Pintar la vida con luz. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 19/08/2021 | 01:04 pm
Caminar en la luna, condensar oro de metales vulgares, dominar el arte por el cual un toro se vuelve apacible, deletrear el adn de nuestro más secreto interior... hemos querido hacer mucho los humanos.
Es cierto. Gritando al cielo nuestro orgullo de especie, nos hemos maravillado a nosotros mismos de los alcances de nuestros caprichos más viles y nuestros intentos más nobles, y entre el reguero de orgullos atesorados, está, en un lugar casi santo, la fotografía, ese arte misterioso de pintar la luz, (photo+graphia), que, cuentan, hoy, 19 de agosto, llega a 182 años de ser una manía que no se nos quita.
Foto: Abel Rojas Barallobre
Hay quienes dicen que en realidad viene desde aquel 1826 de Nicéphore Niépce, pero otros muchos creen que fue un agosto como este, de 1839, cuando nacía el primer daguerrotipo, para competir con los pinceles del momento, (quizás antes, desde los experimentos de la óptica, o desde el deseo primigenio de vernos en un reflejo azulino) lo seguro es que pasando por el maridaje perfecto de tecnología y curiosidad, hemos cultivado la costumbre de retratar lo inatrapable.
Foto: Abel Rojas Barallobre
Con ese hábito, cuántas guerras, hambres, amores adolescentes, golpes de luz y agua, hemos atrapado en un cuadro, y en cuántos paisajes casuales nos hemos mirado a nosotros mismos, no llevamos la cuenta. En cuántos ojos viejos hemos reconocido a un ancestro o una identidad incorpórea pero cierta, en cuántas estampas aparentemente inocentes algún soldado guarda en el bolsillo de las balas, toda la dulzura de algún hogar al que no regresa. Cuántas damitas delgadas de ojos niños han inmortalizado un amor que un día fue y ya no está, en qué modo mágico tenemos aún enmarcadas las manos calientes de la abuela, frente a las flores del domingo.
Es verdad, muchos siglos van de muchas cosas y muchos pasos. Siglos de bombas y remedios, y de películas y armas, pero con estos dos solitos casi-siglos tal vez hemos cultivado el verdadero imposible: el de atrapar la vida —y la muerte— con un click.
Foto: Abel Rojas Barallobre.
Fotos: David Gómez Ávila.
Fotos: Enrique Gonzáles Díaz.
Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez.
Fotos: Roberto Suárez.