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Ciencia, conciencia y paciencia

A 25 años ha arribado la Fundación Fernando Ortiz, dedicada a difundir no solo el legado del «tercer descubridor de Cuba» y sus contemporáneos, sino también el pensamiento actual cubano, y ofrecer un espacio para el intercambio sobre la creación popular, las ciencias sociales y la cultura en general

Autor:

Lázaro Castillo

La Fundación Fernando Ortiz fue un proyecto gestado por tres personas: el ministro de Cultura de entonces, Armando Hart, quien en 1993 sostuvo una larga conversación con Miguel Barnet sobre la posibilidad de crear un centro de estudios en homenaje a la inabarcable obra del sabio cubano Don Fernando Ortiz (1881-1969). En ese año Abel Prieto, como presidente de la Uneac, apoyó el proyecto que el mismo Hart decidió que fuera este tipo de organización o sociedad dedicada a la preservación de una obra, por el amplio alcance que adquiría desde el punto de vista metodológico. El propósito fundamental era perpetuar el nombre del más prolífico investigador que ha dado la Isla en las ciencias sociales y particularmente, en la antropología cultural, en el siglo XX.

Los estatutos y el reglamento de la futura Fundación fueron elaborados a partir de la concepción que Hart tenía sobre una institución de este carácter. Barnet, como fiel discípulo y seguidor de la obra del maestro de la etnología cubana, emprendió la iniciativa con el entusiasmo que lo caracteriza e inició así la tarea de rescatar para la cultura nacional la obra del insigne investigador, con la colaboración de un grupo reducido de especialistas que fueron conformando el proyecto.

En 1995 la Fundación Fernando Ortiz adquirió personalidad jurídica y comenzaron a publicarse algunas obras inéditas de Ortiz. A partir de ahí el vínculo con el Ministerio de Cultura se fortaleció, siendo este su órgano de relación. El 6 de enero de 1996 trasladó su sede hacia la casa donde por más de 60 años vivió el autor de El engaño de las razas, en L y 27, en el Vedado. En dicha edificación conviven también departamentos de Historia de la Universidad de La Habana y la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz, dirigida por el Dr. Eduardo Torres Cuevas.    

Los objetivos de la Fundación no solo fueron promover la creación del llamado «tercer descubridor de Cuba», como lo calificara el prestigioso intelectual Juan Marinello, sino también la de muchos de sus contemporáneos como Elías Entralgo, Argeliers León, Julio Le Riverend, José Luciano Franco y otros.

Desde el inicio, Miguel Barnet convocó para este empeño a figuras cercanas a la obra del maestro como Conchita Fernández, María Teresa Linares, Norma Suárez, Trinidad Pérez y jóvenes investigadores que hoy forman parte de la dirección de la Fundación.

Dentro de sus líneas de trabajo está la editorial, con más de 90 títulos publicados distribuidos en cinco colecciones, las cuales llevan el nombre de: Fernando Ortiz, La fuente viva, Surco, Perfil libre y Archivo de la palabra, así como una publicación bianual, ya emblemática, que es la revista cubana de antropología Catauro, con temas relacionados con la sociedad actual. Con más de 20 años en circulación, esta atesora el acervo de la cultura nacional, caribeña y latinoamericana.

Desde el principio, Catauro ha sido un sitio para el debate científico sin escamotear ninguna línea de trabajo. Su proyecto editorial también incluye los ya populares mapas etnográficos en forma de plegables que registran la presencia en Cuba de los factores africanos, las culturas hispánicas, el mundo de los árabes y otros grupos étnicos como los judíos, los alemanes, los italianos, los franceses, los caribeños, los chinos, los coreanos y todos aquellos pueblos que han contribuido, con un aporte significativo, a la idiosincrasia multicultural del país; encontrándose en proceso de elaboración el plegable dedicado al legado haitiano.

La Fundación, que igualmente asume como lema el de Don Fernando: «ciencia, conciencia, paciencia», se dirige a la difusión sistemática del pensamiento contemporáneo cubano, y ofrece un espacio para la confrontación y el intercambio a pensadores, teóricos y especialistas nacionales y extranjeros que indagan en distintos aspectos de la creación popular, las ciencias sociales y la cultura en general.

Ofrece también cursos intensivos a estudiantes foráneos que se interesen por el amplio espectro de la cultura cubana, particularmente en el terreno de la antropología, la historia, los saberes populares y el folclor.  

Sobre temas cruciales de la problemática social de la Isla, la Fundación convoca anualmente, además, a seminarios. El Premio Catuaro Cubano se entrega con idéntica frecuencia a figuras que hayan desarrollado un trabajo sobresaliente en el terreno de las ciencias sociales o a obras que hayan visto la luz en ese año y alcancen notoriedad por el calado profundo de sus propuestas.

Del mismo modo se otorga aleatoriamente el Premio Internacional Fernando Ortiz a aquellas instituciones o personalidades que con su obra hayan marcado un punto de inflexión en los estudios antropológicos o históricos, ya sea en Cuba o en el extranjero.

Una ambición del ejecutivo de la Fundación, y particularmente de su presidente Miguel Barnet, es la de integrar jóvenes egresados de la Universidad de La Habana, sobre todo de la carrera de Historia, en los avatares de la institución y lograr que se identifiquen con el legado de Don Fernando Ortiz y sus contemporáneos, así como la de todos aquellos que hayan dejado una huella indeleble en la vida cubana.  

Este año, durante la recién concluida 29na. Feria Internacional del Libro, con sede principal en La Cabaña, fue homenajeada la Fundación en la sala Nicolás Guillén con la presencia de Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro; Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas; el crítico y periodista Pedro de la Hoz, así como colaboradores e investigadores que a lo largo del cuarto de siglo transcurrido desde 1995 hasta 2020 han sido partícipes en su notable quehacer.

Fue en ese espacio donde Miguel Barnet —quien tuvo la oportunidad de conocer al antropólogo en sus últimos años de vida— afirmó que «si Martí decía que Domingo del Monte fue la persona más útil para la cultura cubana en el siglo XIX, yo creo que Don Fernando Ortiz fue el hombre más útil en el siglo XX, sobre todo en el terreno de las ciencias sociales».

Esta vez dentro de las novedades de la Feria se presentaron los cuatro tomos de La correspondencia de Fernando Ortiz, fruto del profundo trabajo de búsqueda, selección y análisis a cargo de la investigadora Trinidad Pérez, especializada en la vida y obra de tan ilustre personalidad. El epistolario comprende los períodos: 1920-1929 (Tomo I.- Bregar por Cuba), 1930-1939 (Tomo II.- Salir al limpio), 1940-1949 (Tomo III.- Iluminar la fronda) y 1950-1963 (Tomo IV.- Ciencia, conciencia, paciencia).

También como parte del más importante evento literario que se desarrolla en el país, en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, sede nacional de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), se presentó el número 36 de la revista Catauro, cuyo cuerpo central recoge ensayos sobre la vida cubana, sus entornos menos conocidos, el imaginario cotidiano y la cultura popular, entre otros temas (la herencia musulmana en la cultura cubana, por ejemplo).

Vale destacar que hasta el venidero 23 de febrero, el público puede acceder en el recinto ferial del Vedado, sede de los jóvenes, en la Feria Internacional del Libro de La Habana, al estand de la Fundación Fernando Ortiz, donde encontrará sus valiosas propuestas editoriales.

 

El número 36 de la revista recoge ensayos sobre la vida cubana y la cultura popular, entre otros temas.

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