El teatro escrito y dirigido por mujeres busca deconstruir la ideología patriarcal. Autor: Fiorella Franco Publicado: 07/06/2023 | 08:48 pm
Cuando a Judith Shakespeare se le da voz, las huellas del tiempo se disipan. El ensayo Una habitación propia, escrito por Virginia Woolf en 1929, donde nos presenta a la hermana que William Shakespeare pudo tener, palpita con fuerza: a pesar de tener similar talento que el creador de Romeo y Julieta, se vio condenada a un destino muy diferente por el simple hecho de ser mujer.
Pudiera pensarse que es una exageración, si hoy encontramos a tantísimas autoras con importantes premios literarios y una repercusión que pone los pelos de punta. Mas, aún siguen ellas en disparidad en un mundo donde lo masculino continúa tensando las cuerdas de todo lo que coexiste.
El teatro como manifestación ha sido testigo de esa relación desigual, donde contar desde el poder no es igual a la visión del oprimido. «Ha sido visto con demasiadas libertades para que las mujeres tuvieran un lugar en el mismo», es la explicación sintética que la actriz y directora italiana Alina Narciso ofrece como respuesta a una invisibilidad histórica de la producción teatral femenina.
«Hoy sí se producen muchas obras escritas y dirigidas por mujeres, pero seguimos excluidas de las carteleras oficiales de los grandes teatros del mundo. Por eso surgió La escritura de la/s diferencia/s, a fin de encontrar un lugar para las puestas escritas y dirigidas por nosotras».
Se refiere al festival internacional de teatro que se coordina en Santiago de Cuba, desde el 5 y hasta el 11 de junio, con la asistencia de artistas de Brasil, Ecuador, Italia, España, Guatemala, Argentina, Chile y Cuba.
Escenario
Con 30 años en el mundo de las tablas, Alina Narciso ha dedicado mucho tiempo a estudiar cómo las mujeres, a fuerza de mucha constancia, han logrado, poco a poco, dejar sus huellas en esa manifestación artística.
«Es un hecho histórico. Hemos tenido dificultad para trabajar. Para finales de 1969 y principio de 1970, en Europa y Estados Unidos se reconoce la creación de compañías dirigidas por mujeres. Utilizaban las obras para reclamar sus derechos, pero las presentaciones se hacían en lugares alternativos. Las puestas en escena escritas y dirigidas por hombres se reservaban para las grandes instituciones.
«Al principio de 2000, ya la creación femenina se enfocó en los derechos sociales y culturales, y se empezaron a romper los clichés».
Confiesa la actriz y directora italiana cuánto se sorprendió a su llegada por vez primera a Cuba, hace 15 años, cuando encontró a mujeres dirigiendo sobre el escenario.
«A diferencia de otras naciones, saltaba a la vista que casi el 45 por ciento de quienes dirigían teatro eran del sexo femenino. Aunque en la dramaturgia no ocurría lo mismo, y también nos sorprendió que, aunque lideraran esos procesos no producían un cambio cultural porque reproducían patrones como si fueran hombres.
«Después de realizar varias ediciones del Festival nos hemos percatado de que, si bien hay menor número de directoras, sí existe aquí una mayor fuerza en los textos escritos por mujeres».
Dos ejemplos de esa constante reflexión sobre los micromundos femeninos llevada a las tablas que ya se han robado múltiples ovaciones de sus públicos resultan Fátima Patterson, premio nacional de Teatro 2017, y Dalia Leyva, directora de Calibán Teatro.
«Siempre he creído que el tema de la mujer ha sido poco tratado en el teatro —acota la directora del colectivo Macubá y también premio Maestra de Juventudes—. Son pocos los personajes femeninos protagónicos y escasas las miradas nuestras a las problemáticas. Me interesa que la mujer se realice por ella misma».
Justamente para esta edición de La escritura de la/s diferencia/s, Dalia Leyva lleva a escena Arde mito, texto original de Verdiana Vono, una obra que habla de romper las normas: «Tenemos mucho que decir y este festival nos permite encontrar senderos en ese sentido», explica a JR.
Diálogos
Para la chilena Lucía Rojas, otra de las asistentes a la cita santiaguera, el teatro, en todas sus dimensiones, es un espacio donde romper el mandato dominante.
«La dramaturgia de mujeres tiene en muchos lugares una categoría “marginal”, fuera de la mirada del poder, que yo tomo como ventaja. Es una creación libre donde incluso puedo romper las reglas del lenguaje y su estructura. Ese espacio que me permite el arte me interesa: la frescura que experimenta esa marginalidad, la indagación. Y me estimula, porque ahí están pasando cosas diferentes».
Similar opina la dramaturga española Eugenia Kléber, quien define su escritura como el espejo de una visión muy particular y femenina, donde están las historias de las mujeres que le antecedieron.
«Me interesan los microcosmos, reflejo de la sociedad, principalmente núcleos familiares y de pareja. Los temas: la infancia, la adolescencia, el machismo, la homofobia, la violencia, el miedo, la soledad, la imaginación como refugio. Personajes que luchan o se evaden, que crean un mundo paralelo para sobrevivir. En su mayoría, protagonistas femeninas».
No puede ser diferente, de acuerdo con Áurea Martínez Fresno, también dramaturga española, porque el arte llega siempre sin filtros: «Puede sacudirte los prejuicios, airearte los pensamientos, descubrirte sobrecogida por el dolor ajeno o abrirte los ojos ante la injusticia y estremecerte. Y ahora, cuando ya está dentro de ti, es cosa tuya: a ver qué haces con ello».
Y qué mejor diálogo que el teatral para deconstruir las múltiples realidades donde coexistimos, con su diversidad de sentidos, y donde sigue prevaleciendo la misma voz masculina que intentó amordazar a Judith Shakespeare. A eso también convocan quienes se reúnen en La escritura de la/s diferencia/s.
«Nosotras revindicamos nuestro rol de artistas con la correspondiente libertad de hablar/escribir/montar según nuestras urgencias artísticas. A lo largo de años de evento, las obras que han llegado han tocado temas no muy distintos, pero de diferentes formas. Tal vez lo diferente es la mirada. Precisamente esa mirada de las mujeres, que siempre encuentra las diferencias sociales y étnicas»
A la reconocida Fátima Patterson le interesa que la mujer se realice por ella misma sobre las tablas.FOTO: Fiorella Franco