún acontecimiento o situación», según consta en el diccionario.
Tal vez ese que me leyó y acudió ofendido al teléfono sufría, en ese instante, una resaca de otra especie.